LA MUJER DEL MAFIOSO

capitulo XIX

Después de cenar subimos nuevamente a la habitación y veo como está la herida de Leonardo.

Leonardo: relájate no te preocupes ve aquí. Lo dice mientras me jala y me tira a la cama.

Lisbeth: oye ten cuidado que te puede lastimar.

Leonardo decide ignorarme y empieza a darme besos por todo mi cuello lo que se me pongas los bellos de punta. Siento como la calentura va aumentando en nosotros y por más que yo intenté parar no puedo ya que el sabe cuáles son mis partes mas sencibles.

Luego  de tantos besos por todas partes  Leonardo empieza a quitarme la ropa que siento que empieza a quemar y no puedo parar de gemir cuando siento que llega su mano a mis labios menos.

El italiano empieza a penetrarme de una forma salvaje como si no tuviera le hubieran  sacado una bala hace unas horas.

Y yo por más que trate de controlarme cosa que ya en este punto me es imposible así que solo decido disfrutar de tan maravilloso orgasmo que este me da.

Debido subirme arriba de Leonardo sin lastimarle  la herido le empiezo a besar el cuello y voy bajando lentamente dejando unos cuantos chupones así como el me los hace a mi sin tener compasión, luego bajo has su miembro que empiezo  a chuparlo como si de una paleta se tratara una paleta por deliciosa por cierto.

Mientras tanto Leonardo me sostiene mis rizos que a estás alturas no me importa si después me tardo 4horas definiendomelos pero cuando se trata de disfrutar esta paleta me importa muy poco como me coja de mi cabello. Hace una coleta con su mano y empieza a guiarme haciendo que sienta su miembro más profundo  sineto que me estoy ahogando  y el muy idiota sigue como si nada luego de unos segundos siento que algo espeso y caliente  empieza a bajar lentamente por mi garganta succiono el resto de las gotas que quedan  y luego caigo rendida a su lado.

Leonardo: que sexi te vez haciendo maravillas con esa boca mi amor.

Lisbeth: deja de decir eso. Le digo escondiendome en su pecho ya que a pesar de que ya lo hemos hecho me da un poco de vergüenza.

Leonardo: tienes porqué darte vergüenza mi reina te amo mucho.

Lisbeth: no hablemos más de eso yo también te amo. Cómo te sientes?

Leonardo: de maravillas y más que esa boca que hace milagros mucho mejor.

Lisbeth: idiota. Digo mientras voy al baño a quitarme todo el sudor.

Leonardo, también hace lo mismo y decimos acostarnos para dormir ya que me siento muy cansada.

Leonardo: mañana empiezas a entrenar y yo voy a resolver algunos problemas problemas  bueno.

Lisbeth: estoy de acuerdo con retomar los entrenos y no estoy de acuerdo con que vayas a resolver ningún problema hasta que te recuperes.

Leonardo: amor no te preocupes voy con mis guardias está si.

Lisbeth: por favor Leonardo cuídate si?

Leonardo: esta bien amor.

Luego de esa pequeña charla decimos ya dormir porque ambos estamos muy cansado