- DIAMOND - || Alice in borderland. [terminada]

extra - "profesional."

Kuta era la sensación del hospital. Era ese tipo de paciente que lograba colmar la poca paciencia de los doctores. Si bien, era joven, se la pasaba en el hospital por su salud delicada.

¿El problema?
Es que hacía un escándalo cada que le iban a sacar sangre.
Los gritos de Kuta se escuchaban en todo el hospital.

-Kuta, tenemos que tomar muestras de sangre. — Dijo uno de los enfermeros.

-¡No! — Todos los de ahí sabían el berrinche que iba a hacer, hasta cierto punto, ya les daba risa. —¡Me sacaron sangre la semana pasada, usen esas muestras!

-Kuta, prometemos que no va a doler.

Chishiya era el que iba a sacar esas muestras, los enfermeros pensaban que si un doctor lo hacía, podría tener más confianza y calmarse un poco.

Cosa que no fue así.

"Tiene cara de amargado" — Pensó Kuta al escuchar a Chishiya soltar un largo suspiro.

-Brazo izquierdo. — Chishiya estaba concentrado poniéndose los guantes que ni siquiera se tomó el tiempo de verle la cara a Kuta.

Lo hizo cuando notó que Kuta no siguió sus órdenes.

Era guapo, incluso si estaba totalmente pálido y pareciendo más un niño que un adulto; cosa que le pareció tierna a Chishiya.

                                            ♡

-¿Kuta? — Pronunció Chishiya, claro que lo conocía. Escuchaba como los enfermeros hablaban entre ellos diciendo lo difícil que era ese chico. Incluso algunos le tenían lástima por tener una salud delicada.

Eso era algo que odiaba Chishiya, la lástima que le tenían a Kuta.

El hecho de que todos creían que era jodidamente débil.

Y era obvio que Kuta conocía a Chishiya. Hasta cierto punto, le tenía miedo.
Las primeras veces en ese lugar pensó que era bastante atractivo.
Después de un tiempo, pensó que era el doctor más amargado que podía existir, no terminaba de procesar como era un doctor para niños.
Por eso cuando se enteró que era él quien iba a tomar las muestras trato de comportarse.

-¿Kuta? — Dijo Chishiya por segunda vez. Al ver que tenía su atención, continuó hablando. —¿Ese es tu nombre, cierto?

El otro ni se molestaba en contestar, estaba demasiado asustado por esa aguja que iba a pinchar su piel.
Estaba avergonzado por estar así con el chico que le parecía atractivo.