Las Aventuras de Andrew y Ashley

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Andrew toma las riendas de la situación y deja en claro (de nuevo) que Andy está muerto.


Estaba hecho. Sus progenitores ya no estaban más para intentar separarla de su Andy. Ya no tendría que escuchar a la zorra de su madre haciendo insinuaciones sobre cómo era una carga para su hermano (como si Andy tuviera que ocuparse de alguien más), o sobre lo "mal de la cabeza" que estaba, o sobre cómo era una decepción.

Le habría gustado reírse de ella un poco más, alargar el momento de su muerte y hacerla suplicar porque la perdonara, tal vez haberse restregado de forma más sugestiva contra su hermano para romper su espíritu, pero el pacto le había quitado ese pequeño placer. Una vez se llevó sus almas, no dejó más que dos cascarones vacíos, no era divertido torturarlos si no estaban realmente ahí.

Y por otro lado, no parecía que Andy estuviera tan animado como ella con como las cosas habían resultado.

Eso... le dolía. No le había hecho un espectáculo porque en el fondo sabe que Andrew tenía razón con lo de no alertar a los vecinos.

Ashley pensaba que después de haberse deshecho de sus padres las cosas irían a mejor. Que su hermano sería mucho más... Cariñoso. Libre. Pero no. El mayor de los Graves había hecho el trabajo sucio con facilidad, de forma mecánica, como si no estuviera desmembrando los cuerpos de las personas que los habían traído a este mundo, sino a un par de animales. A ver, para Ashley lo eran, pero no era el tipo de actitud que esperaba de su Andy.

Nada de echarle la culpa por haberle obligado a hacerlo, nada de lloriqueos, nada de... Nada. Y en su definitivamente saludable cabeza, Ashley se hacía una idea de por qué estaba actuando así.

Lo había escuchado hablar con su madre hacía ya un par de horas, cuando estaba atada en el sótano junto al inútil de su padre. Le había propuesto que podían darle la vuelta a la situación, que aún había un futuro posible para Andrew. Para el solo, por supuesto, un futuro sin Ashley. Sin tener que seguirla en sus planes, sin que sus novias recibieran amenazas de muerte, sin que tuviera que cancelarlo todo porque su hermana estaba "teniendo una crisis".

Él se había negado. Y eso llenaba su corazón de calidez, hacía que su vientre se sintiera extraño. Podrían ser los resultados de haber consumido carne humana, pero no, no era eso. Andrew la había elegido a ella. Tendría que estar feliz, y lo estaba cuando bajó por las escaleras y se arrimó a su hermano para atormentar a su madre en sus últimos momentos de vida. No había nada que pudiera superar esa sensación que se adueñaba de sus labios para hacerla sonreír, que la hacía sentirse mareada como si hubiera bebido más de la cuenta, y que la hacía tararear mientras cocinaba la carne de sus padres.

Pero la actitud de Andrew era... Insoportable.

Ashley volvió a la vida cuando su hermano le habló. —Deberíamos probar el amuleto, ahora que lo hemos... "recargado". No estaría de más echar un vistazo a nuestro futuro.— Acababan de limpiar toda la casa. No había ni una sola prueba de que los hermanos habían estado allí, bueno, además de las calaveras de sus padres en la chimenea. Tendrían que deshacerse de eso.

Habían terminado por sentarse juntos en el sofá, descansando después de la sesión de limpieza que se habían pegado. Estaban cansados, en parte debido a la malnutrición fruto del tiempo que habían pasado en aquella absurda cuarentena. Ashley sonrió. Tal vez Andrew no lo había pensado, pero en parte era como estar en familia una vez más: ella, él, y los cráneos de sus padres. Al fin podían ser una verdadera familia feliz.

Si tan solo Andy no estuviera en modo reflexivo...

—¿"Deberíamos"? El amuleto sólo funciona para mí. ¿Qué quieres hacer, dividirlo en dos? No creo que funcione si hacemos algo así...—

Oneshoots - The Coffin of Andy and LeyleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora