CAPITULO 7

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En el turbio mar de emociones, mi deber se alzaba como un faro en la tormenta. Romper las reglas no era más que una sombra efímera en mi camino, y la posibilidad de fracasar se desvanecía ante mi determinación. Un hombre de capacidad probada, de ingenio agudo, inmune a las corrientes de "esto". Mis cimientos permanecían inquebrantables, inalterables ante la marea de las circunstancias.

-El diario.

KAIDA

Luego del problemita de desmayo que tuve, Mattheo se había encargado como un guardia a recordarme que debía alimentarme bien.

El menor de los Riddle solía arrastrarme de la mano hasta el gran comedor y sentarse junto a mí a esperar a que terminara de comer una gran porción de comida, incluso les preguntó a los alumnos del club de gastronomía sobre la mejor dieta posible. O eso me dijo él, pues dio la casualidad que justamente uno de esos alumnos ahora estaba en enfermería con un brazo roto por haber caído de las escaleras.

En fin, si Mattheo decía que había preguntado amablemente, entonces debía creerle.

Otra de las cosas que pasaron es que durante los últimos meses no había parado de recibir ranas de chocolate por parte de Tom, cada que nos veíamos me entregaba una, ya fuera en la biblioteca, en los entrenamientos, en el comedor o hasta en las habitaciones. Una vez encontré una en mi cama.

La primera que recibí fue al despertar de ese accidente en enfermería.

El pequeño dulce se encontraba en la mesa de alado y me lo esperaba de todos menos de él.

Admito que, desde ese momento, cada que lo veo siento una emoción que nunca antes había experimentado, pero se sentía genial.

No quería sacar conclusiones apresuradas, pero ¿Qué más daba? Puede que sin querer Tom comenzara a atraerme y ¿Cómo no hacerlo? Desde que lo vi por primera vez me resultó atractivo, sin embargo, no dije nada ni me emocioné por ello, ahora era distinto, ahora no podía ocultarlo.

Tom Riddle me gustaba físicamente.

Sobre sus hermanos, ¿Qué podía decir? Ellos también eran atractivos, pero me gustaban más sus personalidades y por eso durante todo el año traté de volverme más apegada a ellos, comencé a tener más interacción además de la estudiantil o lo que sea que se le pareciera.

Lástima que eso no durara mucho.

Segundo año había terminado y planeaba seguir leyendo los libros de pociones que Theo me regaló, con cada día que pasaba aprendía mucho y eso me provocaba una inmensa felicidad, pronto comenzaría a experimentar con los ingredientes que ya conocía y realizaría distintas pruebas.

Sonreí instintivamente, mas no me duró mucho porque la compuerta de mi cubículo en el tren se abrió y Harry entró junto a Ron y Hermione.

No dije nada cuando mi pariente se sentó a mi lado y frente a mi quedó Weasley que parecía sumamente incómodo. Bajé la mirada a Edmond, el pequeño conejo se encontraba sobre mi regazo hecho bolita y dormido.

—Los tíos no van a dejar que entres con ese animal a la casa —advirtió Harry, observando al conejo con recelo.

—Se dice "Hola, Kaida" —solté una pequeña risa—. Tiene su jaula igual que Hedwig.

—Ni siquiera te esfuerces, Harry, si no le importaste tú, menos le va a importar el conejo —añadió Hermione, pedante como siempre. Rodé los ojos.

—¿A ti no te enseñaron que no debes dar tu opinión a menos que sea requerida? —inquirí agresiva.

—¡Oh por favor! ¿Quieren dejar de discutir? —exclamó Ron llevando sus manos a su cabello para revolverlo—. Hermione, Harry es nuestro amigo y Kaida es su hermana, no podemos pelearnos cada que la veamos y menos si estamos todos juntos en el mismo cubículo —infló sus mejillas de una manera aniñada y volteó a verme—. Además, ella me asusta.

Conjurando Amor  /  Riddle 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora