CAPITULO 22

81 2 1
                                    

NO ANTOJE OIGA, MEJOR INVITE

KAIDA

Era extraño decirlo, pero caminar por las calles de la mano con Tom me hacía sentir empoderada y plena en todo sentido.

Por momentos olvido mi misión, olvido que tengo que volverme aún más fuerte y simplemente disfruto de estar con él.

Regresamos a casa y Tom se quedó en la sala de estar mientras yo subí a la habitación y me observé al espejo.

El vestido era hermoso y los tacones que me compró combinaban de manera perfecta. Caminar con ellos era un martirio, pero me acostumbré de inmediato gracias a lo perfectos que nos veíamos juntos. De una u otra manera, esa fue mi motivación.

Di media vuelta cuando la puerta se abrió y Tom entró aún con la ropa que compró, puesta. El latido de mi corazón y el calor en ciertas partes de mi cuerpo siempre me recordaban lo mucho que me gustaba y ahora, después de pasar más de dos semanas a solas, me di cuenta de el sentimiento que guardaba y al cual me he aferrado todo este tiempo.

Vi cómo se acercó a mí, sus ojos penetraban mi alma y me leía como uno de sus cientos de libros.

Percibí un nuevo aroma en su piel cuando estuvo lo suficientemente cerca, era fresco y muy masculino, no llegaba a empalagar, pero si era una clara señal como si dijera "Aquí estoy"

—Es hora de dormir —musitó de manera ronca mientras tomaba mi cabello y lo dejaba sobre uno de mis hombros. Los pequeños roces de sus dedos con mi piel al hacerlo, lograron alterarme.

—Voy a darme un baño —apenas logré decirlo.

Pareció observar bien mi rostro antes de tocar ligeramente mi mentón con su dedo índice, esta acción me obligó a levantar el rostro para recibir un beso suave que me llevó a cerrar los ojos.

Tom me robaba suspiros con cada uno de sus besos, me tomaba con dominancia y suavidad como si no quisiera romperme o como si se estuviese conteniendo. Supe de qué y quise decirle que no se detuviera, pero ni siquiera yo estaba segura de querer dar un paso más, no sin saber a dónde llegaría todo esto.

—Me besas muy seguido —murmuré en un tono aterciopelado.

—Emanas calor, es difícil no hacerlo —llevó sus manos a mi espalda y cuando encontró el cierre comenzó a bajarlo.

—Tom...

—Te he tenido sentada sobre mí, he tomado tus caderas incontables veces y te he besado otras tantas. Todas esas veces me limito, pero ya se acabó —deslizó el vestido hacia abajo y lo dejó arrugarse sobre el suelo.

De pronto me sentí temerosa.

Tom me ponía nerviosa, pero hacía tiempo que el miedo no cruzaba por mí al estar a su lado, ahora me sentía desprotegida solo con la ropa interior y su gran altura que me obligaba a mantener el rostro elevado.

—¿Qué vas a hacerme?

—Eso no es lo que importa, deberás aceptarlo sin rechistar —se puso de cuclillas y mí pulso se disparó—. Relájate —una de sus manos levantó uno de mis pies y sacó el tacón y realizó lo mismo con el otro. Si antes la altura era bastante, ahora empeoró.

—Tom, no quiero...

—En estos momentos no tienes voz ni voto —aclaró con dureza, irguiéndose—. Ve a mi habitación y entra al baño, ahora.

Apreté los dientes con fuerza.

—Una palabra más y solo harás que tu castigo empeore —sus palabras lograron relajarme.

Conjurando Amor  /  Riddle 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora