07 Dolor Primario.

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Ryuko sonrió, pero no pudo evitar pensar, que faltaban dos personas que le dieran el recibimiento adecuado

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Ryuko sonrió, pero no pudo evitar pensar, que faltaban dos personas que le dieran el recibimiento adecuado. Aun así sonrió y recibió con gusto el amor que cada uno de sus maestros le estaba dando. 

Tenemos que celebrar, así que te esperamos en la noche. —Inoichi sonrió y decidió comenzar a organizar todo.-

Se fueron todos, ella pidió que a su padre aún no se le hiciera saber, y mandó a Akimitsu con ellos para ayudar con todo lo necesito. 

Veo que te ha ido bien, eso es muy bueno, mi niña. —Hiruzen Sarutobi sonrió y observó a la menor.-

Me ha ido bien, anciano. —Sonrió con frialdad.- Hoy es la despedida, y creo que ya tienes los equipos formados, ¿verdad? 

Afirmó la menor mientras mostraba una hoja. 

Veo que el señor Feudal te tomó aprecio. —Afirmó el anciano.- Tu abuelo estaría sumamente orgulloso al igual que tu padre. 

Si, mi tío abuelo y mi abuelo fueron iconos como guerreros, muchos quisieron y han querido superarlos, pero no han podido. Incluso yo, con mi titulo actual, no los alcanzo. —Afirmó la menor mientras se sentaba.-

¿Y qué planeas hacer? —Preguntó cauteloso, a decir verdad esa niña era de menos, impredecible.-

Pues, planeo estar con los equipos principales. —Afirmó.- Ellos fueron mis maestros, ahora es mi turno de regresar la parte de los acuerdos. —Sonrió y extendió la mano.- Viviré aquí nuevamente. Así que dame mis propiedades y todo lo que me pertenece como la sobrina nieta del fundador de la aldea y la nieta del segundo fundador.

Sarutobi sabía que no podría engañar a la menor, así que le entregó el cofre tal cual como debía ser. Aunque muy a regañadientes. 

Hoy estaré con mi familia, pero mañana a primera orden del día, quiero reunir al consejo en el altar principal. —Instruyó sin problema.- Nos vemos anciano, tomó nuevamente mi lugar como líder y general de las tropas anbu y anbu raíz. 

Ryuko salió de la oficina con una sonrisa en el rostro, después se fue hacia el monte Hokage, sonrió y trepó poco a poco. Dejando que el viento limpiara las lágrimas qué corrían por sus mejillas, una vez llegó a la cabeza de su abuelo, se sentó en posición de loto y sacó su protector, mismo que estaba intacto, no tenía ninguna mancha, siempre llevaba consigo el protector con el emblema de la aldea, pero hace años que había dejado de usarlo. 

Abuelo, sé que quizá estás muy enojado conmigo, pero ellos fallaron y yo respondí igual. Así que si estas enojado, por favor no me regañes. —Sonrió nostálgica, amaba recordar a su abuelo y a sus padres, aunque a sus padres los conoció muy poco tiempo,por el contrario, a su abuelo lo disfrutó un poco más.- Hoy me harán una recepción de bienvenida, mañana hablaré con el consejo, y también mañana conoceré a mis alumnos. Ahora tengo 17 años y pronto deberé casarme para cumplir con las órdenes necesarias para poder suceder a la aldea. 

Señorita —La voz de Akimitsu devolvió a la realidad a Ryuko.- Lamento interrumpir su meditación. 

No hay problema, tenemos que ir a un lugar antes de ir a casa. —Se levantó con calma y se limpió el rastro de lágrimas.-

Ambos caminaron por el pueblo un poco, llegaron hasta la floristería de la familia Yamanaka. Ambos se metieron con calma y observaron. 

Quiero 12 ramos de lirios, todos con un clavel rojo en el medio y seis de ellos con cuatro claveles rosas y los otros con cuatro alcatraces. —Pidió la orden a quien inmediatamente ubicó como la hija de su maestro.-

En un momento se las doy. —Ino sonrió y aceptó la petición. - ¿Qué tipo de listón le gustaría para sus ramos?

Mmm blancos, creo. —Respondió, algo que no había aprendido mucho, era sobre las flores, sí, sabía lo más básico, pero no aprendió más de ello.- haaa no sé mucho de arreglos de flores. 

—Ino sonrió, pues era la misma respuesta que le daba su padre.- No importa, si me lo permite, puedo arreglar el ramo como mejor quede. 

Por favor, mientras iré por otras cosas, ¿tardas mucho? —Preguntó de vuelta.-

Mmm unos diez minutos en lo que armó los ramos. —Respondió.-

Entonces vengo. —Sonrió y salió del local.-

Ryuko caminó por otro pasillo y entró a un local, se sentó y esperó un poco.

Ahhh Ryuko-sama. Es bueno verla nuevamente por aquí. —Un señor ya grande sonrió y abrazó a la niña que había cuidado a la distancia.-

Ichiku-san, vine por la ración de siempre, iré a ver a mi abuelo, también quiero una ración de fruta fermentada. —Pidió su orden y el señor sonrió.-

Supe por mi nieto que estaban ya en la aldea, y como siempre te llevas las mismas raciones, ya las tengo listas. —El señor sonrió afable mientras entregaba el pedido de su mejor clienta.-

—Sonrió feliz.- Gracias, supe que su nieto se ganó un lugar en Anbu como médico. Me pone muy feliz que haya alcanzado el objetivo que deseaba. 

Puedo decir que todo es gracias a usted, mi hijo no tenía sueños, y aunque es varios años mayor que usted, casi 8 años, lo inspiró. —Afirmó el señor con felicidad.-

Vengo después, me saluda su nieto. Con su permiso. —Ryuko salió del lugar y regresó a la floristería, donde ya tenían su encargo.-

Ryuko pagó el total con un extra, después se dirigió hacia ese lugar que no le gustaba, pero era importante ir. Su mano derecha cargaba las flores y los regalos. 

Vio las tumbas de su abuelo y su tío abuelo, siempre era la primera tumba y la última que veía antes de irse. Ahora no era la excepción. 

Haaa me haces mucha falta. —Pensó recordando el rostro serio pero amable de su amado abuelo.-

Pasó varios minutos en las tumbas, dejando la ofrenda y las flores. Antes de irse fue una vez más a ver a su abuelo, le dejó su banda y sonrió, dando la espalda y limpiando el último rastro de lágrimas. 

Desde Las Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora