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Eres el mejor amigo de todos los mejores amigos.

La luz entraba por mis ojos cerrados y cuando los abrí lo primero que vi fue a Draco. La luz naranja del amanecer le daba a en la cara, pero él seguía durmiendo, su pelo rubio estaba desordenado y su respiración era tranquila.

Le un beso en la mejilla, otro en la nariz, otro en la frente, seguí haciendo eso hasta que él se despertó. Me sonrió y yo hice lo mismo.

—Buenos días, Draco.

—Hoy estás muy contenta... —comentó con un brillo extraño en sus ojos.

—Si, pero...

No pude terminar la frase porque Draco posó sus dedos en mis costillas y empezó a moverlos rápidamente, la sensación molesta pero a la vez agradable me invadió y estallé de risas.

—¡Draco para! —exclamé entre risas.

Escuché como él también se reía levemente mientras que intentaba darle golpes en el brazo para que parase. Al cabo de un minuto paró de hacerme cosquillas y noté mi respiración agitada.

—Ya sé cuál es tu punto débil, amor.

¿Amor? Nunca me habían llamado así. Mi corazón dio un pequeño salto al escuchar esas cuatro letras.

—Ya descubriré el tuyo, cariño —bromeé.

—Yo no tengo puntos débiles.

—Todo ser humano los tiene.

—Ya, claro.

Me levanté de su cama y le di un corto beso en los labios.

—Voy a mi habitación, nos vemos después.

—Está bien, nos vemos.

Con una sonrisa salí de la habitación de Draco y me fui a la mía. Cuando llegué a ella me duché y me puse un jersey verde oscuro con unos pantalones negros, me arreglé el cabello y me dirigí al gran comedor.

Sabía lo que tocaba ahora, tenía que hablar con todos y disculparme, nunca se me han dado bien las disculpas, no sabía lo que era estar enfadada con alguien, nunca había tenido amigos y tampoco me había enfrentado a esos problemas, me daba miedo, mucho. Llegué al gran comedor y al estar en frente de mi mesa mis amigos se giraron hacia mi con mala cara.

—¿Podemos hablar, por favor? —pregunté.

Hermione se hizo a un lado dejando un hueco entre ella y Harry, me senté ahí y todos me miraron atentamente.

—A-a ver... —murmuré—. Estaba muy mal en ese momento, y sé que no es excusa, pero... mi pasado no era de gran ayuda. Fred y George, habéis sido las únicas personas de esta escuela que han visto como era yo antes, sigo siendo así, pero ya sé cómo comportarme y controlarlo, os pido perdón por todo lo que os dije, de verdad. Acababa de estar a punto de morir, literalmente, igual lo de mis poderes y todo eso es una razón más para odiarme, además de que soy insegura y no soy tan guapa como las demás chicas, pero os juro que no soy ningún monstruo. Astoria me está arruinando la vida y eso si que no lo puedo controlar.

Hubo un gran silencio por unos segundos hasta que Fred habló.

—Estuvo mal lo que dijimos sobre que Astoria tenía la razón.

Fred se levantó y yo también, rápidamente nos fundimos en un cálido abrazo, me alegraba saber que los gemelos no me odiaban. Cuando nos separamos George corrió a abrazarme también.

—Perdón, enana —susurró George.

—Perdón, fotocopia.

A los cinco minutos estaba riéndome de un chiste que había dicho Harry, todos me habían perdonado.

Grey Eyes / Draco Malfoy (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora