Aroma

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Después de aquel incidente Rick era temeroso a salir de casa y a sus padres este comportamiento empezaba a preocuparlos, Daryl, por otro lado, no podía estar en casa, ya que estaba juntando el dinero que Merle le pidió para no molestar a los Grimes, era frustrante no poder ayudar a Rick, llevarlo a la escuela, acompañarlo y estar al pendiente de él como antes, pero sabía que su estúpido hermano cumpliría su palabra e iría a hacerles algo a las personas que lo han cuidado todo este tiempo.

Cuando crees que la vida es dura, prepárate pequeño pupilo, porque puede ser peor.

Daryl iba de regreso a casa aquella noche, iba caminando, ya que había empeñado su moto para poder completar el dinero que necesitaba Merle. Al pasar por un callejón escuchó como un grupo de idiotas golpeaban a un pobre diablo, no le dio importancia y siguió su camino, pero la voz apaciguada de un hombre lo detuvo.

— Yo... no sé dónde está su dinero... - fue callado por otro golpe.

— El idiota de Merle dijo que tú lo tenías viejo.

Daryl se acercó con rapidez al escuchar el nombre de su hermano, al estar lo suficientemente cerca reconoció el olor a menta del señor Grimes.

— ¡Ey! - el grupo de idiotas volteo a verlo.

— Lárgate de aquí si no quieres tener problemas.

— Tengo el dinero de Merle, amigo. - sacó el dinero de su chaqueta y lo levantó para que todos lo vieran. — Él me mandó viejo.

Uno de los tipos se acercó y tomo el dinero, lo contó y se acercó a su grupo.

— Está completo.

— Bien, vámonos de aquí.

En cuanto los hombres se alejaron del señor Grimes, Daryl no tardo en ir a ayudar al hombre.

— ¿Está bien?

— Sí, gracias muchacho. - al intentar pararse se quejó.

— Deja que te ayude.

Daryl cargó con el adulto hasta llegar a su casa, dónde fueron recibidos por la señora Grimes y su cachorro.

— Santo cielo, ¿Qué fue lo que pasó? - la mujer rápidamente fue en busca del botiquín.

— Unos tipos que pensaron que tenía su dinero. - contestó simplemente el hombre.

— ¿Estás bien Daryl? - preguntaba un preocupado Rick.

— Sí.

— Daryl, cariño, ¿Podrías ayudarme a llevar a mi esposo a la habitación?

— Claro.

Después de haber dejado al señor Grimes siendo atendido por su esposa, Daryl salió al patio trasero a fumar y pensar que es lo que haría ahora.

— ¿Seguro que estás bien? - aquellos pedacitos azules que Rick le había robado al cielo para ver, lo miraban con angustia.

— Todo es culpa de Merle, me dijo que necesitaba dinero y me advirtió que si no se lo daba iba a ir en contra de ustedes.

— No es tu culpa que tu hermano sea un idiota.

— Él sabía que tu padre tenía el dinero de la universidad y que me lo daría, no quise decirle a tus padres para no preocuparlos, pero creo que eso hubiera sido lo mejor, tardé demasiado en juntar ese dinero.

— Si le explicas esto a ellos, te entenderán.

— Lo sé. - una sonrisa floja se reflejó en su rostro. — Por eso es que no puedo quedarme con ustedes.

— ¿De qué hablas?

— Rick, si me quedo, Merle seguirá molestando y los lastimará, hoy fue tu padre, mañana podría ser la señora Grimes o tú, y no estoy dispuesto a volver a ver cómo unos imbéciles los lastiman mientras yo no puedo hacer nada. - sus puños se apretaron, quería salir y buscar a esos cabrones, golpearlos hasta el cansancio.

Rick abrazó a Daryl, reposando la cabeza de este en su pecho, envolviendo con ese olor a lavanda que hacía sus músculos relajarse y a su cabeza callar.

— No te vayas, nos protegeremos entre todos. - suplicó.

Dixon no quería lastimar a Rick, no quería que este sufriera su partida, le dolía solo imaginarlo llorar, pero lo mataría saber que lo han lastimado por su culpa, por no saber cuándo alejarse, les debía tanto a todos ellos y sí su ausencia los mantenía a salvo, entonces tenía que irse.

— ¿Prometes que nunca te irás?

— No puedo prometer eso.

— ¿Por qué no?

— No puedo prometer algo que no podré cumplir.

Tuvo que llevar a Rick a su cuarto, el pequeño adolescente era difícil de despegar de su lado, así que se quedó con él, hasta que sus pedazos de cielo decidieron cerrarse. Al salir de la habitación del menor fue a la de los adultos, los cuales lo recibieron con aquella calidez que siempre los caracterizó y con dolor les explicó todo, desde Merle pidiéndole dinero, hasta que empeñó su moto para poder juntarlo y así no molestarlos, también les dijo su decisión de irse para así poder protegerlos. Los adultos lo escucharon con atención sin llegar a interrumpir y cuando terminó le dieron su punto de vista, dejando en claro que si esa era su decisión ellos la respetarían, al final esa noche Daryl se encontraba con sus cosas fuera de la casa, como último favor les pidió a los Grimes que no despertarán a Rick, ya que ese pequeño le impediría irse con solo verlo con esos pedacitos azules que le robó al cielo para ver y no se arriesgaría a algo así. Los Grimes aceptaron y Daryl se fue de la casa donde pudo tocar el cielo, y encontrar ángeles que lo cuidaron mientras lo amaban sin condición, pero él siempre fue un demonio, uno que acabó manchando a aquellos seres de luz que iluminaron su vida cuando la oscuridad lo absorbía, hoy tenía que dejarlos ir y cuando sus alas cambiaran de negro a blanco, él regresaría y las alzaría con orgullo.

my little brotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora