¿Cómo sigues adelante cuando el dolor te consume y la culpa te ahoga?
Clara Clark vive atrapada en un abismo de sufrimiento y dudas. Un accidente del pasado, que no causó ella pero no puede demostrar, ha marcado su vida de manera irreversible. La cu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Clara
Otra vez estoy aquí, escribiendo a las tres de la madrugada.
Nadie sabe que estoy escribiendo un libro. Marcus dejó el tema, creo que se le olvidó con todas las cosas que pasaron.
Escribir me apasiona muchísimo tanto así, que ya estoy terminando el primer borrador. Quién lo diría, yo una chica normal que nada le apasionaba, que no tenía metas en la vida, finalmente está haciendo algo bueno por su propia vida.
Empezar a escribir me ayudo de cierta manera a mejorar un poco como persona, pero fuera de todo y adentrándonos en mi historia, se me hace difícil darle un final a mi libro.
Marcus tenía razón, cuando una persona encuentra lo que en verdad le gusta hacer se le sale de control.
Por mi parte empecé a escribir pensando que era una idea loca, luego me di cuenta de que me gustaba muchísimo escribir y darle mi versión de cómo fue mi historia.
Sí, estoy escribiendo un libro con mi historia. Estoy escribiendo todo lo que pasó en mi vida.
Termino de escribir el capituló y apago la compu, lo dejo al lado de mi cama para luego comenzar a contar ovejas a ver sin me duermo.
𑁍 𑁍 𑁍
—¡Buenos días!— escucho una voz masculina hablarme, pero igual la ignoro y sigo durmiendo.
Gruño y agarro una almohada para ponérmela en la cara.
—Joder, Marcus. Tú sabes que yo te quiero muchísimo, pero por favor ¿Puedes salir de mi habitación y dejarme dormir?— espeto cansada.
—Creo que ya dormiste lo suficiente, Clark. Son la una de la tarde.
¡Santa madre!
Retiro la almohada de mi cara y abro mis ojos, lo primero que veo es a Marcus sonriéndome.
—¿Qué hora era cuando te acostaste a dormir?— me preguntó con el ceño fruncido.
—Temprano— miento descaradamente.
Cuatro de la mañana no era una hora para estar despierta, pero cuando la inspiración llega, no hay quien la frene.
—¿Por qué será que no te creo?— Marcus entre cerró los ojos con la típica mirada de que sospechaba algo.
—¿Ahora no le vas a creer a tu novia?— me hice la indignada.
—No es que no te crea. Es que te conozco y no sabes mentir, señorita Clark.
Me encojo de hombros.
—Bueno...—busco otra excusa—. Me quedé dormida a las cuatro de la mañana viendo unas películas.
—Lo sabía, Clark. Sabes que no te puedes dormir tan tarde— me reprende besando mi frente.
—Lo sé, pero tú sabes que no te tienes que preocupar por mí.