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- ¡Cariño! Ya essstoy en casa- canturreaba mientras abría la puerta del sótano.- Mira Ana. He pensssado que te debess de esstar aburriendo tú sssola aquí. Assí que te he traído una amiguita.
Travis dio un ligero empujón a la mujer que traía con él, esta cayó por las escaleras al resbalarse por el golpe.
- ¡Oh! Vaya, que torpe...- sonreía mientras bajaba lentamente las escaleras- essso te passsa por ir con taconesss.
- Por favor, perdóname... No me volveré a reír- se arrastraba la mujer intentando ponerse en pie. – Haré lo que me pidas.
- Mira Ana, te he traído otra víbora como tú. – levantó a la mujer agarrándole del pelo.- Deberíasss sser máss educada y pressentarte- la soltó frente a Ana.
- Soy...Soy- le temblaba la voz mientas permanecía con la cabeza en el suelo- Marta.
Marta alzó lentamente la cabeza para ver un enorme bulto de escamas enrollado frente a ella. Con un grito ahogado empezó a retroceder sin apartar la vista hasta pegar contra las piernas de Travis.
- Oh, no, no... Esssoss no sson modalesss. A nadie le gusssta que cuando le vean ssalgan corriendo. Y sobre todo porque vass a compartir habitación.
Entonces la mujer empezó a gritar por auxilio y ayuda. Eso hizo que Travis perdiera su humor y le tapara la boca con una cinta.
- Vess lo que hass hecho.- pateó a la mujer en el hombro- por esso odio a lass mujeresss, a la mínima gritan. Pero tú no eress assí. –se acercó al muro escamado que empezó a reptar hasta mostrar un cabeza del tamaño de una mesa mediana.- Claro que no. Tú no me traicionarasss nunca- acarició la escamosa cabeza de la serpiente.
La mujer horrorizada siguió retrocediendo hasta tener a mano la escalera por donde se cayó. Sin apartar la vista de aquella horrible escena de la serpiente gigante, fue subiendo lenta y silenciosamente los peldaños.
- Ana, juguemoss a un juego. – sonreía y cuando alzó la cabeza y vio a la mujer ya subiendo su rostro se tornó serio y con voz fría añadió.- No dejes escapar tu comida.
Marta se espantó en escuchar eso así que se apuró en levantarse e ir hacia la puerta, pero enfrente había aparecido una serpiente coral y notó como algo se le había caído encima. Temblando y notando como el sudor frío le recorría la espalda, giró la cabeza para ver como una anaconda había caído sobre sus hombros. Aguantó la respiración y después de tragar saliva se atrevió a alzar la cabeza, para encontrarse con la terrible escena de centenares de serpientes viviendo en las vigas del techo. Intentó gritar aun con la boca tapada. Sus ojos se abrieron y en un impulso por retroceder resbaló en el escalón.
- Te cogí. Essta vez no hass caído- la agarró Travis mientras su fría sonrisa se clavaba en ella- Qué hubiera passado ssi essta mala mujer te caía encima- sostuvo con cuidado a la anaconda que plácidamente se enroscó en su brazo.- Y bien... Marta, ahora que ssabess la ssituación en la que esstass. ¿jugamos?- comentó desligándole las manos.- ¿Qué noss podríamoss aposstar?- obligó a la mujer a sentarse en una silla que había.- ¡Oh! Ya sse... ssi tú ganass obtendráss tú libertad, pero ssi pierdesss... Sserásss la comida de Ana.
Travis le sacó la cinta de la boca indicándole que por mucho que gritara nadie la oiría. El hombre esperaba la respuesta de ella, a lo que se formó un silencio el cual puso aún más nerviosa a la mujer porque los sonidos de las serpientes reptando y el sisear inundaban el húmedo y tibio sótano. Miró a su alrededor y tras tragar saliva, aunque ya notaba que tenía la garganta seca y le brotaban lágrimas de los ojos, preguntó:
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Los asesinos de Noir (Finalizada y Publicada)
Mystery / ThrillerConsiga la novela completa en Amazon: https://www.amazon.es/dp/B0B15BQVD9#detailBullets_feature_div Sintiéndose traicionado, Geef decide buscar venganza. Tras establecer las bases de su negocio, crea un grupo de asesinos llamados "Noir" los cuales u...