𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟗

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El relato de Kreacher

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── 𝕬 𝖑𝖆 𝖒𝖆𝖓̃𝖆𝖓𝖆 𝖘𝖎𝖌𝖚𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊,Soleil despertó sobresaltada debido a empujones insistente.

—Sol, levántate —la zarandeó Hermione. La muchacha, apenas consiente, se removió en su saco de dormir—, Harry no está, Sol.

Apenas pudo conectar las palabras de Hermione su cerebro automáticamente se terminó de despertar. Se levantó rápidamente con la vista nubla y los oídos medio ensordecidos.

—Estaba aquí anoche —escuchó a Ron hablar a lo lejos, seguramente buscando a Harry.

Salió de la habitación caminó por el rellano y subió por las escaleras, el piso frio bajo sus pies descalzos literalmente quemaba. Con la respiración agitada se asomó a uno de los cuartos, afligida. Harry no pudo haberse ido en medio de la noche, mucho menos alguien pudo haber entrado a la casa ¿verdad?

Es imposible.

Se convenció a sí misma. O al menos lo intentó.

—¡Harry, Harry! —escuchó a Hermione en la planta baja.

Con el corazón en la garganta se volvió hasta el segundo rellano, donde habían dormido Ron y Harry la vez anterior. Asomó la cabeza y, el armario abierto y las sábanas revueltas. Alguien había registrado la casa después de que la Orden la abandonara. Pero ¿quién? ¿Tal vez Snape, o quizá Mundungus, que había robado muchas cosas de esa casa antes.

Es imposible que alguien haya entrado en la casa. Imposible.

Se volvió a convencer.

—¡Harry ¿Dónde estás?! —llamó ella en voz alta.

Esperó.

Esperó que él respondiera, pero la voz del muchacho jamás llegó a sus oídos.

Aterrada con la idea de que alguien pudo haber entrado a la casa subió la escalera hasta el último rellano, donde sólo había dos puertas.

—¡Harry! —gritó Ron desde el segundo piso.

Escuchó pasos apresurados por la escalera y se volvió preparada para defenderse.

—¿Nada? —preguntó Hermione con voz agitada sosteniéndose del pasamanos.

Suspiró, aliviada de ver a la chica detrás. Negó.

—¡Harry! —volvió a llamar.

Caminaron ambas por el pasillo, Soleil se dirigió a la primera puerta donde había una placa que rezaba «Sirius». Empujó la puerta y se mantuvo alerta.

—¡Harry! —gritó ella cuando vio al chico en un rincón de la habitación de pie.

—¿Qué ocurre? —preguntó el chico volviéndose sobresaltado.

Se oyeron pasos fuera, y Hermione irrumpió en la habitación.

—¡Nos hemos despertado y no sabíamos dónde estabas! —jadeó la chica. Volvió la cabeza y gritó—: ¡Ya lo hemos encontrado, Ron!

La irritada voz de Ron resonó varios pisos más abajo:

—¡Me alegro! ¡Dile de mi parte que es un imbécil!

—Harry, haz el favor de no desaparecer así —reclamó Soleil con semblante severo— ¡Nos has asustado! Pero ¿por qué has subido aquí?

En la habitación había una cama muy ancha con cabecera de madera labrada, una alta ventana tapada con largas cortinas de terciopelo y una araña de luces cubierta de polvo, en cuyos soportes todavía quedaban cabos de vela de los que colgaban gotas de cera reseca. Una fina capa de polvo cubría también los cuadros de las paredes y la cabecera de la cama, y una telaraña se extendía desde la lámpara hasta lo alto del gran armario.

𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora