Rescatando al Titán Speakerman | Skibidi Toilet

Capítulo 8

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El sol ya estaba desapareciendo. La ciudad se bañaba con el rocío nocturno, bajando gradualmente la temperatura.

Era una noche tranquila, silenciosa, donde a penas un pequeño grillo se dejaba escuchar, oculto entre los viejos escombros.

Sin embargo, el pequeño grillo detuvo su canto, cuando el suelo comenzó a sacudirse levemente. El temblor se hizo más fuerte a la vez que el ruido de unas fuertes pisadas se avecinaba.

El insecto se esfumó con rapidez, junto con otros pequeños animales que se sintieron perturbados por la ferocidad con la que aquel ser surcaba su camino.

Se movía a tal velocidad que el viento silbaba a su paso, y dejaba una fuerte ráfaga detrás suya.

Algo de lo que S-T1 en ese momento no era consciente, y en realidad, ni siquiera sabía hacia donde se dirigía, no tenía ningún destino al que ir, en su caótica mente no había lugar para pensar en nada de eso.

Se había cegado por momentos, y sólo se limitaba a seguir el impulso de sus piernas que lo llevaban hacia adelante. No sabía cuanto tiempo había pasado, ni cuanto se había alejado.

Se sentía entumecido de nuevo, si debía sentir cansancio o dolor en alguna parte, no lo hacía. Sólo sabía que tenía que correr, correr hasta que...

Hasta que...

De repente una nueva sensación extraña le hizo despertar de su pequeño trance, y por primera vez en bastante tiempo, se detuvo. Respiró profundamente en sucesiones rápidas para tratar de enfriar su estructura, que aún seguía quemando por dentro.

Finalmente enfocó mejor su visión, y vio que la ciudad había desparecido, la vista se había reemplazado por un enorme azul oscuro frente suyo, el mar.

Miró hacia sus pies, y se dio cuenta que la mitad de sus pantorrillas estaban sumergidas en el agua. 

Las pulsaciones habían disminuido, era capaz de escuchar el leve golpeteo de las olas sobre la playa, el único sonido que se escuchaba ahora. Los animales se habían ocultado y si no fuera por ello, la ciudad estaría inundada en un silencio sepulcral.

El golpeteo en su pecho se aminoró, dejandolo finalmente escuchar con plenitud sus alrededores. Ahora sus respiraciones eran lentas, y se inclinaba levemente hacia adelante, apoyando sus manos en sus piernas.

Miro hacia diferentes direcciones y se dio cuenta de que no sabía donde estaba. Nunca había visto ese lugar, o al menos su memoria no era capaz de ubicarlo.

Llevó su vista al suelo, y con un suspiro se dejó caer para sentarse en la arena, dejando sus pies dentro de la orilla.

Su cabeza seguía agachada, observando la espuma blanca pegarse a su ropa, desapareciendo a veces, y volviendo de nuevo.

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Llevó sus manos a su rostro, sus pensamientos comenzando a fluir junto al mar, uno tras otro, reviviendo el desastre que había ocurrido tan solo hace unos segundos.

La adrenalina ya estaba abandonando su sistema, estaba relativamente fuera de peligro, por lo que su mente finalmente, de verdad, tuvo un descanso, la sensación de alerta constante estaba desapareciendo y ahora le permitía ver las cosas con más claridad.

Ahora tenía un momento para pensar, procesar mejor...lo que estaba pasando.

El primer recuerdo que tenía presente, eran sus compañeros speakermen, mirándolo desde la lejanía, una punzada distante de tranquilidad, que después se desparecía cuando era opacada por los demás recuerdos amargos.