Conjurando Amor / Riddle 🔞

PROLOGO

Aquel castillo frío y oscuro había sido habitado por los magos más perversos de sus épocas, esta vez no era la excepción.

La bruja caminaba de un lado a otro con su túnica negra arrastrándose por el piso y los pasos haciendo un eco que provocaba escalofríos.

Mientras tanto los tres preadolescentes acomodaban sus cosas, listos para ir por lo que requerirían para iniciar su vida academia en Hogwarts, la mejor escuela de magia y hechicería en donde profesores impartirían clases que los ayudarían a convertirse en grandes magos.

—Está todo listo —la voz siseante de Bellatrix resonó por todo el lugar—, Tom, Theodore, Mattheo, háganme sentir orgullosa. No fallen.

Los tres chicos asintieron, tenían clara su misión.

—Adiós, madre —dijo el menor, quien se despidió moviendo su mano de un lado a otro para después salir corriendo detrás de sus hermanos, quienes ya se habían adelantado.

—¡Mamá tiene fe en ustedes! —gritó la mujer, seguido de una carcajada malévola que inundó el tenebroso lugar.

—¡Vamos, niños! Las varitas las conseguirán en Ollivanders —la voz del gigante llamado Hagrid logró que el mayor de los Riddle observara a su objetivo. Les hizo una seña a sus hermanos quienes entendieron de inmediato y juntos se dirigieron a la famosa tienda, lugar al que los hermanos Potter habían entrado completamente solos.

La pequeña campana sonó, los Potter de inmediato voltearon y al ver a los tres chicos se sintieron tranquilos pues la temática oscura daba malas vibras.

—Hola, ¿ustedes también van a cursar el primer año en Hogwarts? —preguntó Mattheo con un claro entusiasmo y ganas de hacer amigos, aunque luego tuviera que matarlos.

—Sí, mi nombre es Harry —elevó su mano para estrecharla de manera educada, pero lo que recibió fue una mueca de desconcierto por parte del pequeño de cabello rizado quien pronto elevó su mano se estrechó con fuerza contra la de Harry quien apartó la mano por el dolor del golpe.

—¿Eres Harry Potter? —preguntó aún más entusiasmado tomándolo de los hombros y sacudiéndolo con tanta fuerza que el chico casi pudo sentir su cerebro rebotar de un lado a otro en su interior.

—Sí —Harry se echó hacia atrás algo mareado, pero nunca dejó de sonreír—. Ella es mi hermana, Kaida —señaló a la pequeña niña que salía detrás de él. Su cabello era castaño oscuro, unos ojos azules electrizantes y rostro ovalado. Su tez era blanca haciendo resaltar sus facciones.

Mattheo observó a la chica, la sonrisa en su rostro se borró un poco y quedó quizá algo embobado.

—Mi nombre es Tom, Tom Riddle —se presentó el mayor, su actitud arrogante y seria no lo llevaría a ningún lado, debía ganarse la confianza de Potter. Su mirada se dirigió a la figura femenina más pequeña, Tom tampoco perdió detalle de su belleza y algo en su interior se removió.

Nauseas.

—Kaida —su hermano tuvo que darle un codazo para que reaccionara pues ella también se había quedado algo hipnotizada con los hermanos, unos chicos altos y pelinegros, con miradas oscuras.

Kaida agachó la mirada unos segundos, avergonzada. Luego volvió a elevar su vista y les dio una sonrisa a los chicos.

Las cejas de Tom se alzaron, tenía esa mirada altiva que gritaba superioridad.

Antes de poder decir algo más, el dueño de la tienda apareció cortando ese aire algo tenso. Harry se quedó frente al mostrador mientras los demás retrocedían. Tom mantuvo su vista fija en Harry, pero las ganas de voltear a su costado y ver a Kaida eran demasiadas y aquello lo molestó de sobremanera.

La elección de casas había sido la cosa más emocionante de todo. Mattheo casi salta de alegría cuando Kaida se sentó en el banco frente a todos los alumnos y tras unos segundos de mucha tensión el sombrero gritó:

—¡Slytherin!

La sonrisa en el rostro del menor de los Riddle era incontenible, era el primer día y las cosas estaban saliendo de maravilla.

Por supuesto, Kaida no pensaba de la misma manera, la castaña estaba confundida pues creía que iría a Gryffindor al igual que su hermano, pero el destino tenía algo preparado para ella y pronto se daría cuenta de que el sombrero seleccionador nunca se equivocaba.

Albus Dumbledore, Severus Snape y la profesora McGonagall se veían entre ellos, pero no podían cuestionar al sombrero así que siguieron con la selección de casas, aunque más tarde se reunirían para discutir sobre lo sucedido.

Por supuesto, que los hermanos Riddle entraran a Slytherin no fue una sorpresa, más bien causó escalofríos en los cuerpos de los alumnos quienes estaba inconformes sobre su estadía en hogwarts, ¿Cómo Dumbledore había permitido esto? Los hijos de Bellatrix Lestrange no serían bien recibidos por las demás casas nunca y esto arrastraría a la menor de los Potter.