Se pasaron toda la noche entre libros y haciéndose cuestionarios de lo que habían aprendido. Escribían en cualquier parte información que necesitarían más tarde y así estuvieron incluso antes del examen.
El profesor a cargo de la clase había tenido un pequeño percance, así que, en su ausencia, Johnny le hizo el favor de cuidarle la clase mientras él llegaba.
La mirada del más alto estaba quemándole la cara al pobre Renjun que solo miraba su examen. No era necesario que apartara la mirada del papel, pero tenía una pequeña manía de chismear el ambiente antes de continuar con lo que tenía que hacer. Ahora mismo no podía moverse por miedo a que Johnny lo regañara por respirar de otra manera.
Haechan se reía desde el final del salón mientras veía como su vecino miraba mal a su pobre mejor amigo.
Cuando el profesor apareció, Johnny se despidió de toda la clase, haciéndole la señal de "te vigilo" al pobre castaño que ya no daba más con esa intensa mirada.
—Tienen treinta minutos desde ahora —anunció el profesor, mirando su reloj.
El pelirrojo tomó su bolso y caminó hacia la mesa del profesor, diciéndole que ya había terminado. Más de sus compañeros hicieron lo mismo y ahora solo quedaban un par y el pobre castaño.
—Diez minutos, chicos.
Renjun fue el último en entregar su examen y al salir del salón se lanzó a los brazos de su mejor amigo.
—¿Por qué tardaste tanto?
—Es que me quedé dormido —confesó mientras "lloriqueaba" en los brazos del pelirrojo—. Pero respondí todo y verifiqué como seis veces antes de que el profesor me quitara el examen.
Haechan asintió. —Vamos a casa, cancelaron la clase del profesor Kim.
No preguntaron por qué, solo querían dormir unas cuantas horas antes de continuar estudiando para los dos exámenes que tendrían al día siguiente.
—Ayer olvidé mencionarte que Jeno trabaja en la tienda frente a tu edificio.
Haechan se detuvo en seco. —¿Es una broma? —Renjun negó divertido—. ¿Qué podemos hacer para dejar de ver a ese idiota? A veces siento que nos vigila.
—¿Por qué los vigilaría? Solo tengo mala suerte —detrás de ellos iba el tema de conversación—. ¿Qué? Yo también estudio aquí, podemos toparnos de vez en cuando.
—¿Al final te reconciliaste con tu novio Mark? —preguntó Renjun tratando de cambiar el tema.
Jeno levantó una de sus cejas. —¿Qué te importa?
Haechan y Renjun se miraron con sonrisas cómplices. —Entonces, si están saliendo —comenzó el pelirrojo, siendo seguido por su amigo, quien asentía a lo que decía—. Jamás pensamos que lo admitirías, pero creo que ya era momento. Nos tenías sin dormir.
Jeno rodó sus ojos. —Váyanse a la mierda.
—¡Jeno no te enfades, te amamos! —Renjun con sus manos hacía corazones pequeños y grandes, avergonzando al pobre chico que caminaba más rápido.
En cuanto llegaron al departamento se lanzaron a cada sofá que existía en la sala de estar. Dormirían un par de horas y luego comenzarían a estudiar para los exámenes restantes.
—Odio ser universitario, pero no tengo deseos de salir a independizarme en un país que te hace competir con el otro. ¿No podemos mudarnos juntos y vivir en el campo vendiendo huevos y trigo? —Haechan miró a Renjun esperando a que le dijera que estaba bromeando—. ¿No te gustaría? A mí, sí, sería como una jubilación a temprana edad. ¿Quién sabe si en ese lugar encontramos el amor o un hombre rico que nos mantenga?
—Deja de soñar, Junnie. Duerme, te hace falta.
—Tengo hambre.
Durmieron hasta las diez de la noche, ninguno de los dos había podido despertar con las alarmas que habían ajustado para que sonara a las dos de la tarde. Así que ahora se golpeaban entre ellos por no aprovechar las horas para estudiar.
—¡Piedra, papel o tijeras! —gritaron ambos para determinar quién iría a verle la cara de "rana" a Jeno y comprar comida.
Como siempre, Renjun perdió.
—Pero yo fui ayer.
—¿Y? Decidimos como adultos responsables quién iría a comprar y has perdido, sé un buen perdedor y vete. Muero de hambre.
Renjun entrecerró sus ojos y lo apuntó mientras se ponía los zapatos. —Voy a comprarme un helado y no te voy a traer.
Haechan asintió sin creerle. Siempre que decía eso llegaba con uno para él.
El castaño bajó por el ascensor y se encontró con un hombre alto de cabello negro que estaba recargado en la puerta abierta. Con una simple reverencia ambos se saludaron y Renjun caminó a paso rápido, le daba mala espina la presencia de aquel hombre.
Esperó paciente por el semáforo y cuando fue su turno de avanzar caminó más rápido que siempre, ya que por la noche el peatón disminuía y duraba menos su turno de cruzar.
La casona abandonada lucía más aterradora por la noche, así que sin prestarle atención y rezándole a las estrellas caminó directo a la tienda.
—Buenas noches —saludó Jeno sin prestar atención al cliente.
El rubio del día anterior también estaba, pero esta vez utilizaba un abrigo de piel bastante grande.
—Buenas —le regresó el saludo, llamando la atención de ambos que se voltearon a verlo de inmediato.
Renjun no los miró porque estaba más ocupado en buscar un helado para ambos, así que no se dio cuenta cuando el rubio se acercó a él.
—¿No crees que has estado comiendo mucha basura estos dos días?
El castaño no se volteó a mirarlo. —Hasta donde yo sabía, era mi problema. Pero gracias por pensar en mí —sacó los helados y caminó hacia la comida.
Era universitario y estaba viviendo a costillas de su amigo porque su departamento quedaba muy lejos. Él agradecía que al menos podía comer y no solo fumaba como en los primeros dos años de universidad, donde sobrevivió a base de cigarrillos y café de máquina.
No quería hablar con una persona que lucía como un gánster y que se notaba que tenía dinero. Le daban miedo los gánsteres y las personas de dinero le daban envidia, nada bueno saldría de sus labios si fusionaba ambas cosas.
—¿Solo llevarás eso? —preguntó Jeno mientras pasaba las cosas por el lector de código.
Renjun tenía ganas de fumar y ya no le quedaban cigarrillos. —Dame de esos NeoSmoke, por favor —Jeno levantó una de sus cejas—. ¿Qué?
—¿Fumas?
—No. Son para mi mamá.
Jeno asintió y se volteó para agarrar de la marca que le había dicho el chico. —¿Algo más? —el rubio comenzó a reír porque Jeno realmente había creído en las palabras de Renjun.
—Llevaré el encendedor —le dijo mientras sacaba el más barato y pequeño del mostrador.
—¿Algo más?
Renjun miró la bolsa donde llevaba sus cosas y negó. —Eso es todo —le entregó su tarjeta y esperó paciente porque todo estuviera listo.
—¿Terminaron el trabajo?
—Hay unos idiotas que todavía no nos envían su parte, así que una vez que ellos se dignen a hacerlo, estará listo —Renjun se encogió de hombros y guardó su tarjeta en su billetera—. Dile a tu novio que deje de hacerse el misterioso y envíe la mierda, quiero dormir a una hora prudente, aunque sea una vez esta semana.
Salió de la tienda y abrió la cajetilla. En el edificio la vecina del piso de arriba había reclamado varias veces por el humo, así que ellos debían ir a la azotea o salir del edificio para fumar.
Pasó casi con los ojos cerrados por enfrente de la casona y esperó por el cambio de semáforo.
Se sentía un poco inquieto por alguna extraña razón y no tenía ganas de averiguar por qué, cuando era un miedoso innato.
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El último de los Na
FanficRenjun ha estado visitando a su mejor amigo más de lo habitual y por culpa de eso se consigue un acosador un tanto peligroso. 🦊🐰