- "¡Hazlo del otro lado, Cloe!" - ordeno, riendo entre dientes.
- "¡Eh! No me trates así, sé que estás recuperándote del accidente, pero eres muy autoritaria" - responde Cloe, juguetona, mientras se deja caer en el sofá a mi lado. Ambas soltamos carcajadas por la situación. Como no podré asistir a las coreografías debido a mis fracturas, estoy ayudando a Cloe a practicar. - "Es terrible no poder compartir esto contigo. Me hubiera encantado que llegáramos juntas a este sueño que hemos tenido durante los últimos 4 años." - dice, tomando mi mano y mirándome con ojos de cachorro.
- "Lo sé, Cloe, pero como yo no puedo, tienes que hacerlo por las dos." - Le hago un guiño y bajo la mirada, sonriendo.
Continuamos practicando cuando suena mi celular. ¿Un mensaje? Lo abro y...
Desconocido
"Te estoy viendo"
Lanzo el celular en un movimiento rápido, Cloe me mira atónita y pregunta.
- "¿Qué pasa?"
- "Él, él..." - me quedo sin palabras y solo puedo señalar el teléfono.
Cloe lo toma y lee el mensaje.
- "¿Cuándo empezó esto, Yaqui?" - pregunta, confundida. Puedo notar un matiz de miedo en su voz.
- "No lo sé, honestamente no lo recuerdo. Unos días antes del accidente recibí un mensaje de un remitente desconocido, pero pensé que sería un anuncio, como esos de spam, y lo borré."
- "Plop" - suena de nuevo.
Cloe deja caer el teléfono en el sofá, su rostro refleja terror, está paralizada. Lo recojo y veo que es una foto mía en la oscuridad, - "¡Pero qué demonios!" - exclamo. Es una imagen mía, masturbándome con mi vibrador morado, es la noche antes del accidente. Miro a Cloe y está asustada.
- "Yaqui, habla con Alfredo de esto, estás en peligro, amiga. Yo no..."
- "¡Toc, toc!" - el sonido de la puerta interrumpe a Cloe, saltamos debido a la tensión.
- "Ya voy, un momento."
- "¡Toc, toc!" - es muy insistente.
Voy a abrir la puerta y es el conserje del edificio, con un ramo de flores. Lo tomo y le agradezco. El ramo consta solo de rosas blancas y en el centro una rosa roja, pero esta está seca. Y tiene una nota que dice:
"Tuviste suerte esta vez, preciosa.
La próxima no te escaparás"
Tiro la nota al suelo y corro a agarrar el teléfono, Cloe va a preguntar al conserje sobre quién envió las flores, pero no puede darnos una descripción. Llamo a Alfredo.
Inmediatamente le informo a Matías, les cuento todo. Alfredo realiza el informe y en menos de un día ya nos están interrogando.
Mi amiga está aterrada, ¿cómo es posible que me estén espiando de esa manera y casi me maten?
Deciden ponerme bajo vigilancia las 24 horas y tengo guardaespaldas que me acompañan hasta para ir al baño. Todo es un momento de estrés, ya no puedo tocarme en mi propia casa.
Matías y yo llegamos a una conclusión; como mi vida está en riesgo, no trabajaré hasta que esté a salvo.
Así que solo me dedico a la escuela y a la casa, a mejorar mis fracturas y a lo que pueda hacer en el apartamento.
Tiempo después
Termino de arreglar el apartamento y solo falta ir a la consulta que el doctor me había programado con traumatología. Me dirijo a la ducha, abro el grifo caliente y lo ajusto para entrar a la regadera. Dejo que el agua caiga sobre mi espalda, tengo un espejo frente a mí, y puedo observar mi cicatriz en el pecho, una operación que me devolvió a la vida, pero con la misma duda, ¿quién?
Me visto y me dirijo al médico. Matías vendrá a buscarme, así que tomo un taxi. Una patrulla nos sigue. Llegamos al hospital y me entregan los resultados: todo va muy bien. Solo me cambiaron el medicamento por si siento dolor.
Al salir del hospital, Matías ya me está esperando afuera. Lo abrazo y le doy un beso en la mejilla. Me abre la puerta con una sonrisa y un guiño.
- "¿Qué te dijo el médico, cariño?" - me pregunta, tomando mi mano izquierda y besándola.
- "Solo me recetó medicamento por si siento dolor. Todo salió muy bien, puedo volver, en parte, a mi vida normal." - le respondo con una sonrisa pícara y una mirada insinuante.
- "¿Ah, sí? ¿Y qué planeas hacer al respecto?" - me mira de reojo y me siento tentada a aceptar su desafío.
Suelto su mano y la lleva al volante. Me quito el cinturón de seguridad y empiezo a besarle la mejilla, mientras que con mi mano derecha acaricio suavemente su miembro por encima del pantalón. Llevo mis labios a su lóbulo derecho y muerdo suavemente. Es entonces cuando empiezo a sentir la erección que le estoy provocando. Él gime un poco, sube los cristales tintados y enciende el aire acondicionado. Bajo por su cuello, dejando besos a mi paso.
- "Extrañé mucho esto" - le digo al llegar a su pecho, mirando sus ojos que están fijos en el camino. Dejo de acariciar su evidente erección y empiezo a tocar su pecho. Bajo y le desabrocho el cinturón, bajando su bragueta, dejando su miembro a la vista. Empiezo a masajear de arriba a abajo, cuando me inclino para empezar a saborearlo. Poco a poco subo y bajo, al mismo tiempo que hago ligeros círculos con mi lengua. Me ayudo con mi mano para que disfrute del momento. Me inclino más para que llegue hasta el fondo de mi garganta, lo que hace que me quede sin aliento al tenerlo en lo más profundo de mi boca. Después de unos minutos, siento su líquido caliente llenar todo mi paladar. Escucho cómo hace un gemido de placer y eso hace que mi cuerpo se caliente.

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INTRUSO
Teen FictionEste es un relato apasionado y cautivador que gira en torno al poder del deseo y el placer. La historia sigue a dos individuos cuyos caminos se cruzan en el momento menos esperado, generando una conexión intensa y profunda. Sin embargo, la felicidad...