El plan estaba meticulosamente dispuesto. Matías y el detective Moisés maniobraban en secreto, fuera del alcance de Lambordini. Me sentía ansiosa, incierta de si todo saldría según lo planeado.
El día se desvanecía, consciente del esfuerzo que realizaban para protegerme, decidí preparar algo para comer para los presentes en la sala. Salí a la tienda y vi a Cloe, tambaleándose, acercándose en dirección opuesta a la mía.
- ¡Qué fortuna encontrarte! Intenté contactarte hace unos días - me dijo con alegría.
Habían pasado dos días desde las audiciones, a las que no pude asistir debido a los recientes acontecimientos. Sin embargo, supe que Cloe había hecho un excelente trabajo y que ahora era una de las seleccionadas.
- ¡Me has encontrado! Voy a comprar algunas cosas al mercado, ¿me acompañas? - no respondió, simplemente se giró, me tomó del brazo y cruzamos la calle. Mientras caminábamos, me contaba con entusiasmo todo lo que los entrenadores le habían dicho y cómo había mejorado. Entramos al estacionamiento y escuché una sirena, provenía de una patrulla. Nos miramos y giramos para ver hacia dónde se dirigían. Solo pasaron unos segundos cuando escuché disparos. Cloe gritó y la vi caer al suelo. Todo parecía moverse en cámara lenta. Giré mi cabeza hacia ella y la vi tendida en un charco de sangre.
- ¡Cloe! - grité, soltando un llanto desgarrador. Escuché más disparos, abracé a Cloe, que yacía inconsciente en el suelo, y dirigí mi mirada hacia donde provenían los disparos. Vi una sombra acercándose y de repente, una bolsa de tela cubrió mi cabeza. - ¡No, suéltame! - comencé a forcejear, mi corazón latía con fuerza, pero no por mí, sino por mi amiga. - ¡Cloe! - logré gritar, antes de sentir un golpe contundente y perder la conciencia.
Despierto con los ojos vendados y sin poder moverme. Todo a mi alrededor es oscuro y el olor es desagradable, como el de una alcantarilla. No puedo escuchar ningún sonido y mi mente comienza a divagar. Me siento terrible por haber arrastrado a Cloe a esta situación. No sé si está viva o muerta, y eso me parte el corazón. Me preocupa pensar en Matías, mis padres y todos los demás, seguramente están preocupados y llorando.
De repente, una voz ronca me saca de mis pensamientos. Me llama "princesita" y me pregunta si tengo hambre. Su tono me hace retorcer el estómago.
- ¡Te mataré en cuanto tenga la oportunidad, maldito desgraciado! ¿Por qué a ella? ¿Por qué mi amiga? Ella no tiene nada que ver en esto - digo con rabia, pero recibo una bofetada que hace girar mi cabeza.
- ¡Cállate! A mí no me importa nada ni nadie, y menos si se interponen en nuestro camino. Eres mía, siempre lo has sido. Mis pensamientos te pertenecen, muñequita. Mis noches en vela, mis baños calientes, cada orgasmo que he tenido, todo te pertenece. Y ahora estamos juntos.
Escucho cómo sale de la habitación. Mi rostro arde por la bofetada que me ha dado ese despreciable. ¿Suya? No soy suya y nunca lo seré. Mis pensamientos pertenecen a Matías, o eso es lo que creo.
No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado. Me traen comida, pero he perdido la noción de los días y las horas. Tengo mucho miedo. Escucho las mismas conversaciones, diciendo que deben deshacerse de mí. Cada noche escucho esa voz que siempre me llama "muñequita" y me tumba en un colchón. Me toca y se sube encima de mí una y otra vez. Lo único que me mantiene adelante es saber que volveré con mi familia, pero ¿cuándo?
Al despertar, me doy cuenta de que estoy acostada en el colchón y sin estar atada. Mis muñecas duelen. Me siento en el borde de la cama y me quito la venda de los ojos. Todo está oscuro, excepto por una línea de luz amarilla que indica una posible salida. Mi curiosidad es demasiado fuerte y, a pesar del dolor en mis piernas, me levanto y me sostengo de lo que parece ser una mesa. Camino apoyándome en la pared. No hay ventanas, no hay nada, solo una puerta. Echó un vistazo y escucho voces a lo lejos. Abro la puerta lentamente para averiguar qué me espera. Miro a izquierda y derecha y veo a dos hombres encapuchados caminando hacia el pasillo iluminado. Mi respiración se acelera. "Vamos, Yaqui, puedes hacerlo. Tienes que escapar de aquí", me digo a mí misma. Camino hacia el pasillo oscuro, esperando que me lleve a una salida. Después de unos 20 minutos de caminar, escucho pasos acercándose.
- Espero que no se hayan dado cuenta - aceleró el paso y miro a lo lejos una luz que sale desde el techo, escucho agua a lo lejos - ¿estaré en una alcantarilla? espero que encuentre la salida – me digo a mí misma mientras camino hacia la luz con prisa.
- ¡Ahí está! - miro hacia atrás y son dos hombres que corren hacia mí, trato de correr lo más que puedo, llegué a una pared, pero había dos caminos izquierda o derecha. Giro a la derecha, sigo corriendo y el agua se escucha aún más cerca; no corto el paso y veo un destello de luz a lo lejos, me encamino hacia él, mis pulmones se sienten cansados, mis piernas pesan, me siento mareada. Al llegar al reflejo de luz, comienzo a seguirla, me topo con el sonido de un río, parece ser que es aquel que se encuentra al otro lado de la ciudad, en un pueblo poco transitado.
- ¡Si, si! - corrí a prisa, al llegar a la orilla, miró hacia abajo, la caída es de más de 8 metros - ¡No puede ser, Maldición! - grité, miro hacia atrás y las voces se escuchaban más cerca, el agua corría en una cascada, pero tenía que intentar, mis piernas, mis manos, mi cuerpo estaban cansados, pero no quería regresar de nuevo a eso - Debo saltar, ¡vamos Yaqueline, sabes nadar, no pasa nada! - respiro profundo y mis pies comienzan a temblar, me acerco a la orilla y siento como me toman de mi blusa, me dejo caer y siento más peso, al abrir los ojos es uno de los hombres, enderezo mi cuerpo para caer en picada, él solo se dispone a gritar, tapó mi nariz y siento como el agua fría recorre mi cuerpo, me hundo poco a poco, pataleo y muevo mis manos para subir; doy una bocanada de aire al salir a la superficie, y trato de nadar hasta la orilla, hay palos y hojas flotando a mi alrededor, pero sigo nadando, cuando me jalan de mi pie y me hunden, miró hacia abajo y es el hombre, le pataleo para que me suelte, él sigue peleando para no soltarme, mi mano sale del agua y logró tomar un palo delgado, dejo que me siga hundiendo, contraigo mi abdomen y es cuando encajó el palo en su pecho, todo se llenó de un rojo vivo, me solté de su agarre y salí lo más rápido que pude, tomé aire de un golpe, me ayude de mis manos para llegar a la orilla.
Desperté llena de lodo, el sol estaba encima de mí, mi cuerpo estaba hacia abajo y mis manos estiradas, me volteé como pude, y con la energía que me quedaba me arrastré hacia los árboles más cercanos, traté de ponerme en pie y caí.
- ¡Ya no puedo! - mi cuerpo ya no aguanta, mis ganas de seguir adelante ya se habían esfumado, miré al cielo y estaba muy azul, miré al agua y veo el cadáver del hombre que está boca abajo. - Lo maté - me quedé en shock, mi cuerpo reaccionó ante su ataque, tenía que defenderme, era él o yo; tantas justificaciones pasaron por mi mente, pero no quitaban el hecho de que asesine a alguien, me solté en llanto, grité y grité hasta quedarme sin aliento.
Llegó la tarde, mi esperanza de que alguien apareciera se estaba esfumando, mis labios estaban secos, mi piel estaba agrietada, tenía mucha sed, pero no podía caminar, me sentía muy cansada, mis ojos se cerraron y mi respiración se iban apagando poco a poco.

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INTRUSO
Fiksi RemajaEste es un relato apasionado y cautivador que gira en torno al poder del deseo y el placer. La historia sigue a dos individuos cuyos caminos se cruzan en el momento menos esperado, generando una conexión intensa y profunda. Sin embargo, la felicidad...