Sam se aferraba a Moon débilmente. Todos se tomaron de las manos, ya que la oscuridad y el humo nublaban la visión y casi no podían hablar, dificultando su comunicación y trabajo colaborativo para escapar de ese siniestro lugar.
Parecía el mismo infierno.
Isabelle disparó a una ventana y luego, Jack comenzó a golpear los vidrios restantes con el bate que había traído. Por ese lugar pudieron escabullirse y huir. Al estar fuera, con el cielo estrellado alumbrando levemente el lugar, pudieron distinguir que las llamas se habían desplazado hacia el bosque, abrazando a los árboles, consumiendo la madera que comenzaría a teñirse de negro.
Escapaban velozmente. Con sus gargantas irritadas por el excesivo humo entrando en sus vias respiratorias altas, casi no podían emitir palabra. El ambiente era sofocante y poco salubre. Corrieron para alejarse lo más pronto de ese asqueroso lugar infestado de malas personas.
Samantha se había caído por culpa de la poca visión y las pequeñas ramas atravesadas en el camino. Pero rápidamente fue levantada por Moon, que parecía sacar fuerzas de donde no quedaban. Otra persona más la había ayudado ya la sostenía con fuerza pero Moon no sabía si era Jack o Isabelle.
Parecía una noche infinita, donde reinaba el martirio. Pero al fin pudieron visualizar a lo lejos, al lado de la carretera, la camioneta vieja estacionada de Isabelle. A su lado estaba el vehículo que había transportado a Jack, que Moon divisó con dificultad que era el auto de Sally.
A lo lejos se escuchaban las sirenas de las patrullas de policía.
—Yo los llamé —exclamó una voz femenina que provenía de la persona que sostenía a la pelinegra.
Moon la observó. Sus ojos se encontraron con los distinguidos ojos azules de Sally. Aquella pasó de una mirada preocupada, a una de tranquilidad.
—Están a salvo... Todos están a salvo.
Un disparo.
Una bala perdida.
Isabelle indicó que todos se lanzaran al suelo mientras ella apuntó con rapidez hacia la dirección del sujeto que había lanzado el disparo perdido, y disparó contra sus piernas. Carter Anderson chilló de dolor, su túnica blanca estaba sucia, quemada y ensangrentada. Su cuerpo había sufrido el ataque del fuego al igual que su rostro, estaba casi irreconocible.
La furia de su propia maldad había arrasado su propia vida.
El hombre jadeaba en el suelo. Su carne expuesta se mezclaba con la tierra. Isabelle pensó en disparar directo a su corazón, para acabar con su sufrimiento y desamparo. Pero no lo hizo.
Todos permanecieron juntos, en el suelo. Moon le había tapado los oídos a Sam, para que dejara de escuchar esos tortuosos sonidos que emanaban de la boca del hombre quemado.
Los policías se acercaron a ellos, impactados por la escena delante de sus ojos. Apuntaban a todos e impedían que se movieran. Había mucho que escuchar de parte de los involucrados.
En esa mañana se había anunciado la noticia más extravagante de todas. Una mansión atacada por un incendio provocado por el mismo dueño. Su caso fue investigado de forma inmediata. Las personas que lo rodeaban eran miembros de su secta, tal como había concluído Moon. Y esa mansión era su lugar de encuentro.
Esta noticia comenzó a divulgarse tan rápido como una estrella fugaz. Se desplazaba por las ciudades y pueblos cercanos, logrando generar terror en sus habitantes.
Un distinguido profesor de las Artes, había secuestrado a su "novia" y la había mantenido intoxicada con drogas depresoras del sistema nervioso a dosis casi letales. La mujer ha quedado con secuelas psicológicas que los doctores tratantes creen que existe alta probabilidad de que sean permamentes.
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Conexión Galáctica [Girls Love] TERMINADA
RomantizmMoon está enamorada de su mejor amiga, pero no quiere reconocerlo más que en sus sueños, donde viaja por el universo y puede ser ella mísma. El dolor de ocultar un secreto que puede romper su apreciada amistad, la obliga a querer escapar de su reali...