Supresores

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Cuando Daryl le trajo el agua, Rick percibió el olor a roble de este, pero más fuerte, lo siguió con la mirada y vio como se volvía a meter en la cocina, dudoso fue hasta el lugar, quedándose en la entrada, viendo cómo Daryl se recargaba en el fregadero.

— ¿Te sientes bien? - entro lentamente a la cocina.

— Sí.

— Eso es mierda, ¿Qué pasa?

Cuando Rick se acercó lo suficiente a Dixon, este lo acorraló entre la barra y su cuerpo, sin ninguna vergüenza el alfa olfateo  el cuello de Rick y este no se quedó atrás. Rick movía sus caderas en círculos, incitando al alfa a tomarlo.

— Rick. - suspiró el hombre.

— Estás en celo, puedo ayudarte. - susurró el hombre mientras besaba su cuello. — Deja que tu hermano te ayude.

Daryl se alejó y Rick bufó cuando el mayor se perdió por los pasillos, rodó los ojos y lo siguió. Al encontrarlo en la oficina de su padre, sacando cosas de los cajones y revolviendo todo el lugar, volvió a bufar.

— ¿Qué buscas?

— Él siempre tenía supresores. - no volteo a ver a Rick, solo estaba concentrado en encontrar esas pastillas.

— No creo que las encuentres.

— ¿Por qué?

— Regalé algunas cosas a sus amigos y vecinos. - se encogió de hombros.

— ¿Qué?, ni siquiera ha pasado una semana y tú ya te desiciste de todo.

— No creí necesitar esas cosas, no soy médico.

— ¿Qué mierda te pasó Rick?

El menor no contestó, en cambio, sacó una cajetilla de cigarros, puso uno en su boca e intentó encenderlo, pero Daryl se acercó a él y se lo arrebató.

— Hablo en serio, ¿Qué mierda te pasó?

— Deja de llorar Dixon. - entro a la oficina y abrió un ropero en la esquina, el cual tenía una manta que lo protegía del polvo, de el sacó una caja de supresores y se la lanzó a Daryl. — Puedes quedarte en tu vieja habitación mientras hacen efecto, yo saldré, así que no me esperes para cenar, quizás nos veamos en el desayuno, no, espera, hay cosas que arreglar, prepara algo bueno de desayunar, nos vemos.

— ¿A dónde vas?, ¡Rick! - la puerta de la entrada se cerró y al mirar por la ventana Rick tomaba su auto y se alejaba de la casa. — ¿Qué pasó cuando me fui? - suspiró con pesadez y subió las escaleras, dejándose guiar por los recuerdos, encontró su antigua habitación y descansó un poco.

A la mañana siguiente, como Rick había indicado, los dos se sentaron en la mesa a desayunar.

— ¿De qué asuntos teníamos que hablar?

— Mis padres nos dejaron algunas cosas. - Rick sacó un sobre y de el algunas fotos. — La casa es de los dos y estos dos son completamente tuyos.

En las fotos se podía ver su antigua moto y un lugar.

— ¿Cómo es que consiguieron la moto?

— Papá no descansó hasta que encontró dónde la habías empeñado, les pagó y se la devolvieron. - se encogió de hombros sin darle importancia. — Lo otro es el lugar que compraron para que abrieras tu taller de motos.

— Gracias.

— A las personas que debes agradecerles están muertas. Ellos murieron esperándote.

— Lo lamento.

— ¿Qué es lo que lamentas?, ¿Abandonarnos, no haber estado ahí o quizás que tu hermano, Merle, los haya estafado?

— ¿Qué?

— Oh, no lo sabías, bueno, te explico, días antes de su accidente ellos supieron que tipo de vida estabas llevando, así que intentaron traerte de vuelta a casa, pero solo se encontraron con Merle el cual les pidió dinero para decirles dónde estabas y adivina qué...

— Les mintió.

— Ganaste el premio mayor. - felicitó sin gracia. — Ahora que tienes lo tuyo, no es necesario que volvamos a vernos, seguiré viviendo en esta casa hasta que se venda y obtengas tu parte, luego me mudaré muy lejos de aquí y ninguno de los dos volverá a verse las caras, gracias por el desayuno. - Rick se paró dispuesto a irse.

— Rick. - llamó con desesperación, el mencionado lo miró. — No quiero que te vayas así, nos cuidamos desde que tenías 8, eres mi hermano. - Rick sonrió con amargura.

— Se terminó Daryl, tú fuiste un buen amigo y hay veces que las amistades no duran. - el menor volvió a intentar salir, sentía una incomodidad en el pecho que no lo dejaba tranquilo. Daryl fue hasta él y lo tomó del antebrazo.

— Dame solo hasta que te mudes, no quiero perderte. - Rick tuvo que fingir que esas palabras no le hicieron erizar la piel.

— Bien, pero será bajo mis reglas. - el alfa asintió y un brillo especial se posó en sus ojos.

my little brotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora