El soborno
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── ☼ 𝕾𝖎 𝕶𝖗𝖊𝖆𝖈𝖍𝖊𝖗 𝖍𝖆𝖇𝖎́𝖆 𝖘𝖎𝖉𝖔 𝖈𝖆𝖕𝖆𝖟 𝖉𝖊 𝖊𝖘𝖈𝖆𝖕𝖆𝖗 de un lago lleno de inferi, Soleil tenía la seguridad de que la captura de Mundungus le llevaría unas horas a lo sumo, así que ella, Hermione y Ron se sentaron en uno de los sofás polvosos de la casa; Harry pasó toda la mañana rondando impaciente por la casa. Sin embargo, el elfo no volvió esa mañana, y tampoco por la tarde. Al anochecer, Soleil estaba desanimada y nerviosa, y la cena, que consistió en un pan mohoso al que Hermione intentó sin éxito hacer diversas transformaciones, no logró mejorar su estado de ánimo.
Kreacher tampoco regresó al día siguiente, ni el día del cumpleaños de Soleil, ni al otro. En cambio, dos hombres ataviados con capa aparecieron en la plaza frente al número 12, y allí se quedaron hasta el anochecer, sin apartar la mirada de la fachada que no veían.
—Mortífagos, seguro —dictaminó Ron, mientras los cuatro amigos los espiaban desde las ventanas del salón—. ¿Creen que saben que estamos aquí?
—Lo dudo —respondió Soleil, aunque parecía asustada—. Si lo supieran, habrían enviado a Snape a capturarnos, ¿no? Yo ya he cumplido la mayoría de edad.
Harry a su lado se volvió para mirarla casi ofendido por la falta de interés por su fecha de cumpleaños.
—Es cierto... ¿Creen que Snape entró en la casa y la maldición de Moody le ató la lengua? —preguntó Ron.
—Me parece que sí —contestó Hermione—; de lo contrario, habría podido decirles a sus compinches cómo se entra, ¿no opinan lo mismo? Seguro que están vigilando por si aparecemos. Al fin y al cabo, saben que la casa es de Harry.
—¿Cómo lo...? —se extrañó Harry.
—El ministerio examina los testamentos de los magos, ¿recuerdas? —inquirió Soleil— Por tanto, deben de saber que Sirius te dejó esta casa en herencia.
La presencia de aquellos mortífagos incrementó la atmósfera de amenaza en la casa. Además, los chicos no habían tenido noticias de nadie que estuviera fuera de Grimmauld Place desde que vieran el patronus del señor Weasley, y la tensión empezaba a notarse. Ron, inquieto e irritable, se dedicó al fastidioso ejercicio de jugar con el desiluminador que llevaba en el bolsillo; eso enfurecía sobre todo a Hermione, que mataba el tiempo estudiando los Cuentos de Beedle el Bardo y a quien no le hacía ninguna gracia que las luces se apagaran y encendieran continuamente.
—¿Quieres estarte quieto? —gritó la tercera noche de aquella larga espera cuando, por enésima vez, se apagaron las luces del salón.
—¡Perdón! ¡Perdón! —se disculpó Ron, y volvió a encenderlas—. ¡Lo hago sin darme cuenta!
—¿Y no se te ocurre nada más útil con que entretenerte?
—¿Cómo qué? ¿Acaso leer cuentos infantiles?
—Dumbledore me legó este libro, Ron...
—Y a mí me legó el desiluminador. ¡Le habría gustado que lo utilizara!
Soleil y Harry cruzaron miradas, hartos de sus constantes discusiones, salieron de la habitación sin que ninguno de los dos se diera cuenta.
—El encierro les está afectando —murmuró Harry cuando se dirigieron a la escalera con intención de bajar a la cocina.
—No son los únicos ¿me equivoco? —preguntó Soleil con voz serena mirándolo de reojo.
—... No —murmuró Harry, aunque parecía frustrado—. Comienzo a perder la cabeza, estoy convencido de que Kreacher aparecerá en cualquier momento.
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𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ⁴
Fanfic⁂¿𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐒 𝐋𝐄𝐈́𝐃𝐎 𝐋𝐀 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀 𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐄𝐋 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎? ¡𝐷𝑖𝑠𝑓𝑟𝑢𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑓𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑺𝒂𝒈𝒂 𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓! ⚠ 𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎 𝑃...