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ⁱ ﹋﹋
—... Adiós Suni.
Con sus manos terminó de tapar aquel hoyo que hizo, suspiró al saber que no había vuelta atrás, debía seguir si quería sobrevivir, miró por una última vez lo que en algún momento fue su hogar hecho pedazos.
Salir de ahí no fue un problema, saber que tenía que enfrentarse a los humanos fuera del lugar sería un verdadero reto... En especial si no sabe dónde está HyunSu o Jisu.
Arrastró los pies entre las calles llenas de escombros, se sentía tan extraño a su alrededor, podía sentir las cosas de una mejor manera, incluso oírlas. Podía oírla la más mínima respiración, cómo la de ahora... Un suave quejido resonaba en sus oídos, no estaba tan lejos, así que se encaminó hasta encontrar el cuerpo de un monstruo.
Lo reconoció al instante, era el mismo del edificio, él que los atacó en el estacionamiento.
—¿Cómo has llegado hasta aquí? —se preguntó a sí misma, mirando los múltiples disparos en su cuerpo. Estaban lejos del edificio.
Se agachó para acariciar su cabeza del monstruo, al fin acabo... También fue un humano.
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—Disculpen...
El grupo de hombres se giró abruptamente al oír el pequeño susurro de una mujer, rápidamente bajaron sus armas al ver a una indefensa jovencita detrás de ellos.
—Es solo una chica —dijo uno de los mirándola de pies a cabeza.
—Estoy buscando la base de los militares... ¿Alguno de ustedes viene de ahí? —Seulki avanzó hasta ellos mientras quitaba su cabello sucio de su rostro.
El grupo de 4 hombres se miraron entre ellos, claramente compartiendo la misma idea.
—No, pero hemos oído hablar de ellos... Ahí es a donde vamos, si quieres... Puedes acompañarnos —el mayor apoya su arma en su hombro, oyendo la risa de su grupo.
—¿En serio? realmente se los agradezco, no he visto a nadie desde que todo esto inicio.
Seulki camina junto a ellos, percibiendo sus asquerosas emociones hacia ella, eran 4 hombres, todos altos y fuertes. Estaba más que claro sus intenciones con ella, una joven herida y desprotegida era suficiente para descargar sus necesidades masculinas con ella.
—Tranquila bonita, junto a nosotros llegarás sana y salva...
Siguieron caminando entre las calles en ruinas, donde sea que miraras... Todo estaba destruido... Y a Seulki comenzó a darle mucha hambre.
—¿Pasan la noche aquí? —murmuró mirando con atención el refugio, era pequeño y estaba bajo el puente, hecho de escombros y calaminas.
—Por supuesto linda, afuera no es seguro de noche.
El chico más joven deja en el suelo un par de conejos que habían atrapado al salir en busca de provisiones.
—¿Tienes hambre?
En menos de lo que canta un gallo, Seulki admiraba como el conejo era asado en el fuego frente a ella, tratando de ignorar los susurros de los 4 hombres, supo que no había vuelta atrás cuando la pequeña puerta se cerró.
Seulki dejó de mirar al conejo para fijarse en ellos.
—No tratarás de huir ¿O si?
—¿Por qué huiría de mi comida? —la castaña se puso de pie, dejando que los hombres se miraran confundidos.
Seulki no hizo más que sonreír, acercándose a ellos, se veía tan pequeña frente a ellos que nadie podría imaginar que ella era la cazadora y esas son sus presas.
—Gracias por alimentarme.
—¿Qué?
La sangre salpicó por el rostro de los otros tres, horrorizados vieron cómo la cabeza de su líder rodaba por el suelo.
Y así fue como el pequeño refugio terminó siendo un lugar lleno de sangre, Seulki sació su hambre así que tomó todo lo que necesitaba, incluyendo las armas y salió del lugar.
Aunque no se fue lejos, se sentó entre los escombros, el monstruo ciego rondaba por su alrededor, mientras que Seulki cepillaba su cabello para atarlo en una trenza, viendo cómo los primeros rayos de sol iluminaban su ciudad.
—¿Escuchas algo? —dijo girando hacía el monstruo, quien agudizó sus orejas al oírla.
Seulki se bajó de la roca y se puso frente al infectado.
—Escúchame bien, eres el único que puede oírlos... Así que usa tus tontas orejas para algo —con un pequeño empujón hizo que cayera.
No entendía el porque no le hacían nada, ahora si tenía idea, pero antes de estar infectada... Nunca se acercaron para lastimarla. Suspiró mientras se sentaba en el suelo con tierra y abrazaba sus rodillas.
Todo parecía una pesadilla, deseaba tanto volver al momento en que entró a "Hogar Verde", sus amigos, sus vecinos... HyunSu, los extrañaba a todos.
Sus fosas nasales sintieron un olor familiar, demasiado que se puso de pie al instante y miró en todas las direcciones. Había alguien que se dirigía al lugar de donde salió.
—Son ellos.
Dijo tomando las armas del suelo y comenzó a correr hacía "Hogar Verde", si los encontraba... Quizás encuentre a HyunSu.
Le tomó algo de medio hora en llegar, no dudo en bajar, notando a una camioneta afuera de los resto del edificio, sus ojos brillaron y una sonrisa se formó en su rostro al ver a Jisu en la camioneta, estaba viva. Ni siquiera pudo dar dos pasos cuando oyó a EunYu soltar gemidos de dolor, intercalo miradas entre Jisu y el edificio, luego saludaría a su amiga.
Caminó rápidamente hacia la entrada, en donde pudo ver a EunYu siendo golpeada por un militar
No dudo ni un segundo en tomar el subfusil y dispara al aire, haciendo que los de la camioneta suelten un grito mientras se cubrían, pero su atención estaba fija en el militar, quien no soltó el cabello de EunYu.
—Suni...
Susurró la pelinegra, aunque no quería admitirlo, quería abrazarla y decirle que la extrañó.
—Suéltala o tu sangre pintara el suelo —dijo apuntando entre sus costillas, un dispara exacto y dejaba que muera lentamente.
El militar se volteo hacia Seulki—. ¿Suni? Que pequeño es el mundo...
Seulki aflojo su agarre al oírlo, lo miró atentamente, acercándose lentamente a él.
—No creí que te encontraríamos de nuevo, experimento cero.