6. Galaxia prohibida

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Moon se había dado un baño después de enviarle un mensaje resumen de todo lo que había sucedido a Sally. Aquella no lo podía creer y lo lamentaba en reiteradas ocasiones. Moon le respondía que ella lo lamentaba más.

Samantha esperaba en su habitación, observando con detenimiento el orden que tanto amaba Moon desde pequeña. Le daba una estructura única a todo, combinaba colores, no había ningún lado que no estuviese ordenado.

Moon había aparecido con sólo una toalla rodeando su cuerpo y el cabello mojado.

Luego recordó el pequeño detalle. Samantha estaba en su habitación.

Aquella la observó mientras se acercaba, y Moon no puedo descifrar la expresión de su rostro. Se sonrojó.

—¿Quieres que te seque el cabello? —preguntó ella, de una forma coqueta.

O tal vez no fue de forma coqueta, más bien divertida, y Moon lo había pensado así. La sangre se le subió a la cabeza. Esa situación hubiese sido natural si fueran niñas aún, pero ahora que son adultas y además, una gusta de la otra, o probablemente, el sentimiento es mutuo, se tornaba una situación un tanto complicada para Moon.

—Tranquila, Moon. Si quieres me voy a la sala, y regreso cuando estés lista —sonrió.

—Te pasaré un pijama. Tengo uno extra —dijo de una forma más cortante de lo que le hubiese gustado—. No demoraré nada.

Pero sí se demoró. Su actuar era más insulso cuando ella estaba cerca. Se le había caído el secador de pelo, y otros detalles que aumentaron su demora. Estaba muy nerviosa, pero a pesar de todo lo que había vivido, le encantaba tener a Samantha en departamento. Un calor subió por sus mejillas, tiñéndolas nuevamente de ese color que ya le estaba resultando tan característico.

—Estoy lista, Sam.

¡¿La estoy invitando a mi cama?!

Moon se obligó a sí misma a no pensar mal. Ya había dormido con ella antes, cuando eran pequeñas. Ahora no debería ser diferente.

Es malditamente diferente.

Samantha había entrado con el pijama que su amiga le había pasado. Era mucho más alta, por lo que le quedaba más apegado y la suave tela blanca dejaba ver lo apretado que estaba su cuerpo.

Desvió la mirada, y aprovechó el movimiento para remover la ropa de cama e ingresar ahí. Entre sus sábanas puedo sentir confort y suavidad. Samantha se arropó junto a ella, y ambas quedaron separadas a una distancia considerable, observando el techo de la habitación.

—¿Está bien si pregunto qué eres de ese tipo? —Susurró con intención de no realizar una pregunta hostil.

—Nada. No lo conozco. Fue un error ir allí.

Samantha se había posicionado de lado, mirándola. Moon se obligó a no moverse. Lo que le provocaba estar cerca de ella era insensato, poderoso, irracional. La necesitaba cerca. Necesitaba tener su aliento y olor con ella, acariciar su piel y besarla.

Sintió su respiración aún más cerca, y sus latidos se hicieron presentes de forma tenue y tranquila.

—Yo dije que te abrazaría, ¿no?

Pareciera que ella sabía lo que provocaba, y se aprovechaba de eso, con una intención pícara pero dulce al mismo tiempo.

Moon se acomodó dándole la espalda, y acercándose a ella. Samantha acortando la distancia, hasta que sus cuerpos se rozaron. La rubia la rodeó con su brazo libre, y el otro restante lo apoyó en la cabecera.

Conexión Galáctica [Girls Love] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora