CAPÍTULO 11

290 18 0
                                    

Narra Peter

-Gwen me ha llamado. Quiere que quedemos para contarme una noticia importante. Comentó Leah cuando los tres estábamos saliendo de la enorme vivienda de los Osborn. -¿Que os parece si os ponéis al día y me uno para la cena?

-A las nueve en aquel restaurante de comida italiana que nos encantaba de pequeños, ni un minuto más tarde. Advirtió Harry divertido.

-Por supuesto, señor Osborn. Le contestó de igual forma para luego dirigirse a mí. -Señor Parker. Murmuró despidiéndose con un beso a los cuales era completamente adicto.

Completamente adicto tanto a sus besos, como a ella.

Decidimos recorrernos la ciudad sin un rumbo en concreto mientras hablábamos sobre estos últimos años separados que no se sentían como tales:

-Después de graduarme fui a Brasil, luego a Singapur y luego a Europa. Me comentó el nuevo multimillonario.

-Es verdad, lo sé, te vi.

-¿Cómo que me viste? Dijo sorprendido.

-Te vi en una revista con una súper modelo francesa, ¿te suena de algo? Le respondí deslizándome por una de las barandillas de las escaleras.

-Sí, sí. Afirmó riendo a la par que imitaba mi gesto. -Todo ese tema de las modelos es tan agotador...

-Ah, ya lo creo... Suspiré irónico, aumentando nuestras risas.

Tras un rato caminando, llegamos a unas barandillas próximas al río Hudson.

-Que... ¿cómo va todo con Leah? Quiso saber. -Habéis tardado años en daros cuenta.

-¿Darnos cuenta de qué exactamente?

-De que estabais enamorados el uno del otro desde que os visteis por primera vez. Respondió con las cejas elevadas. Haciendo que dirigiera mi mirada al suelo y llevara una de mis manos a mi nuca algo nervioso.

-Ya, bueno... a veces, es, es complicado, pero ella y yo debemos estar juntos, lo sé. Confesé provocando que Harry me diera una palmada en mi hombro sonriente.

-Yo paso de lo complicado, pero me alegro de que ambos estéis juntos después de todo.

Tiempo después fuimos a la orilla a tirar algunas rocas al agua.

-Cuando mi padre me mandó lejos, intenté olvidar todo lo relativo a este lugar. Habló dejando un rastro de amargura y arrepentimiento en sus palabras al mismo tiempo que lanzaba una piedra. -Eso también os incluía a Leah y a ti.

-No tienes porque darme ninguna explicación, Harry. Nos dejaron tirados. Le respondí con el mismo tono de voz.

-¿Llegaste a saber por qué se largaron tus padres? Me cuestionó. A lo que yo negué en silencio debido a que me costaba encontrar las palabras.

-Mi, mi padre dejó una cartera... solo tengo una cartera llena de chorradas. Dije levemente molesto. Últimamente no dejaba de pensar en esa maldita cartera.

De hecho, Leah se había dado cuenta, pero intentaba evitar cualquier conversación relacionada con el tema.

-Pero da igual, ahora ya dejo de pensar en ello. Mentí.

-Y eso lo tienes superado, ¿no? Mencionó Harry con algo de sarcasmo.

-Totalmente. Contesté para luego lanzar otra piedra con todas mis fuerzas, la cual alcanzó una distancia considerable. Consiguiendo así sorprender a mi amigo.

-¡Buen brazo!

-Es la muñeca, eso es todo. Le comenté, restando importancia. -Tú también podrías hacerlo si la fortalecieras.

-Sí, claro... Murmuró. -Estarás de acuerdo en que todo es un poco de locos, por aquí: Lagartos gigantes, hombres araña, mujeres heladas,

-Solo un "hombre araña" y solo una "mujer helada". O quizás es al contrario, no lo sabemos con, con seguridad. Repuse.

-Lo que sean. Van con licra y rescatan a gatitos de los árboles... Estoy impresionado.

Me agaché para seleccionar algunas piedras. -Yo creo que a la gente les dan esperanzas.

-¿De qué? Cuestionó Harry.

-De que al final puede que todo salga bien. Le contesté pensativo.

-Ya... ojalá pudiera tener tiempo de ver ese final. Sus palabras me dejaron algo desconcertado, más no quise preguntar por el momento.

MIRADAS [THE AMAZING SPIDER-MAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora