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En el mundo de la medicina podías encontrarte con todo tipo de pacientes. Pacientes que llegan por una simple cortada hasta aquellos que llegan casi muriéndose.

Los días en el trabajo de Chishiya no eran para nada emocionantes. Sus padres le dieron el consejo de estudiar medicina; al principio pensó que era buena idea, había visto varias series y películas y creyó que era exactamente igual.

Grave error.

En sus prácticas salía completamente cansado y con ganas de vomitar por todos los olores que había soportado en el día.
Después de ellas, las cosas siguieron siendo iguales, llegaban niños recién nacidos que le vomitaban la bata, niños de preescolar que le pegaban por inyectarlos, y los más grandes, que lo maldecían por la mínima cosa.

-Tendré que lavarla otra vez. — Se quejó Chishiya. Un compañero que le hacía compañía soltó una risa al ver la bata, estaba llena de vomito que parecía ser leche.
-Sigo sin entender porque te gusto la pediatría.

Las jornadas de Chishiya seguían con el mismo aburrimiento de siempre, hasta que en su última hora de trabajo llegó un joven casi de su edad. Observó cómo se sentaba en la sala de espera, tenía varios moretones en su cara y se tocaba el brazo, se miraba desesperado.

-¡Chishiya! — Gritó un doctor que estaba por ahí, era de los más grandes en el lugar, todos seguían sus órdenes. El joven solo volteó a verlo, dándole a entender que tenía su atención. —Atiéndelo, eres el único que no está haciendo nada.

Con una cierta indignación, le hizo una seña al chico que estaba sentado y lo hizo meterse en su pequeño pero lindo consultorio. Estaba completamente limpio y en las paredes se miraban diplomas junto con posters del cuerpo humano bastante llamativos e infantiles.

-Bien, dame tus datos y cuéntame que ha pasado. — Dijo Chishiya con un tono cansado, realmente quería irse antes de tiempo a casa.

-Kuta Suzuki. — Soltó el paciente después de estar en silencio unos segundos. Chishiya conocía bastante bien ese nombre.

Kuta Suzuki, su novio de la preparatoria.

Si bien, no lo había reconocido por los golpes de su cara y por su falta de interés por atenderlo, la voz lo hizo reconocerlo al instante.

Chishiya mostró una cara de asombro mientras miraba a Kuta, tenía una sonrisa de oreja a oreja característica de él. Kuta también lo había reconocido.

-¿En serio no me había reconocido? Me siento indignado, doctor. — Hablo Kuta después de unos segundos incómodos, la sala en silencio estaba pidiendo a gritos que alguno de los dos hablara.

Chishiya no siguió esa conversación, a cambio, empezó a preguntarle por su vida, como había terminado en esa situación y que partes dolían más.
Algunas cosas estaban de más, pero él era el profesional.

-No contestó mi pregunta. —Volvió a hablar Kuta. Jugueteaba con sus manos en una forma desesperada de expresar la adrenalina que sentía en ese momento.

Si bien, los primeros amores son olvidados con el tiempo, el de ellos era diferente.

Kuta se le declaró a Chishiya en el último año de escuela. Fue justamente días antes de la graduación.

-Bien, Chishiya, déjame decirte que eres un idiota y que realmente me gustas mucho. Deberías de acompañarme a la
graduación. — Kuta había ensayado un día antes para saber que decir y no morir en el intento, cosa que no funcionó.

- DIAMOND - || Alice in borderland. [terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora