Certeza

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Una continuación inmediata al oneshoot anterior: Andrew va a por comida mientras su hermana se queda en la habitación y se encuentra con la camarera por la que antes estaban discutiendo.



Después de que Ashley finalmente se hubo convencido (al menos de momento) de que Andrew no iba a abandonarla por la primera chica atractiva con la que se encontraran, Andrew decidió salir a comprar algo para comer tras decidir que se quedarían un día más en aquel motel. Era más decente que los que habían visitado por el momento (nadie había intentado matarlos mientras dormían) y no sabía cuándo encontrarían un sitio así de nuevo. También influía que Ashley le había hecho pucheros para convencerlo de que se quedasen y que se hubiera dormido encima suya mientras veían una película en la televisión la noche anterior.

De una u otra manera, Ashley siempre lograba convencerlo de que hiciera lo que quisiera.

El plan era no alejarse mucho del motel, ir al restaurante más cercano, comprar algo para llevar, volver con Ashley antes de que pensara que la había abandonado y comer. Simple. Casi rutinario. 

Al menos hasta que, tras pedir algo barato en el primer restaurante cutre de comida china que encontró, mientras estaba esperando por su pedido, una persona se le acercó por detrás.

Al principio no la reconoció. Era una joven guapa, de más o menos su edad, ojos azules, pelirroja, sonreía con amabilidad. Tal vez más amabilidad de la normal. —Hey, soy Marta. Te atendí el otro día en la cafetería, ¿Recuerdas? ¿Te has dejado a tu novia en casa?~

La chica rió suavemente por su propia broma. Andrew decidió que no tenía gracia, pero sonrió por cortesía. Ahora que lo pensaba bien.. Sí que le sonaba un poco.

... Su hermana tenía razón en lo de sus pechos.

—En realidad es mi hermana. Estamos de ruta hacia el norte, siguiendo la carretera hacia la casa de mis primos. ¿Llevas mucho tiempo viviendo aquí?— La mentira salió de sus labios con naturalidad: había vivido mucho tiempo con sus horribles padres fingiendo prácticamente a diario. Tal vez al final sus padres si que le enseñaron algo, aunque fuera de forma indirecta. Se aseguraría de agradecerles cuando los viera en el infierno.

La hasta entonces desconocida, Marta, ladeó la cabeza, curiosa. —Oooh, joder, lo siento, pero, parecíais tan cercanos... Bueno, debe ser agradable tener un hermano con el que hacer un viaje, ¿Sabes? Yo soy hija única. Y... llevo como tres meses en esa cafetería, no es el trabajo de mis sueños, pero me da para vivir, no como una reina, claro, pero teniendo en cuenta como está el mercado laboral, fue la primera...—

Andrew desconectó de la conversación. Parecía el tipo de chica a la que le gusta hablar mucho sobre nada, había conocido a un par así. "Un hermano con el que compartir todas tus cosas", había dicho. Si que compartía muchas cosas con Ashley, incluyendo una larga lista de cargos delictivos bastante serios... Y muchas más cosas. Al final, Ashley era una parte importante de su vida. Todo lo que había hecho por ella, todas las relaciones que había abandonado por ella, las veces que había cancelado todo por ella, las horas y horas que había pasado con ella... ¿Siquiera había un Andrew sin Ashley? ¿Quería que existiera un Andrew sin Ashley?

No sabía qué sería de su vida si de repente Ashley no estuviera. Tal vez realmente tendría que seguirla hasta el más allá si muriera, juntos hasta en el ataúd.

Andrew miró al dependiente tras el mostrador: no parecía tener prisa ni que su comida fuera a estar lista pronto. Mientras tanto, Marta seguía parloteando sobre su paso por la universidad o algo así. —... Pero no hay apenas trabajo, así fue como terminé aquí. Pero la renta no es tan cara, ¿Sabes? Y conozco a gente nueva, de entre los turistas a veces hay algunos que no parecen asesinos en serie. A no ser que seas un asesino, claro. Ah, ¿Creo que no me has dicho tu nombre?—

Marta apenas si había parado a respirar, aún así no parecía dispuesta a seguir con su monólogo sobre cómo terminó siendo camarera en un pueblo de paso al lado de la carretera. Si hubiera seguido, tal vez Andrew ni siquiera hubiera tenido que verse obligado a participar en la conversación y todo. —Marcos, Marcos Hover. De todas formas, no deben haber muchas personas de nuestra edad por aquí con quienes charlar, ¿No? Debe ser algo aburrido estar rodeada de viejos...—

La chica se acomodó un rizo y asintió con la cabeza. Algo en su actitud le daba una apariencia... vulgar. No sabía si era la forma en la que estaba inclinada, resaltando su busto, o lo cerca que estaba, pero... —Tienes razón, pero, oye. Al menos te he conocido a ti, ¿No?~

La pelirroja le guiñó un ojo, coqueta.

Andrew agradeció a Dios que su hermana no le hubiera acompañado, seguramente ya le habría clavado un cuchillo, en mitad del restaurante mientras gritaba. Casi parece que puede ver la escena pasando en su cabeza.

Hasta aquel momento había ignorado casi por completo los acercamientos de la chica: su forma de mirarlo, la forma en la que se relamió el labio inferior, como jugueteaba con su cabello, su cercanía... Pequeñas señales que había dejado pasar por alto por estar pensando en Ashley y su relación.

La consideró durante unos instantes. No es que Marta fuera fea, todo lo contrario, y aún así... No podía sentirse atraído. No era porque le faltara cuerpo, ni porque su actitud fuera especialmente desagradable (aunque, joder, podría hablar un poco menos), no, había algo que faltaba, algo que no tenía. Algo estaba... Fuera de lugar.

Mientras que descubría que era, rió de forma falsa.

—Jaja, muchas gracias. Eres muy amable.— Intentó ignorar sus acercamientos fingiendo estar despistado. Marta no se dio cuenta, o no quiso darse cuenta. Tal vez estaba realmente desesperada y la población masculina del pueblo era peor de lo que Andrew había imaginado.

 Ashley habría pensado que simplemente era una zorra.

—No lo digo por ser amable, Marcos...~

Andrew fijó sus ojos en Marta y se mantuvo en silencio durante unos segundos. Apretó los labios hasta formar una tensa línea.

—"¿Marcos?"— El dependiente finalmente le llamó. Tenía una bolsa en la que estaba la comida que compartiría con su hermana. Andrew caminó hacia el mostrador, pagó la comida y le hizo un gesto de despedida a Marta con la mano, dirigiéndose hacia la puerta. —Oh, ¿Tan pronto? Si quieres te puedo dar mi número o algo.—

Andrew negó con la cabeza mientras se alejaba, sin voltearse a mirarla. —No puedo, tengo novia. Pero gracias.—

Mientras caminaba en dirección al motel, la sensación de comprensión no desapareció de su mente.

Claro que sentía que algo le faltaba algo.

No es como si fuera algo novedoso, o como si no hubiera perdido más oportunidades anteriormente por exactamente la misma razón. Era el mismo motivo por el que le había pedido a su exnovia que se hiciera una coleta, y era el mismo motivo que hacía que se sintiera solo aunque compartiera su cama con alguna chica. En realidad, era el principal motivo de todos sus quebraderos de cabeza.

Podía negarlo tanto como quisiera, fingir que no era cierto, tal vez haber coqueteado con la chica intentando forzarse a actuar como se supone que tenía que actuar, como había hecho en el pasado con sus ex, pero eso no haría que las cosas fueran diferentes. 

Tal vez iba siendo hora de que lo aceptara, en lugar de buscar excusas como las pesadillas o su deber fraternal.

Andrew entró en la habitación del motel con la comida en mano. Una sonrisa apareciendo en su rostro al ver a Ashley sana y salva viendo la televisión. Ni siquiera se quejó cuando su hermana casi lo desequilibra al lanzarse a abrazarlo. La culpa apareció solo de forma residual en su mirada cuando respiró profundamente con Ashley en sus brazos. La tensión que había acumulado en su cuerpo durante su encuentro con la camarera se desvaneció.

Otra certeza apareció en su cabeza: Andrew Graves iba a ir al infierno, sin ninguna duda.


Oneshoots - The Coffin of Andy and LeyleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora