Capítulo 4 «Prueba final»

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Renjun se quitó a Haechan de encima, para mirar de su mejor amigo al profesor que lo odiaba.

—Son unos idiotas, casi me la creo. A veces se me olvida que son medio-actores —sacó el café de la bolsa y lo abrió, bebiendo un poco—. Les faltó un poco más de sentimiento.

Johnny se levantó de su asiento y suspiró. —Hablamos en serio. Él es un poco peligroso.

—¡Poco! —gritó Haechan—. Tu perro es un poco peligroso, ese hombre es la definición de la palabra.

—De acuerdo, lo que sea. Vamos a casa, tengo frío y tengo mucho que contarte.

—Junnie hablamos en serio aquí, escucha a Johnny.

Renjun rodó sus ojos y asintió.

—Si sientes que te siguen, no mires atrás y corre lo más lejos que puedas. Si un auto se detiene junto a ti, lo mismo.

—Johnny, sin ofender, pero eso me lo enseñaron cuando tenía cinco años. No te preocupes.

—¡Hablo en serio!

—Mi pregunta para ti sería, ¿por qué eres amigo de una persona tan peligrosa? —hubo un ambiente tenso después de esa pregunta—. ¿Eras así?

Johnny asintió. —Dejé ese camino cuando decidí entrar en la universidad. Pero él no y ahora es el jefe. De verdad no esperaba que tú fueras su tipo. Pensaba que Haechannie sería más de su agrado.

—No me ofende porque mi mejor amigo es precioso, pero me perturba el hecho de que le atraje a alguien con mi personalidad. Supongo que debe ser sordo y piensa que sabe leer los labios, entonces para sus ojos yo solo digo poesía.

Haechan rodó sus ojos. —Junnie, vamos dentro.

Al entrar al departamento, Haechan dejó salir todo el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta. Se notaba que estaba tenso y Renjun supuso que no era tan falsa la noticia.

—¿Debería regresar a casa? Yo creo que una vez me deje de ver, asunto arreglado. Aunque casi me consigo un novio que trabaja en la tienda. Antes que digas algo, por supuesto que no hablo de Jeno.

—Lo supuse, no tienes gustos raros —Renjun sonrió, levantando sus dos cejas de manera juguetona—. Solo fue pasajero, ya supéralo. Yo lo hice.

Renjun se sentó en el sofá que ya parecía suyo y le indicó a su mejor amigo que hiciera lo mismo. —¿Qué tan peligroso es del 1 al 100?

—1000.

—Mierda.

Como había dicho, el castaño tuvo que regresar a su solitario departamento por culpa de un hombre peligroso que se había encaprichado con él.

Estuvo todo el fin de semana en videollamada con Haechan diciéndole lo mucho que lo extrañaba y le picaba la lengua decirle su idea de mudarse juntos, pero ahora que estaba en peligro, no parecía buena idea.

El lunes por la mañana, ambos mejores amigos se reencontraron en la entrada de la universidad, se dieron un abrazo enorme, solo porque se habían extrañado mucho. Cosa de mejores amigos.

—¿Has sabido algo del hombre peligroso? —preguntó Renjun, sentándose en su asiento habitual del salón.

Haechan negó. —Johnny dijo que no lo ha visto desde que te fuiste. Estoy preocupado, Junna.

—¿Debería regresar a China? —Renjun lo dijo para sacarle una sonrisa, pero a su mejor amigo no le pareció gracioso—. Bromeaba, no me iría sin ti a ninguna parte. ¿Te fijaste en lo mucho que te extrañé? Estuvimos viviendo juntos casi un mes y siento que me volví dependiente de tus bromas aburridas.

—Sé que las amas.

Renjun asintió. —Claro que sí, Haechanie.

El profesor les comunicó sobre el trabajo en pareja que debían enviarle ese mismo día por la noche y ambos se pusieron a realizarlo de inmediato, sin querer trasnochar por un pequeño trabajo.

Al salir del salón, apareció Jeno. No lucía tan bien como siempre y ambos chicos lo miraron preocupados. Podía no caerles bien el peli rosa, pero no eran malas personas.

—¿Qué pasó con tu cara? —que estuvieran preocupados no quitaba el hecho de que no les agradaba.

Jeno solo miró a Renjun y se acercó a él. —Huang Renjun, necesito un favor.

—¿Por qué debería ayudarte? —trató de lucir serio, pero la cara de perrito del chico frente a él lo hizo reír—. Perdón. Dime, ¿qué pasa? ¿Tú y Mark se pelearon?

El peli rosa le tapó la boca con una de sus manos. —Lo siento, pero necesito que cierres la boca —Haechan le golpeó la mano y lo miró mal—. Necesito que vayas a la tienda.

—¡Imposible! —respondió el pelirrojo por su mejor amigo—. Junnie no puede regresar.

—¡Este es el único favor que te pido! Por favor.

—¿Por qué? —pudo por fin decir. No tenía pensado acceder si no era una razón válida.

Más desesperado que antes, Jeno cerró sus ojos. Casi parecía que se pondría a llorar. —El jefe... él ha estado de mal humor desde que se enteró de que te fuiste.

Renjun y Haechan se miraron entre sí.

—¿Y qué? Se le pasará, no está enamorado de mí. Solo es un capricho y yo no estoy para relaciones pasajeras, soy demasiado romántico para esas cosas.

Jeno suspiró. —Solo una vez, háblale y listo.

Renjun lo pensó por un segundo. —¿Qué gano haciéndote el favor?

—¡Lo que quieras!

—Bien. Entonces quiero que, de aquí a nuestra titulación, dejes de ser un imbécil. Me da igual Mark, pero a ti al parecer no puedo dejar de verte. Yo y mi mala suerte.

Como lo dijo, Renjun regresó de la universidad junto a Haechan y Jeno. Ninguno de los tres habló durante todo el camino porque estaban muy nerviosos, no sabían qué pasaría con el pobre chico que sería comida de tiburones.

—Muy bien, Junnie... —Haechan no quiso soltar su mano incluso cuando bajaron del autobús—. Tú... regresa rápido, estaré esperándote aquí mismo. Cuando regreses ambos nos iremos a tu departamento, ¿entendiste?

Renjun asintió. —Sí, corazón. Ya regreso, lo prometo.

Jeno y él se alejaron del pelirrojo que temblaba de los nervios, no sabía de qué sería capaz el idiota que se había encaprichado con su mejor amigo, pero esperaba que no fuera nada malo o sería capaz de matarlo o morir en el intento.

—¿Sabes por qué está obsesionado conmigo? Es extraño, jamás lo he visto. O sea, solo estos últimos... ¿Qué? Tres días o algo así. ¿Está loquito?

Jeno no respondió por miedo a ser oído. —Solo... ten cuidado, ¿de acuerdo? No digas nada estúpido que pueda causarte algún daño, él es peligroso.

—¿Por qué trabajas para él si es peligroso?

Sus labios temblaron antes de poder decir algo. —Él y yo éramos mejores amigos desde la escuela primaria. Perdimos contacto hasta que en el segundo año de la universidad me lo encontré y charlamos. Le conté que estaba buscando trabajo y él me lo ofreció... yo no sabía nada, pero después de un tiempo me enteré de que la tienda solo es una tapadera para su real trabajo.

—¿Qué hace?

—¿Qué crees que hace, Renjun?

Entraron a la tienda que estaba en silencio. Había un par de cosas destruidas y el chico que atendía parecía estar escondido en la sala de empleados, mientras el "querido" jefe de Jeno les daba la espalda con un bate en la mano rompiendo varias cosas de su propiedad.

Al oír la campanilla de entrada, el rubio se volteó de inmediato.

—¡Está cerrada la puta tienda! —gritó, asustándolos.

No parecía para nada seguro seguir en la tienda, pero Renjun no podía moverse. Estaba congelado en su lugar, sintiendo como su corazón se le escapaba por el miedo que aquel hombre le producía.

El último de los NaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora