capitulo XXIII

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Despierto y aún siento que me duele el cuerpo pero no tanto como ayer, así que me quedo un rato meditando y aque tengo pereza y por los que veo leo ya se fue al trabajo.

Después de unos minutos decidí levantarme de esta enorme cama, entró al baño me cambio y bajo saludo a Nana y luego desayuno mientras que quedó pensando que esta monotonía me está aburrido quiero salir y disfrutar de este lugar que por afuera se ve que es hermoso.

También me gustaría ejercer mi trabajo quiero ser yo de nuevo, no quiero ser un mantenida pero tambien tengo que entender que hice un trato con el italiano.

Entro al gimnasio que tiene está mansión y empiezo a realizar mi rutina.

Luego de unas largas horas de realizar toda mi rutina, escucho los carros que que me informa que el italiano ya está aquí.

Lisbeth: buenas noches mi amor. Lo recibo con un largo beso y mis fosas nasales quedan inundadas por ese aroma tan exquisito.

Leonardo: buenas noches reina, cómo estás? Dice mientras me mete un apretón de nalga 

Lisbeth: bien mi amor, leo estoy aburrida.

Leonardo: se queda pensando y luego.  Vamos para unos de mis club, y ojo con llevarte un vestido corto.

Lisbeth: jaja claro que no, acaso no me conoces?

Leonardo: por qué te conozco te lo advierto y no quiere que yo arme un show y mate a el primero  que te voltee a ver controla tu vestimenta.

Lisbeth: idiota, quien te crees para decir que tengo que vestir, si quiero me vestido como se me de la gana y tú tienes que controlarte estás escuchado?

Leonardo: solo controlarte, vamos a darnos un baño para irnos.

LA MUJER DEL MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora