ꕤ 9. ꕤ

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Sus ojos se abrieron de manera abrupta al escuchar el lloriqueo de la pequeña perrita, Félix maullaba y el lado contrario de su cama estaba vacío

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Sus ojos se abrieron de manera abrupta al escuchar el lloriqueo de la pequeña perrita, Félix maullaba y el lado contrario de su cama estaba vacío. Su pecho dolió de forma repentina, sintiendo como sus pulmones quemaban, no entendía qué pasaba, sin embargo, se levantó como pudo y baja corriendo las escaleras, la casa estaba silenciosa, sobre todo la cocina, con nervios vuelve a la habitación abriendo el cuarto de baño el cual estaba igual que la cocina, vacío, por inercia su mano fue al medallón de su collar y al hacerlo la piedra que brillaba en un hermoso verde se encontraba de un tono transparente, como si ya no poseyera vida―. JungKook... ―susurro deslizándose por la pared dejando salir su dolor por medio de las lágrimas―, dijiste que te quedarías a mi lado, por favor regresa ―suplicó sin saber el agónico dolor que causaba en el cuerpo del ser mágico.




 ―susurro deslizándose por la pared dejando salir su dolor por medio de las lágrimas―, dijiste que te quedarías a mi lado, por favor regresa ―suplicó sin saber el agónico dolor que causaba en el cuerpo del ser mágico

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― ¡¿Por qué me haces esto, madre?! ―Grita el rubio dirigiendo una mano al pecho―. Lo amo, sin él no soy nadie ―su vista se nubla más, Cheonsa lo ignora.

―Es un simple capricho ―revierte ella sin mirar el dolor agónico de su hijo.

― ¡Pero es que no lo ves! ―Grita esta vez Indha que corre a tomar a su hijo que se desvanece entre sus brazos―. Si a mi hijo le ocurre algo por tu maldita terquedad, te dejaré, Cheonsa, me importa muy poco morir. ¡Prefiero eso a ver mal a mi bebé! ―El hada suprema aparta la mirada de su esposa e hijo saliendo del salón dónde se encontraban.

―No puedo estar equivocada —se dice ella, sin ser consciente del daño que estaba causando a dos seres inocentes de su terquedad.





***



―TaeHyung cálmate, deja de llorar ―Jimin no sabía cómo calmar el dolor que expresaba su amigo por medio de ese llanto desgarrador―, él te prometió volver, él lo hará ―le decía, más ninguno tenía la certeza de que aquello pasaría.

Una semana y media había trascurrido, TaeHyung no rendía en su trabajo y de la nada lloraba hasta caer dormido en los brazos de su mejor amigo, todos estaban preocupados; no obstante, ninguno sabía que ello era duplicado en otro mundo.




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