Clases de conducción

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"Vale, señorita... Em... Schmidt... Sí , Schmidt, inspire y exhale profundamente, mantenga la calma. Es solo un examen de conducción más del montón, no pasa nada si no lo logra completar a la primera, nadie consigue el carnet de conducción al primer intento"

Dijo el profesor de la autoescuela tranquilizando a la joven castaña para que esta no estuviese nerviosa durante su prueba de conducción

"Bueno... Es que... Esta no es mi primera clase... Es la... Creo que la número cinco... No, siete"

Respondió la chica mientras las gotas de sudor provocadas por sus nervios caían de su frente

"Oh... Vaya... Pues no te preocupes, he visto muchos casos de personas que consiguieron su carnet al décimo intento, no te sientas mal por tus fracasos del pasado"

Explicó el adulto convenciéndola de que todo iba a salir bien, y que esa sería la clase en la que finalmente conseguiría su tan deseada licencia de conducir... Ya os voy adelantando que esto no será así

"Vaya... ¿En serio?"

Preguntó ella con un tono de voz que denotaba su nueva e inquebrantable esperanza, la esperanza de que el séptimo intento iba a ser el que le daría la victoria

"No, la verdad es que nunca he visto un caso como el tuyo. Pero tranquila, el mundo es muy grande y seguramente habrá algún caso similar al tuyo. Tú mantén la calma y haz lo mismo que te enseñaron en la teoría"

Dijo él revelándole que todo aquello eran puras patrañas absurdas, y que en realidad, ella era la única pelotuda en el mundo que todavía no se sacaba el carnet. Pero bueno, dejando eso de lado, la joven adolescente tomó algo de aire, puso las manos en el volante, y se preparó para comenzar el examen de conducción. Aunque tenía algo de miedo, en su interior, todavía se veía capaz de completar la prueba, solo tenía que dar un salto de fe...

...

No, al final lo único que consiguió dar un salto de fe fue el vehículo en el que conducía, porque, de alguna manera inexplicable y seguramente Lovecrafteana, el coche terminó incrustado en la copa de un árbol. ¿Cómo llegó hasta ahí? No se sabe

"Bueno... Em... Intuyo que he suspendido el examen... ¿Verdad?"

Preguntó la fémina a pesar de que la respuesta a su pregunta era una bastante evidente y fácil de descifrar

"¿¡Qué si estás suspendida!? ¡Por el amor de Dios, en mi vida había visto a alguien tan estúpido y torpe como tú! ¡Más vale que tu querido papito pague el automóvil si no quieres estar en problemas! ¿Te quedo claro?"

Exclamó el profesor de conducción anonadado y hasta cierto punto ofendido por la torpeza de la chica a la hora de conducir. Apenada y triste por su reciente fracaso, la Schmidt regresó a casa cabizbaja. Momentos atrás, al comenzar el día, la castaña se había despertado más emocionada que de costumbre, le había prometido a su padre que ese día aprobaría el examen de conducción, y salió de su casa con una sonrisa que simplemente se podía describir como una de pura y extrema ilusión, misma la cual recorría todo su rostro de un extremo a otro... Lamentablemente, al volver a casa las cosas se habían invertido: Ya no estaba emocionada, y aquella sonrisa había sido borrada hasta ya no dejar rastro alguno...

"Agh... Es la séptima vez que suspendes... Y ahora más encima no solo pierdo dinero al pagarte las pruebas, sino también lo pierdo para enmendar tus accidentes y errores... ¿Sabes qué, Mary? A lo mejor esto te suena un poco mal, pero... ¿Y si te das por vencido?"

Comentó el señor Schmidt ciertamente cansado por los constantes fracasos de su hija. Y debido a ello, tomó la decisión de proponerle una idea que al principio, podía sonar algo pesimista, pero que, al analizarla más de cerca, resultaba ser bastante beneficiosa económicamente hablando

El multiverso de FNAF 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora