1. Moon y Sam

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Los destellos de luz eran hipnotizantes. Moon observaba un mundo lleno de aventuras frente a su vista. Su diminuto y frágil cuerpo flotaba sobre el universo, y era tan divertido, mágico, que se dejaba llevar por esa maravillosa sensación embriagadora de libertad y admiración.

Moon se contemplaba a sí mísma, como una estrella fugaz. Volaba y se desplazaba tan rápido, que la distancia entre un planeta a otro era mínima. Y ella, era grande, y dejaba una luz en su rastro, que la seguía por toda la eternidad.

Una voz celestial proclamaba su nombre. “Moon” se escuchaba en ese espacio donde parecía imposible que se propague el sonido. Pero ese espacio, era el espacio de Moon, donde exactamente todo podía suceder.

Moon...

Moon...

—¡Moon!

Esa voz... Era de su madre. Moon se despertó de golpe, un poco asustada. Miró a su alrededor, ya no estaba en ese mundo místico, con oscuridad pero repleto de estrellas, planetas, y luces de muchos colores. Ahora se encontraba en esa habitación amplia y de colores blancos, y marrón claro, su casa.

—¡Ay, hija mía! ¡Al fin despiertas! Son las diez de la mañana, ya no es hora de dormir! Además... ¿No estabas viendo la televisión?

Moon se acomodó en el sillón, percatándose débilmente de que se había quedado dormida en la sala de estar. Otra vez.

—Ya sabes, má. No es que me guste dormir, sino que amo soñar. —Agregó Moon, con una sonrisa que parecía complacer el estado de ánimo de su madre, quién relajó su ceño, y le dedicó una sonrisa de vuelta.

—Está bien, mi niña soñadora.

Moon se levantó del sillón, y finalmente ve un poco desconcertada que habían unas dos personas al lado de su madre, observándola. Una era una mujer grande, como su madre. Y la otra, era una niña, como ella. La grande tenía una sonrisa en su rostro, la niña, se ocultaba detrás de quién parecía ser su madre, y miraba con curiosidad y tímidez hacia Moon.

—Querida, te venía a presentar a nuestras nuevas vecinas. Ellas son la señora Ellie y su hija, Samantha. —Y mirando hacia ellas, volvió a hablar—. Y ella es mi hija, Moon.

—¡La soñadora! —exclamó la señora Ellie con entusiasmo—. Un placer conocerte, Moon.

—El placer es todo mío —respondió Moon, quién había oído esa frase en las películas, y le pareció correcto repetirla.

La señora quedó maravillada.

—¿Y tú, Sam, no vas a saludar y presentarte? —Dijo su madre.

Se movió un poco a la derecha para que su hija pudiera estar a la vista. Aquella era una niña más alta que Moon, y tenía un cabello largo. Muy largo y rubio. Moon lo observó maravillada. Era muy distinto al suyo, que era de un negro tan parecido al espacio en sus sueños. Lo relacionó con el color del sol.

Era del mismo color que su madre. Pero el cabello de la señora Ellie era mucho más corto y ondulado.

—H-hola.

Moon estaba observando perdidamente el cabello de su nueva vecina, que su voz sonó muy repentina, y la dejó sin palabras. Era una voz melodiosa y tímida.

—¿Así nada más? ¿No le dirás cómo te llamas, querida? —agregó su madre casi a la par, por lo que Moon no había podido responder.

—Me llamo Samantha. Samantha Wood.

—Yo soy Moon Bell.

—Un placer conocerte. —Samantha copió a su madre.

—El placer es todo mío. —Moon copió a las películas otra vez.

Conexión Galáctica [Girls Love] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora