CAPITULO 16

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"Ella se adentró en mi mente como una sombra persistente, arraigándose en cada recoveco, decidida a no marcharse. Me vi envuelto en una encrucijada ante los sucesos que se desplegaban, pero una certeza se alzaba sobre el tumulto: ella me pertenecía, aunque su negación resonara en el eco del universo. Y yo, incansable, me encargaría de recordárselo sin titubear."

-El diario.

KAIDA

Con ayuda del libro que me regaló Theo al finalizar segundo año, más lo aprendido en clase, sentía que tenía la capacidad para lograr mi objetivo.

Me encontraba en el salón de pociones mezclando distintos ingredientes que yo sentía que podrían darme un buen resultado, más de una vez provoqué alguna explosión que me ayudó a entender que ciertos ingredientes no eran compatibles entre sí y todo esto lo fui anotando en la bitácora.

—¿Con quién vas a probar la efectividad de tu poción? —preguntó Theo. El testigo de todos mis fallos.

Era como un mosquito que simplemente señalaba mis errores y no hacía nada más que quedarse sentado, con la cabeza sobre la mesa y una expresión de cansancio.

—Si sigues fastidiándome puede que contigo —espeté, vertiendo una gota de aceite de ricino.

—¿Por qué usas eso? El aceite es para filtros de amor.

—En el mundo muggle es usado en el área de medicina —cerré la botella y observé dentro del caldero burbujeante.

El líquido en el interior era morado oscuro y el humo subía en forma de perfectas hondas.

—¿Ahora también eres enfermera? —se puso de pie, las patas del banco rechinaron en el liso suelo de madera. Lo ignoré y seguí observando mis anotaciones, tratando de averiguar que más podría agregar que me convenciera.

De reojo observé como se acercó y se colocó detrás de mí.

Pasé saliva, era como si toda la energía se concentrara en esta zona.

Dio un paso más cerca. Me puse rígida cuando sus manos tomaron mi cabello desde atrás y lo llevó hacia mi espalda para que no me estorbara.

—¿Qué más cosas sabes hacer, mocosa mal educada? —sus dedos rozaron mi nuca y sentí como un cosquilleo agradable iba desde mi pecho hasta mis mejillas.

Su mano izquierda se deslizó por todo mi brazo hasta mi muñeca, tomó la liga que se encontraba en esa zona y la sacó con cuidado. Volví a pasar saliva, con los nervios a flor de piel.

Con habilidad peinó mi cabello con sus dedos y lo amarró en una coleta baja siendo cuidadoso de no dejar ni un mechón suelto. Podía escuchar su respiración cerca de mi oído y por un momento cerré los ojos tratando de que mi mente no se desviara.

—Voltea —abrí los ojos al sentir que se alejaba un poco.

—No quiero hacerlo —hice puños mis manos.

—No me tengas miedo —murmuró.

—No te tengo miedo, no a ti —era completamente cierto. Temía lo que ya había contemplado hace un tiempo, temía sentir algo más que amistad por Theo, ya lo hacía por Tom, Mattheo me causaba dolores de cabeza...

—Entonces date la vuelta y mírame a los ojos —suspiré por el tono tan duro en el que lo ordenó y como si no tuviera control sobre mi cuerpo, este obedeció.

Mi espalda baja quedó contra la orilla de la mesa, el calor del caldero hizo que comenzara a sudar o eso prefería creer.

—¿Por qué eres tan insegura cuando se trata de nosotros? —mis labios se entreabrieron. Quería contestar a su pregunta, pero la respuesta era atemorizante por la forma en la que él podía reaccionar.

Conjurando Amor  /  Riddle 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora