UN IMPULSO II

2 0 0
                                    

Léela completa en: https://amzn.eu/d/4M6O2av

Pequeño Ulric, Pequeño Ulric – susurraba Mimí mientras apretaba con el dedo la mejilla del niño dormido. – Tienes que despertar ya, tengo que enseñarte las cosas básicas – dijo mientras tiraba de las sábanas. – además en pocas horas la hermana Kat necesitará la habitación.

El niño se incorporó y comprobó que a su lado ya no estaba Karenet.

― Se ha despertado hace un rato y se ha puesto a hacer sus rutinas. Tranquilo que volverá. Me ha pedido que te enseñe el lugar así que venga levanta, que yo también me tengo que preparar, miau – sonrió mientras se ponía unas orejas de gato – ¿Te gusta? Es mi uniforme.

Ulric se levantó y Mimí pudo hacer la cama.

― Este lugar es conocido como el Pléyades, uno de los mejores burdeles de la Zona Roja – se sentó en el suelo Mimí y el niño la imitó. – La entrada principal da al bar, que es el lugar de espera de los clientes. Detrás de la barra están las escaleras que llevan a la primera planta, donde están las mujeres más caras. Después hay otros dos pisos más, con las correspondientes habitaciones. El edificio tiene forma de rectángulo y el centro es un patio de luces con jardín. Ahora al salir lo verás – se recogió el pelo con una cinta muy mullida – La despensa, la cocina y el comedor están abajo, pero solo se puede acceder desde el primer piso. Así evitan que los clientes pasen a esa área, que es solo para nosotras. – se ata el cascabel al cuello. – Bien, la mujer que te ha recogido por si no lo sabes se llama Karenet, pero todas la llamamos hermana Kat, por tres razones: primera, es de las que más rango tiene; segunda, por su religiosidad y tercera, porque realmente es como una hermana para todas. Por otro lado, la propietaria es llamada Ma, cariñosamente, sobre todo porque no le gusta que la llamen por el nombre. Ni tampoco Madam a no ser que sean los clientes.

Mimí se levantó y arrastró al chico fuera de la habitación. Le enseñó los alrededores, el patio de luces, como llegar a la despensa y al comedor, de paso Ulric pudo comer. La chica le explicó quienes vivían en cada habitación y que cada puerta tiene un grabado a gusto de la chica que vivía en esa habitación. Que ahora al principio haría bien en recordar que dibujo tiene la puerta de Karenet para que no se confundiera al entrar. Que tuviera ojo en no dejarse ver de noche por los clientes.

― Ma tiene muy mal carácter, si se entera que robas algo de la despensa mientras pasas la noche allí, te va a linchar. – comentaba volviendo ya al punto de partida – ¡Ah! Tienes que adaptarte a la rutina. Todas trabajamos desde que se pone el sol hasta que sale, durante el día somos libres de pasar el rato como queramos. Cada una hace lo que quiere durante ese receso. Muchas duermen o se dedican a alguna afición. Tenemos prohibido salir del Pléyades, sin el consentimiento de Ma, aunque Karenet suele ir por libre.

Ulric se paró frente a la puerta de la hermana Kat y pasó su pequeña mano por encima del relieve de la madera. El dibujo de la puerta representaba como un tigre había sido subyugado por un gato.

― Cada habitación está decorada al gusto personal, pero la hermana Kat... Tiene un gusto un tanto particular...

― Vaya, siento tener un gusto tan desaliñado – dijo Karenet apareciendo detrás de ellos. – Mimí, gracias por enseñarle el lugar a Ulric.

― Esto... No lo decía en serio lo sabes ¿verdad? – puso ojitos tiernos, a lo que la mujer le acarició la cabeza.

― Lo sé, ahora ve. Tienes cosas que hacer y Ma te está buscando, apúrate. – respondió y la chica se marchó. – Entra un momento Ulric. – el niño asintió.

― ¿Dónde fuiste? – habló por fin.

― ¿Verdad que no has hablado ni una vez con Mimí? – dijo dejando una bolsa en el suelo – Tendrías que comunicarte con los demás, sobre todo ahora que formas parte de esta gran familia. – le agarró de los hombros mientras se ponía a su altura – Mira que te he traído, ropa nueva para que puedas ponerte lo que quieras. He pensado que el blanco y el negro te favorecerían. – sonreía mientras sacaba la ropa y se la enseñaba. – ahora lo malo es donde la dejamos. No tienes habitación propia, y no puedo dejarla aquí por si algún huésped la encuentra...

― Déjala en la bolsa, me la llevaré al almacén. – dijo con algo de miedo.

― Convenceré a Ma de que te haga un lugar en el cual estar – le acarició suavemente la cabeza. – pero por ahora, tendrías que marcharte ya. Abriremos en breve, cuando oigas las campanas sonar. Podrás volver a subir aquí cuando sean las seis o siete de la mañana. – besó gentilmente la frente del niño y dejó un pequeño reloj de bolsillo en sus manos.

― Bien, me marcho al almacén. – sonrió tímidamente mientras apretaba el reloj.

― Así me gusta, que seas obediente. – le pasó la bolsa de la ropa – si te aburres puedes ir probándotela y mirar que te gusta y que no. O también puedes dormir otro rato más. – se quedó al lado de él en cuclillas para estar a su altura.

― ¿Mimí trabaja de lo mismo que vosotras? – se atrevió a preguntar con cierto temor en la voz.

― No, ella solo guía a los clientes desde las escaleras hasta la habitación de la chica que haya elegido. Mimí no hace esos servicios y, desde ahora, tú tampoco ¿entendido? – le dijo mientras se ponía en pie.

Ulric asintió y se marchó dirección a las escaleras que bajaban al comedor. Karenet se quedó en la puerta hasta perder al niño de vista.

Léela completa en: https://amzn.eu/d/4M6O2av

Los asesinos de Noir (Finalizada y Publicada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora