Desde Las Sombras.

06 Tiempo.

Han pasado algunos años, Ryuko se había destacado aún más con el tiempo. Pero muchas cosas habían cambiado.

Senju-Sama.

La voz de un guerrero despertó a la joven Ryuko.

—Suspiró con calma.- Voy comandante, saldré en unos minutos.

Entonces alistaré todo. El señor feudal desea hablar con usted antes de su partida. —Informó el comandante a su general.-

Ryuko se levantó, puso a calentar su agua, preparó su uniforme y comenzó su mañana, se bañó, perfumo un poco su cuerpo, se puso un suave toque de maquillaje. Se puso su uniforme y su pañuelo con el emblema del señor Feudal. Después tomó sus armas y salió de sus aposentos.

Es momento de volver al pasado. ¿Quiero regresar? No, ¿necesito regresar? Si, porque hice una promesa. —Pensó mientras caminaba hacia la sala principal, donde seguramente estará ahora el señor Feudal y su familia.-

Ryuko entro, recibiendo una reverencia de todos los militares que cuidaban en ese momento al señor Feudal y su familia.

Daimyō-Sama. —Ryuko se hinco, mostrándo sus respetos mientras respiraba con tranquilidad.-

¿Estas segura que quieres irte? —Preguntó la hija del señor Feudal mientras se acercaba a la menor.-

—Sonrió sutilmente.- Si, señorita. He estado lejos mucho tiempo. Además dejé preparado al equipo. Y tienen un halcón entrenado en caso que requieran mi ayuda.

Espero verte pronto, te quiero mucho niña. —La hija del señor Feudal abrazo a Ryuko.-

Siempre estaré lista para ayudarla, señorita. —Sonrió y devolvió el abrazo.- Ha sido un honor estar a su servicio, señorita, Daimyō-Sama.

Puedes irte, no te detendré. Pero toma en cuenta que siempre te respaldare, pensando en que quizá ni mi hija te detendría, mandé muchas cosas a la aldea en esta semana, Sarutobi tiene órdenes mías para dártelas pronto. —Tomó a la menor de los hombros.-Y no te preocupes, seguiré buscando información útil para ayudarte como te había prometido.

Gracias Daimyō-Sama. —Se inclinó y tomó sus armas.- Me llevare a mi mano derecha, pero sus hombres están listos para todo.

Ryuko salio del palacio acompañado por Yasu Akimitsu, su fiel mano derecha. Miembro de una de las ramas laterales de su propio clan. Ambos llevaban un caballo qué el señor Feudal les había regalado.

Ambos cruzaron la puerta principal de la aldea con calma, se bajaron del caballo y Akimitsu llevó los caballos a un lugar seguro, pero fuera del ojo de los demas. Mientras que Ryuko esperaba, observaba la torre Hokage.

Parece tan distante, abuelo. —Pensó mientras sonreía con nostalgia.-

Senju-sama, listo. —Akimitsu se acercó a su ama y ambos retomaron el rumbo.- ¿se siente bien?

Nostálgica. —Respondió.- Antes de ir a la torre, vamos a otro lado.

Ambos se dirigieron hacia otro lado, pronto ambos vieron la academia. Akimitsu si se acordaba mucho, pues había estado un corto tiempo en al academia, pero no tenía grandes cosas que recordar, pues su vida hasta ese entonces había sido normal.

Al parecer no ha cambiado mucho. Yusu-san. —Ryuko afirmó mientras observaba los pasillos.-

Es verdad. —Movió sutilmente a su ama, pues un niño iba a pasar junto a ella.- Debe tener cuidado.

Gracias. —Sonrió.-

Ambos observaron el salón, había pocos alumnos hijos de shinobis y muchos hijos civiles. Eso les molesto a ambos, pero decidieron dejar de lado eso un poco.

Disculpen. No pueden estar aquí.

Claro que puedo, después de todo, la aldea es mía. —Respondió firme, muchas cosas habían cambiado, nada sería como antes.- Iruka-san.

Akimitsu tomó la lista de los estudiantes y se la entregó a su ama. Ella leyó los nombres y sonrió sutilmente al ver varios familiares.

Uzumaki Naruto. -Enlisto al primero y vio como éste se levantaba.-

Nara Shikamaru.

Akimichi Chouji.

Yamanaka Ino.

Al terminar a estos los observó y vio muchas cosas que le agradaron, la niña se parecía mucho a su querido maestro, pero los otros dos eran como la copia de sus otros maestros.

Hyuga Hinata.

Aquí se sorprendió, la niña era diferente a lo que la última vez había visto, pues recordaba a un niño muy hábil y prometedor.

Aburame Shino.

Aquí recordó que su maestro decía que su hijo era su copia, y lo reafirmó al ver al menor.

Akamaru e Inuzuka Kiba.

Sonrió, vio a los compañeros y recordó a su amado Ryuu.

Finalmente Uchiha Sasuke.

Aquí ella tembló, al ver al serio joven. Sintió un golpe en el pecho, el bebé que había cuidado, era frío y serio ahora.

Ryuko caminó hacia la torre del Hokage, todos la veían raro, pero ella decidió ser firme. Habían cosas que indudablemente iban a cambiar. Akimitsu, la mano derecha de Ryuko. El caminaba junto a su ama.

Uso su poder sensorial y encontró a varios en la oficina de Lord Hokage. Sonrió al reconocer varios, sino es que la mayoría.

¿Cómo han estado? —Preguntó mientras entraba a la oficina.-

Ryuko…

La voz de los hombres que estaban con Lord Hokage se escuchó alegre y con mucho amor. Prontamente la menor se vio rodeado de sus maestros.

Es bueno verte —Afirmó Shibi Aburame. -

Deja de ser así, haré un gran banquete de bienvenida, mandare a traer la mejor ternera y pediré prestada la cocina de mi esposa. —Gritó Chouza Akimichi con gran felicidad.-

Le avisaré al clan, estarán felices de hacerte una bienvenida en grande. —Tsume Inuzuka, la líder del clan Inuzuka abrazo a la menor.-

Mandaré a traer varias flores, mil flores o las que sean necesarias. —Afirmó con fuerza Inoichi Yamanaka mientras cargaba a la menor.-

Yo igual, traeré a los ciervos y al clan para una gran recepción, pondremos la bebida y los dulces. —Afirmó Shikaku mientras comenzaba a realizar una lista.-

Ordenaré a la segunda rama traer dulces y mascaras para un divertido banquete. Mi hija estará feliz de conocerte. —Hiashi Hyuga sonrió mientras peinaba el cabello de su querida alumna.-