CAPÍTULO 18

218 21 0
                                    

Narra Peter

Estaba molesto, confuso, preocupado... en verdad, ni siquiera sabía realmente como estaba. Acababa de descubrir que todo lo que suponía de mis padres era mentira.

Habían huido, me habían abandonado y todo por el estúpido dinero.

Tiré todo el mapa conceptual que había creado en la pared de mi habitación furioso, me puse el traje y me dirigí a la casa de Harry.

Debía solucionar esto cuanto antes.

Al entrar al amplio salón, me encontré con un Harry dormido y rodeado de botellas vacías de whisky.

-Señor Osborn, arriba. Dije provocando que se despertara a la par que yo bajaba del techo. -Creo que me estaba buscando

Harry creó una sonrisa en su rostro al instante de verme. -No puedo creer lo que veo... Spider-Man... Justo el hombre que quería ver. Mencionó sentándose a mi lado.

-¿Ha, ha hablado con Peter? Me preguntó sirviéndose otra copa del licor.

-Sí. Le afirmé cabizbajo. -Quiero ayudarle, señor Osborn, de verdad, de verdad que sí. Pero no puedo darme mi sangre, ahora mismo no.

Su expresión se volvió mucho más sombría desde aquel momento.

-¿Cómo dice?

-Es muy peligroso. Si nuestra sangre es incompatible, podría morir. Intenté hacerle entender.

-Me estoy muriendo cada día. Repuso. -Su sangre no puede hacerme morir más.

Esto me estaba constando más de lo que imaginaba. -Podría hacer algo peor.

-De acuerdo, de acuerdo, ya lo entiendo... ¿Cuánto? Me preguntó.

-¿Cuánto qué?

-Cuanto quiere. Aclaró. -Dígalo, ¿quiere un barco? ¿quiere un avión? ¿quiere dinero? ¡¿Cuánto quiere?!

-No quiero su dinero.

-Vamos, ¡todo el mundo quiere mi dinero! Gritó. Cada vez Harry estaba más molesto.

-Yo no. Dije con voz firme.

-Creía que, que se dedicaba a salvar a las personas. Creía que eso era lo que hacía, salvarle la vida a la gente. Pero a mí me va a dejar morir.

Me levanté con cautela siendo imitado por Harry. -Estoy intentando protegerle. Hablé con un hilo de voz debido al nudo que comenzaba a formarse en mi garganta.

-No, no, no. No es verdad. Intenta protegerse a sí mismo. Repuso. -Yo me muero, mi prima, la única familia que me queda, también se muere. Y se niega a ayudarnos.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. -¿A qué se refiere con eso? ¿Leah, está, está enferma?

-¿La conoce? Quiso saber Harry extrañado.

-No, no realmente. Dije con nerviosismo. -Parker, Parker me habló de ella y hace un par de días ambos salisteis en, en las noticias...

-Ah, es cierto... Ella, ella nació con una patología, un problema cardíaco. Le dijeron que se había curado, pero no es así. Su enfermedad se ha extendido a su sistema nervioso. Ninguno de los dos sabemos cuanto tiempo nos queda.

No, no, no. Leah, Leah, simplemente, no podía...

El aumento de sus pesadillas y síntomas, su paralización durante el ataque, sus latidos descontrolados...

¿Ella lo sabía?

¿Por qué no me lo dijo?

¿Cuánto tiempo llevaba ocultándolo?

Toda esa información rebotaba en mi cabeza, impidiéndome pensar con claridad.

Intenté dejar todo eso a un lado para calmar a Harry.

-Necesitamos, necesitamos algo más de tiempo para averiguar si...

-¡Tiempo es lo que yo no tengo! Exclamó Harry, interrumpiéndome y lanzando el vaso de cristal contra el suelo. Provocando que se rompiera en pequeños y cortantes fragmentos, los cuales rebotaron y le golpearon en el rostro.

No podía soportarle verle así: dolido, enfermo, furioso...

-Lo siento. Murmuré antes de salir por la ventana.

No paraba de repetir la conversación en mi mente. No solo iba a perder a mi mejor amigo, sino también a Leah. Y no podía hacer nada, absolutamente nada.

La ira y la frustración se instalaron en mi pecho de una manera agobiante.

De alguna forma, acabé en el apartamento de Leah. Ella no estaba, así que me colé por la escalera de incendios.

El apartamento era un caos. Había cristales, papeles y restos de hielo y escarcha por todas partes. El ambiente del lugar era completamente gélido.

Entre estos papales del suelo, encontré un expediente médico, era de Leah.

Este contenía todos los informes sobre su enfermedad, una enfermedad aparentemente incurable y letal.

Me senté en el sofá y pasé mis manos por mi rostro frustrado y molesto, esperando a que Leah regresara.

MIRADAS [THE AMAZING SPIDER-MAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora