— ¡MAMÁ! — gritó Ella en el asiento del acompañante— ¿A dónde vas?
— ¿Qué?
—Acabas de pasarte nuestra calle.
Jennie suspiró. No le sorprendía. Desde que había salido de casa de Lisa Manobal, apenas había podido centrarse en lo que estaba haciendo. Casi se le olvidó darle a Gail el dinero a la salida del colegio.
Gracias a Dios que Gail no tenía tiempo para charlar. Jennie no quería hablar con ella de cómo le había ido el día. Aún no había conseguido asimilar que Lisa Manobal fuera Pranpriya Bruschweiler. Ni que la hubiera invitado a ir a la cena de entrega de premios del día siguiente. Ni que ella estuviera seriamente tentada de aceptar.
Mientras Jennie giraba en la rotonda, insistió para sí en que había hecho lo correcto al negarse a aceptar su invitación.
No era una idiota y sabía leer entre líneas. Lisa Manobal, alias Pranpriya Bruschweiler, era una mujeriega. Igual que su personaje, Hal Hunter. La casa de Lisa era el típico piso de una soltera, con piscina cubierta, jacuzzi y gimnasio privado. También tenía una enorme pantalla de plasma y un sistema de cine en casa frente a la cama, y una bañera con hidromasaje, suficientemente grande para dos, o incluso para tres, en el baño de la habitación.
Aparte de eso, no se le había escapado el comentario que hizo acerca de no casarse. Además, tenía que tener más de treinta años, pasada la edad en la que la mayoría de las mujeres se casan y forman una familia.Estaba claro que su estilo de vida era el de una soltera sin complicaciones.
Y la Señorita Ligona no se conformaría con un besito platónico de despedida en la mejilla. Sólo le había dicho eso para que accediera a salir con ella. Desde luego, estaba claro que la había considerado un objetivo fácil en cuanto había sabido que era viuda.
Lisa no había sido la primera mujer en pedirle una cita, pero sí la primera a la que ella estaba tentada de decir que sí.
¿Por qué?, se preguntaba Jennie una y otra vez mientras conducía hacia su casa.
Tenía que ser porque ella era su escritora favorita, pero sospechaba también que el pasar una noche de glamour en Sidney, resultaba un atractivo irresistible para una madre soltera de las afueras que no había ido a ningún lugar glamuroso desde hacía años. En la costa, todo era muy informal, y la gente no se vestía de forma elegante ni en Nochevieja.A ella le encantaba ponerse elegante. Al menos, le había gustado cuando Kai vivía.
El que le apeteciera aceptar la invitación de Lisa no tenía nada que ver con que la encontrara físicamente atractiva, se dijo con firmeza. A ella le gustaban las mujeres delgadas y elegantes, con buenos modales y dulces ojos azules, no las mujeres poco femeninas, bruscas con rasgos duros y los ojos mieles más fríos que había visto nunca.
Jennie recordó la sorpresa de Lisa al saber que ella no salía con mujeres; era comprensible, pero pensó que ella había manejado bien la situación. Por supuesto, no le había dicho el motivo real por el que no quería tener citas, pero eso habría sido muy embarazoso.Aun así, la razón que le había dado era cierta. Le disgustaba profundamente cómo algunas madres solteras pasaban de una cama a otra, aunque a esas personas no les importaran en absoluto sus hijos. Pero ellas dejaban que entraran en las vidas de los niños y que crearan un vínculo afectivo.
¿Cuántas madres solteras y divorciadas conseguían encontrar a alguien decente con quien casarse? No muchas. Cuando sus amantes se aburrían del sexo, cortaban la relación. Le había pasado a muchas de sus amigas, y los hijos de éstas también sufrían esas rupturas.—Sí, he hecho lo que debía —murmuró para sí.
Estaban ya muy cerca de casa y podían verla. Era un edificio de ladrillo de dos pisos del que Jennie estaba muy orgullosa. Después de la muerte de Kai, había tenido que hacerse cargo sola del pago de la hipoteca, pero estaba decidida a no perder su casa. Trabajó muy duro para darse a sí misma y a su hija una seguridad económica. Por eso, aunque hubiera querido salir con alguien, no habría tenido tiempo en aquel momento.
ESTÁS LEYENDO
Princesa de Hielo | Jenlisa G!P
De TodoJennie Kim es una joven de treinta años, viuda, madre y dueña de una empresa de limpieza. Totalmente centrada en su trabajo y su hija, Jennie huye de las relaciones y, especialmente, del sexo. Lisa Manobal, una seductora escritora, llegará a su vida...