LA OPERACIÓN
Matías
No lograba captar su voz, solo el estruendo del metal al golpear. Me invadió el miedo y, posteriormente, reinó el silencio. Experimentaba un terror abrumador. La mera idea de perderla me sumía en un abismo de vacío, soledad y desesperación. Ella es mi joya más preciada, mi universo entero. Solo pensar en su pérdida provoca una opresión en mi pecho, como si mi corazón se estrujara.
- ¡Yaqui! - grité - amor, por favor contesta! - mis lágrimas amenazaban con salir de mis ojos no por favor, ella no.
- Jefe, el jet sale en 30 minutos - me dice Samuel, mi asistente - tenemos 15 minutos para llegar, todo está listo, - asiento con la cabeza y al llegar a la puerta de salida suena mi teléfono, es mi hermano.
- Alfredo, por favor, dime que estás con ella, dime que está bien!
- Matías, voy con ella en la ambulancia, llevaba el cinturón de seguridad, pero el carro quedó destrozado, tiene varias fracturas...-
- El carro es lo de menos, estoy en camino, llegaré pronto. - lo interrumpo
Cuelgo el teléfono y procedo a subir al coche para dirigirnos al aeropuerto. Al llegar, ingreso al avión privado. Tarda una hora en llegar, pero para mí se siente como una eternidad.
Al llegar al hospital, inmediatamente pregunté por ella. Sus hermanas ya estaban allí, sus padres también, todos juntos en una vigilia tensa, esperando ansiosos cualquier actualización sobre su estado de salud.
- Familiares de Yaqueline Monroe - dice una doctora.
- ¡Nosotros! - nos levantamos y decimos al unísono.
- El impacto fue en el lado del conductor, resultando en múltiples fracturas en su lado izquierdo. En este momento, ella está en cirugía. Una de las costillas se fracturó y está peligrosamente cerca del corazón. Necesitamos operar de inmediato para prevenir cualquier daño adicional. Les informaré tan pronto como su estado se estabilice. - Luego se giró y se dirigió de nuevo al quirófano.
Permanecimos en la sala de espera durante horas interminables. Nadie podía ofrecernos ninguna actualización, solo podíamos seguir esperando. Mis suegros estaban angustiados, derramando lágrimas y orando fervientemente por la salud de Yaqui. Son personas de profunda fe.
Cada minuto se sentía como una eternidad, y mi mente no podía evitar imaginar el peor de los escenarios. En medio de todo esto, Elena se acercó y me envolvió en un abrazo reconfortante:
- Matías, ella saldrá adelante. Es fuerte y tiene una gran voluntad de vivir- me asegura Elena, con una mirada que transmite una tranquilidad inesperada.
- No quiero perderla, Elena. Ella significa mucho para mí- le contesto, bajando la mirada y pasando mis manos nerviosamente por mi cabello desordenado.
Ya han pasado tres horas desde que la doctora nos actualizó sobre el estado de Yaqui. Sus padres habían ido a buscar café para todos cuando recibí una llamada de Alfredo:
- ¡Hola hermano! ¿Han dado alguna noticia? - Su voz evidenciaba preocupación por el accidente.
- No, solo sabemos que está en quirófano - le respondí. Mi hermano se encontraba en la comisaría, intentando identificar al responsable del accidente.
- Hemos revisado las cámaras de seguridad y sí, muestran un Ford Fusión 2020 negro. El problema es que no tenía placas. He enviado a equipos aéreos y terrestres para buscarlo. Encontraron el auto cerca del río, pero estaba vacío. He mandado a mi equipo para que lo analice, pero, Matías, ella corre peligro.
- Gracias, Alfredo. Por ahora, mantengamos esto solo entre nosotros." Me quedé horrorizado al escuchar sus palabras. Sentí como si mi alma abandonara mi cuerpo y un escalofrío recorriera mi piel. Me levanté del sillón donde estaba sentado y fui a preguntar por alguna actualización sobre su estado, pero no me dieron ninguna información. Mi ansiedad estaba escalando. Carly entró por la puerta y me ofreció un vaso de agua. Lo tomé y bebí, pero era inútil. No podía dejar de pensar en cómo estaría mi princesa. De repente, escuchamos una alarma y vimos a todos los médicos y enfermeras correr hacia el quirófano donde estaban operando a Yaqui.
Todo parecía moverse en cámara lenta y un presentimiento oscuro se apoderó de mí. Dejé caer el vaso al suelo. "-¡Por Dios, no, no te la lleves!-" grité, corriendo hacia el bullicio. Carly intentó detenerme, pero en un solo movimiento me liberé. Mis lágrimas caían mientras temía lo peor. Al llegar a las puertas corredizas, un doctor me detuvo. Me lancé hacia adelante, pero me quedé paralizado al verla allí, tumbada en la camilla con el pecho descubierto y los médicos intentando reanimarla con un desfibrilador. Su corazón había dejado de latir. En ese momento, lo único que llenó mi mente fue la imagen de nosotros dos y nuestro futuro juntos, un futuro que parecía lejano y doloroso. Los guardias de seguridad llegaron y, sacándome de mi trance, me llevaron de vuelta a la sala de espera. Me dejé caer de rodillas al ver a Elena y Carly llorando, abrazándose entre sollozos.
Las lágrimas caen por mis mejillas al recordar la escena, todos apartándose de ella, intentando reanimar su corazón. Es injusto lo que ella está viviendo, no se lo merece. Nunca ha hecho daño a nadie, es una mujer fuerte e independiente. Pero verla ahí, tan vulnerable, y no poder hacer nada, me llena de frustración y tristeza.
Después de lo que pareció una eternidad, vimos a los médicos salir. Uno de ellos llevaba el desfibrilador y varios tenían manchas de sangre en sus batas. Cuando todos los médicos y enfermeras habían salido, un doctor emergió de la sala de emergencias.
- ¿Familiares de Yaqueline Monroe?

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INTRUSO
Roman pour AdolescentsEste es un relato apasionado y cautivador que gira en torno al poder del deseo y el placer. La historia sigue a dos individuos cuyos caminos se cruzan en el momento menos esperado, generando una conexión intensa y profunda. Sin embargo, la felicidad...