Capítulo 11 «Nuevo juego»

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Estuvieron en silencio toda la noche. Ni siquiera fueron capaces de mirarse a los ojos al día siguiente. Haechan todavía estaba muy enojado con su mejor amigo y Renjun se sentía triste por lo mismo.

—Eres un tonto, Lee Donghyuck —decía mientras iba de camino al trabajo. No le importaba parecer un loquito, merecía descargar su ira contra su mejor amigo.

Entró al edificio y saludo a ambas recepcionistas.

—Señor Huang, tendrán una reunión en cinco minutos con el señor Na. Es mejor que se apresure —le informó Yeji.

—¿Me podría prestar un lápiz? Creo que olvidé traer uno.

Yeji buscó uno y se lo entregó de inmediato.

—Se lo devolveré más tarde. ¿Dónde es la reunión?

Con un par de indicaciones, Renjun llegó a una enorme oficina donde ya se encontraban un par de artistas en sus respectivos asientos.

—Oh. Tú debes ser nuevo, ¿no es así? —preguntó un chico de cabello anaranjado—. Mi nombre es Liu Yangyang —le ofreció la mano y Renjun la sujetó de inmediato.

—Es un placer, yo soy Huang Renjun —le hizo una pequeña reverencia, haciendo reír a Yangyang—. Estoy a su cuidado.

—Lo mismo digo, señor Renjun.

El hombre junto a Yangyang se levantó de su lugar y le ofreció la mano. —Yo soy Lee Ten. Llevo una semana trabajando en esta hermosa galería.

—Es un placer.

Los tres se sonrieron a gusto y fueron interrumpidos por tres personas que acababan de llegar.

—Ya se han presentado —sonrió Jaemin—. El señor Huang acaba de llegar, así que espero que puedan ayudarlo —sujetó a Renjun de los hombros y lo arrastró al asiento junto al suyo.

Yangyang rio divertido y asintió. —Será un placer.

Jaemin levantó una ceja. —Señores Lee, tomen asiento por favor.

Renjun jamás pensó que volvería a ver a Jeno y a Mark frente a él, pero él ya sabía que no tenía la suerte necesaria para ese tipo de cosas.

Hablaron de las próximas exposiciones y de los siguientes eventos que tendrían para todo público. Renjun anotaba todo en su pequeña libreta, cuando todos se quedaron en silencio levantó la cabeza de sus anotaciones.

—¿Pasa algo?

Yangyang negó con una sonrisa. —Es tu turno de presentar tus próximos proyectos, señor Renjun.

—No tenía idea, lo siento mucho.

Se levantó de su asiento y suspiró, muy nervioso. Ni siquiera cuando presentaba sus cuadros a sus profesores había estado tan inquieto.

—Bueno, yo... estoy trabajando en una pintura. Me especialicé en retratos, pero también hago pinturas de paisajes, nada de otro mundo.

Jaemin asintió. —No debe despreciar su arte, señor Renjun. Por algo está aquí.

El rubio recordaba muy bien el portafolio que estaba en su oficina, con todas las pinturas que Renjun había hecho en la universidad.

—Sí, lo siento.

Ten levantó la mano, tratando de hablar. —¿Podrías enseñarnos tus dibujos?

Renjun se sonrojó un poco. Caminó hacia la computadora que proyectaba algunas cosas y sacó su USB del bolso, conectándolo de inmediato.

Había un par de carpetas con nombres en chino y entró a una carpeta que parecía tener pocas ilustraciones.

—Son fotografías que le tomé a algunas pinturas que hice en la universidad.

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