21. Lady Stardust

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Moon no pudo dormir en toda la noche.

Se hizo fiel compañera de la interminable madrugada. Sus oscuros pensamientos sobre todo lo que había pasado hacían que su cabeza doliera, y además, el potente frío estaba traspasando sus débiles nervios.

Lo más difícil fue enfrentarse al siguiente día, porque lo queramos o no, siempre llega una nueva mañana. Una que puede ser tan cálida como un sol radiante de verano, o tan fría y siniestra como haber tenido una noche estando cerca de un asesinato. Para Moon y Jack, lamentablemente fue la segunda.

Sally la había notado extraña, callada y distante, a pesar de los múltiples y obstinados intentos de la pelinegra por parecer normal y feliz. Su amiga había intentado animarla, y también, le dio la posibilidad de solo celebrar su cumpleaños con las personas que ella quisiera y que sea algo más sutil. Pero Moon se negó a esa idea. Ella quería convencer a su amiga que todo estaba bien.

O lo que realmente quería era convencerse a sí misma de eso.

Para ello, fingió que todo estaba bien. Le aconsejó a Jack que hiciera lo mismo. Comenzaron a preparar las cosas, y alistarse entre ellos. Moon usó un estilo cósmico en su atuendo, con tonos azules oscuros. En su maquillaje resaltaba el iluminador violeta y brillantina del mismo color. Sally había optado por un vestido corto blanco y botas alargadas del mismo color. El maquillaje era muy parecido al de Moon. Jack escogió un esmoquin azul marino y una máscara pintoresca de extraterrestre de color verde, no sin antes estrenarla asustando a Sally.

Aquella había nombrado “Lady Stardust” a Moon, quién había entendido la clara referencia a su canción favorita de David Bowie. Al escucharla en el parlante, se sintió en una transición de ser una especie extraterrestre. Y se rio de ese comportamiento infantil, mágico e irracional. Agradecía tener amigos como Jack y Sally por otorgarles estos espacios de felicidad.

Ahora, en la fiesta que estaba desenvolviéndose en casa de Jack, comprendía que el peligro estaba muy cerca. Y fingir era un mecanismo de defensa psicológica muy empobrecido. Se sentía hipócrita de celebrar cuando su mente estaba ida completamente, en una idea macabra, que se alimentaba cada vez más de ella.

No estoy a salvo.

Nadie lo está.

—Hola, Moon.

Esa voz aparecida de la nada la sobresaltó.

—¿Vanessa? Ho-hola...

Su presencia en el lugar le había parecido extraña. Volteó a mirar a Sally, quién estaba a su lado, y esta sorbió la bombilla de su jugo, con una mirada de extrañeza ligera, de que ella no la había invitado.

—Yo quiero... Disculparme por lo que sucedió. No debí reaccionar así de brusco.

—Está bien. Yo... También actué mal.

La morena sonrió débilmente—. Ah, y por cierto, feliz cumpleaños.

Luego de abrazarla de forma amistosa, charlaron un poco más. Entre pláticas, Vanessa la había invitado a bailar. Su cuerpo se apegaba al de ella. Los roces suaves, la música impregnando la sala, muchas personas moviéndose agitadas, desenfrenadas, extasiadas. Moon se dejó llevar en ese momento, solo quería olvidar todos sus problemas. Miró a la chica que estaba al frente, y la rodeó con los brazos, atrayéndola hacia sí.

Vanessa extrajo de una pequeña bolsa, una tableta diminuta que Moon la observó con detenimiento. Aquella sonrió en su dirección, y besó a la pelinegra con efusividad y deseo, para luego llegar a un ritmo lento y pasional.

—Debes esperar un momento y luego te lo tragas, ¿sí? Confía en mí. —Murmuró en su oído izquierdo, provocando escalofríos en la chica que no comprendía muy bien lo que la morena le decía.

Conexión Galáctica [Girls Love] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora