REAPARECE RAY, O YA NO...

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― ¡Jefe! Master – dijo un hombre que casi se tropieza con su propia bata mientras le intentaba alcanzar por el pasillo. – Menos mal que le he podido alcanzar.

― ¿Y tú eres...? – arqueó una ceja.

Ah, sí, perdone. Soy del sector 9, laboratorio de reinicio. – se recuperó. – Venía a informarle de buenas y malas noticias. Si pudiera hacerme el favor de acompañarme.

― Está bien, aún tengo algo de tiempo – comentó mirando su reloj.

Avanzaron por los pasillos pasando por algunas compuertas de seguridad.

― Los cinco individuos que trajo no han soportado el entrenamiento, dos de ellos han perdido la cabeza, suicidándose, otros dos han caído en estado vegetal y el último ha sido "reseteado" de más, quedando un hombre adulto de cuerpo, pero mentalidad de un niño – le pasaba los papeles que contenían fotos y demás información.

Llegaron a una sala y tras ofrecerle una silla al hombre, el científico se puso a rebuscar en uno de los cajones del escritorio.

― ¿Y me traes para esto? Podrías haberme dado los papeles directamente – golpeó la mesa con su bastón.

― ¡No!, lo que realmente quería decirle es que el individuo que me trajo ya hace ocho meses si ha superado las pruebas. Ha sido un éxito dentro del laboratorio. – extrajo las hojas confidenciales y se las mostraba.

Hum... ¿Ray Collins? De que me suena – tamborileó en la mesa – ¡Ah! Ya, los laboratorios del profesor Collins, L.E.Collins, cierto, cierto... – observó con más ganas los papeles – si realmente era hijo suyo me creo que haya pasado las pruebas. Ese hombre estaba enfermo.

― ¿Enfermo, señor? – se inclinó curioso.

― No enfermo de salud, hombre. Digo enfermo de la cabeza, si supierais las cosas que le hizo a la hija. Y lo peor es que la mujer lo sabía y allí que estaban, fingiendo ser una familia perfecta. – se levantó – Por suerte, Crow se deshizo de todo y de todos. Nunca olvidaré los ojos del chico aquel día que lo recogí, no eran humanos. Era lo que el profesor Collins tanto deseaba y anhelaba. Y ahora es mío. – se paró junto a una sombría sonrisa – Vayamos a ver al sujeto "Ray"

― De inmediato, por aquí – indicó el camino por los estériles pasillos del edificio.

El científico se paró frente a una puerta muy diferente a las anteriores, esta era de plomo y muy gruesa, tuvo que ser abierta por dos robustos guardias que hacían de centinelas por los pasillos.

― Todo es por seguridad, aún se encuentra algo inestable, pero puede responder a ciertos impulsos o palabras. Hemos dejado el mínimo de recuerdos de los que poder beneficiarnos para que obedezca. – comentó mientras se extraía del bolsillo de la bata una especie de mando.

― Sí, vi que lo ponía el informe. Veamos como está.

La puerta se cerró tras de ellos y las luces del interior se encendieron. Al fondo de la sala estaba sentado Ray, atado de pies y manos a una silla. Tenía la cabeza agachada. Una pared de cristal los separaba de él. Master abrió la puerta para acercarse, aunque el científico no se lo recomendaba. Ray en sentir su presencia alzó la cabeza, pero lo que surgió de él no fueron palabras, sino más bien gruñidos, mientras forcejeaba con la silla y daba bocanadas de aire. Sus pupilas se habían dilatado.

― ¡Hola! – dijo mientras avanzaba un poco – Veo que no estas de humor, pero qué te parece si te digo que sé cosas sobre Susan.

De golpe se quedó quieto y su cabeza se volvió a inclinar. Parecía volver a sus cabales. Cuando alzó de nuevo la cara, volvía a mostrar humanidad.

― Susan – pronunció con la garganta seca.

― Así es, quieres encontrarla ¿no? – se acercó un poco más – Obedéceme, se obediente y yo te daré eso que tanto deseas.

― No está muerta, no estaba muerta – empezaron a correr lágrimas de sus ojos.

― No, no lo está. Todo lo que has sufrido valdrá la pena si aceptas mi ayuda.

― Sí, sí, lo que sea – respondió con el pulso acelerado.

― Así me gusta – sonrió – Dime ¿Cómo te llamas?

― Yo... yo me... – hizo una pausa y su cara cambió a asombro pues no lograba recordar nada de él mismo – No lo sé... ¿Quién soy?

― Eres Garou, de ahora en adelante responderás a ese nombre y a cambió de obedecerme te daré información sobre Susan. – se dio la vuelta para salir.

La silla rechinó ante el forcejeo de nuevo, esta vez sí logró soltarse, pero llevaba un collar para esas situaciones y en ver que se abalanzaba sobre el Master, el científico apretó uno de los botones del mando haciendo que el hombre se desplomara en el suelo inconsciente y acalambrado.

― Aún no sirve, está muy inestable – le pinchaba con el bastón – Parece que aún no le concuerdan las cosas. De ahora en adelante sigue con las terapias y procedimientos pertinentes, pero siempre dirigiéndoos a él como Garou. ¿Está claro? – dijo cerrando la puerta.

― Sí, señor – respondió el científico feliz por poder seguir su investigación – Mi equipo y yo no le fallaremos con él.

― Eso espero. – se marchó dejando tras éluna tétrica risa.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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Los asesinos de Noir (Finalizada y Publicada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora