Capitulo 2

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Peter

Estoy en mi apartamento y veo el folio que tengo en mis manos "Lissa Amelia Bosman Pamphili" tiene unos apellidos muy peculiares para ser una persona corriente. Lástima que tendré que matarla, me estaba empezando a caer bien.

-Egor, necesito que busques información de alguien - digo por el teléfono - te mandé su nombre, te esperaré en la línea.

-Solo dame un momento - escucho tecleando y un silbido sale de su boca.

-Lissa Amelia Bosman Pamphili, tiene 23 años, es recién graduada con honores de la carrera de Gestión empresarial y economía, tiene muchos cursos referente a economía, trabaja en la constructora Omega Home, trabaja en el área de contabilidad, va a una academia de baile todos los días por las noches y por lo visto no hace nada fuera de lo normal.

-Qué hay de su familia.

-Eso es extraño, tiene un apellido de la realeza Holandesa y el otro de la Nobleza negra pero es casualidad, su papá no existe pero tiene padrastro que es policía y su mamá también solo que trabaja como psicóloga forense.

-Mándame la dirección de su casa y de su trabajo - finalizo la llamada.

Hija de policías, mierda estoy en problemas tendré que matarla antes de que abra la boca, lo último que necesito es tener a la policía detrás de mí. Mañana le pongo fin a esto.

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Otra masacre más y eso me llena de rabia porque no sé quién está matando a mis hombres y quien está jaqueando mi sistema de inteligencia, estoy comenzando a creer que el traidor lo tengo adentro. Llamo al jefe de la mafia italiana para que me preste sus servicios, hace años nos hicimos aliados y desde entonces nos ayudamos entre sí, no le dije mucho por teléfono por si mi teléfono está interferido.

Llego al café donde está uno de mis hombres que anda vigilando a Lissa, al saber quiénes son sus padres no puedo darme el lujo de que abra la boca. Podría haberla matado y ya pero tengo ganas de jugar un rato.

-Dime todo lo que ha hecho - digo sentándome junto al que mande a seguirla.

-Salió de su casa a las 6:00am hacia el gimnasio, estuvo hasta las 7:20am hasta que se fue caminando en su trabajo, pasó comprando café con donas y está ahí en la empresa.

-Bien, puedes irte.

Él se va y yo me quedo viendo la empresa esperando que sean las 12:00 para verla no tan casualmente, reviso mi teléfono y reviso como va todo para quemar tiempo. Terminó todo y aún falta 40 minutos. Sin poder estar más tiempo ahí me dirijo a la empresa y pregunto por ella en recepción.

-Anna - dice saliendo del ascensor - ¿cómo estás? ¿Sabes quién me busca?

La recepcionista señala a mi dirección y ella voltea a verme y sonríe.

-Viniste a matarme para que no revele tu identidad ¿cierto? - dice acercándose.

-Acertaste - digo -no puedo dejarte viva.

-Es una lástima - dice con fingida tristeza - la próxima semana sale la nueva película de los avenger.

-¿Por qué usas gafas en el trabajo?

-La claridad de la computadora me afecta.

-Me parece que mientes - digo - tal vez tus ojos son como imanes que pueden atraer a cualquiera y por eso no quieres que los demás los vean.

Ella guarda silencio un momento y hace una pequeña sonrisa.

-Eso suena muy cliché - dice - pero me han dichos que mis ojos son muy hipnóticos, así que mejor hay que prevenir, una sola mirada puede llevarte a la muerte.

-Quizás - digo - me dejaste tu preciado título universitario.

Ella agarra el folio y lo queda viendo sin abrirlo confiando que su título está ahí.

-Gracias - dice - pensé que tendría que solicitar otro de reposición.

Se gira y le da el folio a la recepcionista y su vestuario me saca una sonrisa, anda un pantalón formal suelto color crema con una camisa corta de color café claro y sus zapatos son los mismos converse blancos, si no recordara el color de su ropa hubiese jurado que lleva la misma.

-¿Nos vamos a almorzar o seguirás viéndome?

-¿Por qué usas pantalones formales sueltos?

-Mis pantalones de poliéster algodón son cómodos para cualquier cosa.

-¿cómo qué?

Ella comienza a caminar a la salida y la sigo.

-Si alguien quiere matarme tengo agilidad para defenderme – dice con ironía - o para correr aunque no suelo hacer eso.

-¿porque alguien querría matarte?

-¿Por qué quieres matarme? - se detiene y siento su mirada.

-Porque sabes quién soy y no puedo permitirme eso.

-Entonces eso responde tu pregunta - dice siguiendo caminando hasta entrar a un Subway.

Ella entra y pide dos sándwiches sin preguntarme si yo quería o no. Nos sentamos a comer y algo me llena de curiosidad de esta mujer y no sé qué es.

-¿Qué haces en la empresa? - pregunto para romper el silencio.

-Te apareciste en mi empresa y me dirás que no investigaste que hago.

-Esa información no la pude encontrar, perdón - digo con falsedad.

-Tu equipo no es tan bueno como alardeas - dice con cierta burla - lavó dinero.

-Impresionante - digo con falsa impresión - con que eres una estafadora.

-Sí, descubriste mi secreto - dice bebiendo refresco - tu eres un mafioso peligroso que usa jeans, camiseta y tenis y yo soy una estafadora que usa pantalones de poliéster algodón.

Una carcajada sale de mi garganta, su ironía suena tan real que cualquiera puede creerle.

-Si tú eres un mafioso yo puedo lavar dinero y estafar una empresa.

-Entonces creo que somos unas personas muy malas - digo.

-Así parece - contesta.

-¿Qué haces en tu tiempo libre?

-Asesino personas – sigue burlándose - también bailo pero asesinar personas es mi hobbie.

-Con que una estafadora y asesina, eso no se escucha muy bien.

-Te impresionará saber cuántos billones pueden pagar por asesinar a alguien.

-No lo sé, yo no tengo necesidad de pagar para desaparecer a alguien, lo puedo hacer yo mismo.

-Es una lástima - dice con fingida tristeza - te iba a pasar mi tarjeta de presentación por si requerías mis servicios.

-Perdón por rechazarte pero si necesito ayuda te llamaré.

-Eres tan considerado - dice con voz falsa que me hace sacar una sonrisa.

-Eres una mentirosa y puede que eso me guste.

-Me siento alagada - dice levantándose - y me temo que tengo que irme, hay miles de dólares que tengo que lavar.

-Pensé que tenías un trabajo donde te pagaban billones.

-Sí, pero también tengo que cumplir con mi trabajo, no puedo hacerme millonaria de la noche a la mañana. Hasta los grandes criminales trabajan.

-Quizás tengas razón - digo sonriendo - nos vemos mañana, no lleves ropa blanca sería una pena manchar la prenda con tu propia sangre.

-Es un honor ser amenazada por uno de los mafiosos más temidos, pero tengo planes para mañana, el viernes tengo libre por si no tienes que matar a alguien o lo que hagas como jefe de la mafia.

Una sonrisa cubre mi rostro mientras la veo salir del restaurante, la inocencia y su ironía me causa gracia que se le permito que se burle de mí, termino de beber mi refresco, dejo un billete de $100 y me voy a trabajar con una estúpida sonrisa en el rostro.

SIETE SEGUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora