CAPITULO 2

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KAIDA POTTER

Había pasado una semana.

Hogwarts había resultado ser entretenido, las materias me parecían peculiares y sin duda mi favorita era pociones, Snape era un profesor bastante interesante por no decir amargado, pero, ¿Qué importaba? La manera en que hablaba a veces me daba risa.

Hacer tareas y estudiar los libros de pociones que encontraba en la biblioteca eran mi distracción pues no me había vuelto a acercar a Tom y cada que uno de sus hermanos se acercaba, los evitaba.

Mattheo era quien por alguna razón me hacía sentir mal, se había portado tan bien cuando nos conocimos que ahora ignorarlo me provocaba culpa y ni hablar de Harry y Hermione, que cada que me veían hacían muecas de asco a las cuales por su puesto no correspondía.

Mi ego no me lo permitía.

Caminé a través de los pasillos y entré al salón de pociones y me senté en el asiento trasero, el salón estaba casi vacío de no ser por Draco Malfoy y sus amigos, quienes se sentaron delante de mí.

Seguido de ellos los alumnos restantes iban entrando uno a uno, de nuevo Harry y Hermione iban entrando junto a ese otro niño Weasley, hicimos contacto visual unos segundos antes de que se fueran a los asientos de más adelante.

Nadie se sentaba conmigo, el lugar a mi lado quedó vacío por un largo rato hasta que llegó él.

Theodore Riddle.

El único con quien no había tenido una interacción hasta ahora, su presencia seria y relajada me hizo erguirme en mi lugar y observar mi libro, fingiendo leer.

Toda la semana ignorándolos para que me salgan con esto.

—Tú debes ser Kaida Potter ¿cierto? —alcé la mirada encontrándome con Malfoy viéndome, esa sonrisa socarrona tirando de sus labios—. Ah, no me digas que vas a ser igual que tu hermano.

—¿De qué hablas? —fruncí el ceño.

—De nada —me extendió la mano—. Soy Draco Malfoy.

Ladeé la cabeza y acepté su mano.

—Un placer —le di una ligera sonrisa antes de que Snape entrara al salón.

—Abran su libro en la página veinticuatro —Draco me regresó la sonrisa y regresó a su lugar. Bajé la mirada y comencé a ojear el libro y antes de llegar a la página indicada escuché una queja a mi lado.

—Amortenia. Deben estar muy necesitados de amor para hacer esta mierda —volteé y lo único que pude ver fue como cerraba su libro y apoyaba sus brazos y cabeza en la mesa.

—¿Amortenia? ¿A qué te refieres? —abrió los ojos y ahí estaba, lucía agotado, cansado de la vida.

—Una poción de amor, a quien sea que se la des se va a obsesionar —se incorporó—. La amortenia huele al "amor de tu vida", estupideces.

—¿Quiere dar la clase, señor Riddle? —la voz de Snape me sobresaltó, estaba justo a mi lado, ¿en qué momento había llegado ahí?

—No, señor —apretó la mandíbula.

—Entonces cierren la boca.

El hombre dio media vuelta y caminó con rapidez haciendo volar su túnica de la parte trasera, que tipo.

Bajé la mirada nuevamente al libro y no pude evitar preguntarme, ¿Qué olores percibiría yo con la amortenia?

Bajé la mirada nuevamente al libro y no pude evitar preguntarme, ¿Qué olores percibiría yo con la amortenia?

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Conjurando Amor  /  Riddle 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora