Desde otra perspectiva

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William salió del local con una sonrisa risueña en su rostro. Se sentía satisfecho, feliz y calmado, como si en vez de haber cometido una atrocidad, hubiese terminado de hacer un costoso y difícil trabajo que más adelante le beneficiaría significativamente. Aunque bueno, desde su perspectiva, eso mismo había hecho. Su plan iba avanzando, y ya había cumplido uno de los últimos planes que le quedaban. No le fue muy difícil en realidad, sus llantos de dolor y agonía no hicieron efecto en él en lo más mínimo. Después de todo, estas atrocidades las hacía por un bien mayor, el hallazgo científico más importante en la historia dela humanidad, ¡Un pequeño paso que convertiría al hombre en algo más allá de su entendimiento! Si todo iba bien, en dentro de poco habrían DIOSES poblando la tierra, en lugar de humanos. Pero claro, todavía faltaba experimentar y ver que beneficios podría traerle en realidad esa "energía emocional" y el alma humana.

A un par de metros de él, se encontraba su automóvil de color morado, en el que su compañero, la única "persona" en este mundo, a la que podía llamar "amigo" de manera sincera, lo esperaba pacientemente desde el asiento de copiloto

"Vincent... Hice todo lo que me pediste, el trabajo ya está hecho"

Dijo el hombre mientras abría la puerta del coche y se sentaba en el lugar del piloto para conducir el vehículo y marcharse lo antes posible de ahí. Su amigo imaginario, por su parte, rió con orgullo y comenzó a darle unas palmaditas en la espalda al Afton

"Bien hecho, amigo mío, bien hecho... Te dije que sería buena idea hacerlo. Solo piensa lo que pasará después de esto... Descubrirás los secretos de la inmortalidad, podrás compartir tus conocimientos con los hombres más poderosos del planeta, y convertirte en uno de ellos. Tu nombre quedará tallado en la historia, y lo mejor de todo será que nadie te olvidará jamás, porque con tu vida eterna, podrás recordarle al mundo quién fue el genio que halló la forma de vivir para siempre, generación tras generación..."

Felicitó el ente de piel morada y sonrisa inhumana denotando una gran felicidad y emoción en sus palabras. William, por su parte, no hacía otra cosa más que escuchar los halagos que le daba su amigo, sintiéndose sumamente feliz y querido con sus bonitas palabras

"Sí, Vincent. Todo esto es maravilloso. ¡Y todo gracias a ti! ¿Qué haría yo sin ti?"

Preguntó él haciendo una pregunta retórica que, supuestamente, no iba con la intención de ser respondida. Pero que de igual forma, Vincent decidió responder

"Nada, William, nada... Porque sin mí, tú no eres nada ni nadie, serías un simple gordo con sobrepeso que es incapaz de hacer nada bien"

Respondió la criatura dejándole bien claro a Afton el por qué había llegado tan lejos en su vida. Todo había sido gracias a él, SOLO gracias a Vincent. Nadie más

"Sí... Vincent, tienes razón"

Corroboró el hombre poniéndose de acuerdo con su amigo imaginario, a pesar de que claramente este lo estaba manipulando para manejarlo a su gusto. Así lo hacía desde que Will tenía diez u once años, y así iba a seguir haciéndolo por y para siempre. Pues a fin de cuentas, Vincent y William eran dos seres que se necesitaban mutuamente. Vincent siempre le daba ideas a William para progresar, y el Afton en cambio, le daba la comida que Vincent tanto necesitaba...

Pero, dejando eso de lado, prosigamos...

...

Pasaron unos días desde entonces. Y gracias al secuestro de los 5 niños, sumado al asesinato de una pequeña niña a las afueras del local, y a la muerte de un niño cerca de los contenedores de basura, el local se vio obligado a cerrar. Eso animó en cierto modo a William, quién se sentía bien al saber que gracias a él, ese inútil local había cerrado, encerrando a esos apestosos animatrónicos creados por Henry en su interior. Tiempo después, y aprovechando que el local estaba cerrado, el hombre fue una noche tormentosa a robar las piezas de los animatrónicos, quienes habían sido poseídos por las almas de los niños asesinados. Más tarde, esas mismas piezas las usó para conseguir remanente y darle vida a los Funtimes. Los nuevos animatrónicos que utilizaría para así obtener una nueva fuente de víctimas y almas humanas. Todo esto, como ya os podéis intuir, fue idea de Vincent. Unos días antes de la inauguración, William estaba trabajando exhaustivamente en su taller. Había acabado de construir a todos los animatrónicos, exceptuando uno: Circus Baby...

Y ahí se encontraba él, con la mesa de madera en frente suyo. Armando los trozos de metal, uniendo los cables, y programando todo para que la inteligencia artificial del animatrónico funcionase lo que debía de funcionar. Pero, a mitad del trabajo, alguien más apareció para molestarlo

"Papi... Papi, mira el dibujo. Papi, mira"

Dijo la pequeña Elizabeth acercándose a su padre para mostrarle el bello dibujo que le había hecho. William en ese momento se quedó en blanco. Él, desde siempre, desconocía cual era la forma adecuada de cuidar a un niño. Pero tampoco le interesaba saberlo. Porque el propio Vincent ya le diría que debía de hacer o no, así que... ¿Por qué preocuparse? Es tan fácil como recibir órdenes y efectuarlas, cualquier tonto podría hacer algo así

"Golpéale la mano y grítale que te deje en paz. Tu trabajo es más importante que ella"

Ordenó Vincent susurrándole al oído lo que tenía que hacer. Y sin poner ni un pero, William hizo exactamente lo que le ordenó al pie de la letra. Pero lastimosamente, aquello no fue suficiente para hacerle ver a Elizabeth que estaba perdiendo el tiempo con una causa perdida

"Agarra su dibujo, estrújalo, rómpelo, tíralo al suelo y písalo. Así sí conseguirás que se vaya"

Dijo la criatura morada esperando a que el Afton realizara exactamente eso. Y sí, eso mismo hizo. El hombre le arrebató el dibujo de las manos a su hija y se lo rompió en frente de ella. Y para terminar todo con broche de oro, al ver que la niña ahora intentaba (entre lágrimas de tristeza) recuperar su dibujo hecho añicos, Vincent tuvo una maravillosa idea...

"Pégale una patada. No te contengas, dale con todas tus fuerzas, sin miedo"

Pidió él con un tono macabro y psicótico. Y a pesar de lo enfermizo que sonó al decir eso, William, de la misma forma que lo hizo momentos atrás, no se la pensó dos veces y pateó a su pequeña hija en la cara con todas sus fuerzas, dejándola atontada y desubicada por unos cuantos minutos. Acto seguido, cuando ya recobró las suficientes fuerzas para levantarse, se dio media vuelta y huyó de la habitación a toda velocidad.

Y Vincent lo sintió... Esa rica y deliciosa sensación de ser alimentado... El dolor, la tristeza, la... AGONÍA que desprendía Elizabeth le daban vida. El sufrimiento de otros era lo que lo beneficiaba, y eso era algo que Vincent sabía muy pero que muy bien... Tenía que conseguir más, debía de garantizar su supervivencia. Si no conseguía más y más agonía de parte de los demás, iba a dejar de existir. Y eso era algo que personalmente le desagradaba mucho...

"Bien hecho, William. Tú haz lo que te pido y ya verás como todo... Va a salir... Bien, bien, requete bien... Confía en mí..."

...

"¡VINCEEEENT! ¡VINCEEEEEENT!"

Gritó lo poco que quedaba de William Afton mientras sentía un sufrimiento y dolor inabarcable. Su fuente de energía estaba siendo quemada, y su débil alma poco a poco estaba resquebrajándose. Eventualmente dejaría de existir, y nada ni nadie podría salvarlo. Pero, en su desesperación, lo único que le quedaba era gritar el nombre de su amigo a diestra y siniestra, para ver si, por lo menos, él podía recibir algo de ayuda antes de que su alma finalmente muriera...

Esa ayuda nunca llegó, pues Vincent ya lo había abandonado desde hace mucho... Mucho tiempo...

Más específicamente, desde hace tan solo unos 5 minutos...

Y al final, el espíritu de aquel asesino de los 80's fue finalmente derrotado. Y con ello, su alma no fue ni al cielo ni al infierno. No fue a ningún sitio. Simplemente...

Dejó de existir...

El multiverso de FNAF 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora