Ofrenda

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Los sentidos de Daryl estaban en completa alerta y no era para menos, Rick lo había encadenado a la cama, había vendados sus ojos y lo tenía arrodillado, podía sentir al omega en la habitación.

— Relájate, estás apestando toda la habitación con tu olor. - escuchó antes de sentir un golpe en su espalda, lo cual le sacó un gruñido de advertencia. — Mierda Daryl esto no va a funcionar. - Rick desató sus ojos y soltó la cadena. — Regresa a casa o ve al club, llamaré a Negan... - el mayor rompió las esposas y tomo a Rick de la cintura para luego aventarlo a la cama.

— No.

— ¿No?, mira, no estás listo para esto, es divertido que los alfas gruñan al ser sometidos, pero tú mandas el mensaje de matarme con cada gruñido, eso le quita la diversión, mejor vete.

— Puedo hacerlo.

— Quizás, pero yo ya me harté. -
Rick intentó pararse, pero un nuevo gruñido lo dejó tumbado en la cama, Daryl se abalanzó sobre él, le desgarró la camisa y empezó a besar su cuello.

— ¡¿Qué haces?, Daryl, suéltame! - el omega se removió intentando zafarse del alfa.

— No.

— ¡Joder Dixon, suéltame ahora! - el nombrado no se detuvo, metió su mano en los pantalones de su compañero. — ¡Ya basta! - Daryl miró a Rick, el hombre estaba temblando, mientras su olor desprendía miedo y sus ojos se cristalizaron. Daryl recordó aquella noche en la fiesta donde un imbécil casi toma a su hermano.

Daryl se alejó de Rick y unos hombres entraron a la habitación tomándolo por los hombros y obligándolo a salir, pero antes de que lo sacaran el alfa vio a Negan entrar al cuarto y abrazar a Rick, el cual no dudo en buscar refugio en su pecho. Cuando lo aventaron en el callejón del lugar Daryl no pudo evitar pensar en Rick y aquel hombre, en como él fue tan idiota, siempre había protegido a su hermanito, Rick era tan preciado para él que la sola idea de lastimarlo era imposible para el alfa, siempre se vio como el protector del omega y hoy había rompido todas las promesas que le hizo a un niño de 12 años que lo veía como la persona más genial del mundo, hoy por fin se dio cuenta de que su pequeño Rick podía ser arrebatado de su lado en cualquier momento y todo sería su culpa.

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Los días pasaron y aunque el taller tenía algunos clientes, Daryl no podía dejar de pensar en una forma de pedirle perdón a Rick, le había mandado pequeños regalos como flores, chocolates y comida, pero Rick aún no llamaba, aún no mandaba un mensaje, nada. Daryl salió esa tarde del taller para ir a la casa de los Grimes, tocó la puerta esperando que ese fin de semana Rick no haya ido al club, para su suerte el hombre abrió la puerta.

— ¿Necesitas algo?

— ¿Puedo pasar?

— También es tu casa. - el omega se hizo a un lado para dejarlo entrar.
Lo primero que vio Daryl fueron algunas flores en la entrada, sonrió al saber que Rick no las había botado.

— Rick... yo... - no termino de hablar al ver un peluche que jamás había visto en el sillón y a Rick abrazándolo — ¿Qué es eso?

— Un pato.

— Nunca lo había visto.

— Negan lo envío después del incidente.

— ¿Él sabe dónde vives?

— Sí, es un amigo de la prepa.

Y Daryl se maldijo por haberse ido antes de que Rick conociera a ese idiota.

— ¿Tus padres lo conocían?

— Sí, todos los que han estado involucrados en mi vida lo conocen.

— Bien.

— Bien. - Rick volvió a su celular.

— Oye, yo solo venía a...

— Está bien Dixon, no todos los alfas pueden soportar tal actividad.

— ¿Podemos volverlo a intentar?

— ¿Te me volverás a ir encima?

— No. - Rick lo miró con la ceja alzada. — Intentaré no hacerlo.

— ¿Por qué quieres hacerlo? - Daryl miró a otro lado.

— No lo sé, siento que es la única forma en la que podremos volver a tener una relación, de cualquier tipo.

— Sube a mi habitación y quédate hincado.

— ¿Cómo la última vez?

— Haremos algo un poco diferente, quédate con la ropa puesta, voy en seguida.

Daryl hizo lo que se le pidió y después de unos minutos Rick subió.

— Empezaremos por mostrarte algunas cosas, tú dirás si estás dispuesto a usarlos o no. - Daryl asintió.

Rick fue hasta un baúl y de el sacó varias cosas.

— Látigos, tablas, ¿Alguna de estas cosas te agrada?

— No.

— Lo imaginé. - Daryl lo miró serio. — Ya sabes, nuestro primer encuentro.

— Si recuerdas eso, ¿Por qué preguntaste?

— Algunas personas están tan aferradas al pasado que les gusta recordar, sentir el dolor y encontrar estímulo en ello.

— ¿Y funciona?

— Fue lo mismo que yo pregunté y solo me dijeron que tiene su encantó. - se encogió de hombros y siguió. — Pluma, anillo, algunos juguetes sexuales, ¿Tienes curiosidad por alguno?

— No dejaré que me metas nada por el culo. - advirtió y Rick rio.

— Tranquilo, no soy de ese tipo. - tomo la pluma y el anillo. — Pero nos quedaremos con estos.

Así fue toda la tarde, Rick le mostraba varios objetos y él los aceptaba, desechaba o Rick tomaba la decisión, cuando estuvieron elegidos aclararon unas reglas del juego y finalmente pusieron un horario para las "clases" de Daryl. Al final del día, Rick había caído dormido en su cama y Daryl se recostó a su lado, admirando al omega.

Pasaron al rededor de dos meses para que Daryl supiera controlar a su alfa y confiara en Rick, ese día era uno especial, ya que Rick le dijo que celebrarían todo su avance y haría una comida solo para ellos dos en casa, el mayor está más que feliz, el fetiche de Rick por dominar a su alfa los había unido más, casi podía decir que volvían a ser aquellos dos hermanos unidos que fueron en la infancia, con la clara diferencia que ahora sus juegos como las atrapadas terminaban en besos, en el de las sillas siempre ganaban y esas miradas coquetas siempre estaban presentes, a pesar de todo eso nunca fueron más allá de ese coqueteó, no se habían acostado, lo máximo a lo que llegaron fue a masturbarse en compañía del otro y no hablar de sus astros Daryl siempre se alejaba cuando cualquiera de los dos llegaba. Tenían una buena relación, pero a los dos les daba miedo dar aquel paso para saber que es lo que podría pasar.

Al llegar a casa, Daryl llevaba consigo una pequeña caja de regalo en la parte interior de su chaqueta. Rick lo recibía con una sonrisa, una que se le pegó a él, la cena transcurrió tranquila hasta el final, dónde Daryl supo que era el momento perfecto para entregarle su regalo a Rick.

— Gracias por mostrarme tu mundo. - inició. — Todo lo que me has enseñado me hace sentir que estoy más cerca de ti y después de pensarlo demasiado, creo que no podré hacerlo con alguien más, no podría permitir que un omega que no seas tú, tenga tanto poder sobre mí. - le entrega el regalo. - Rick lo toma dudoso y al abrirlo una cadena con una muñequera de tela roja se encuentra dentro de esta. — ¿Quieres ser mi amo?

En vez de responder, Rick va a la cocina y regresa con una caja de regalo en las manos.

— Esta es mi respuesta. - decía feliz.

Daryl abrió la caja y en ella había un collar de tejido a rojo vivo.

— Has sido un buen aprendiz, desgraciadamente demasiado bueno para dejar que alguien más te tenga.

Cielo y mar se miraron, siendo iluminados por el sol de su propio mundo.

my little brotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora