CAPÍTULO 5

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Narra Leah.

Por desgracia, no todos opinaban lo mismo que el pequeño Jorge.

A la par que nos enfrentábamos todos los días a todo tipo de crímenes y accidentes, la prensa comenzaba un fuerte debate mediático sobre nuestro papel en la ciudad.

Se inventaron teorías de todo tipo. No desisten en dejarnos como los enemigos de la policía, incluso, algunos nos consideran como otros delincuentes más, como una amenaza...

-Todo esto comienza a ser realmente agotador... Murmuró Peter leyendo el periódico , el cual no nos dejaba muy favorables, para luego estornudar. Llevaba así toda la noche.

-Sí... Sobretodo si estás resfriado. Mencioné sentándome a su lado en la cama de mi habitación con dos tazas de chocolate caliente en las manos que dejé en la mesilla de noche, al lado de la fotografía que teníamos juntos de nuestra graduación. Hizo el amago de levantarse pero puse una mano en su brazo para impedírselo. -Hey, calma, arañita.

-Aún no entiendo como no estás igual que yo después de que nos hayamos caído al agua desde lo alto del puente de Brooklyn en pleno invierno. Me dijo cuando le volví a tapar con la manta grisácea.

-Beneficios de que tengas una anomalía genética que soporte el frío extremo. Esto se va a la basura. Señalé agarrando el periódico. -Solamente quieren más lectores. Lo importante es que la gente a la que ayudamos si nos quiere en la ciudad y nos apoya afirmando que somos un bien necesario.

-En eso tiene toda la razón, señorita Anderson. Murmuró antes de estornudar de nuevo causando mi risa.

Me levanté para tirar aquel periódico. Luego, dejé un beso en su frente y me tumbé a su lado con mi cabeza apoyada en su pecho y su brazo rodeándome la cintura.



Las semanas fueron trascurriendo, pero el debate mediático no parecía que fuera a finalizar por el momento.

Unos golpes en la puerta nos despertaron de repente:

-¡Peter, cielo! ¿Puedo pasar? Era May, intentando abrir la puerta. Nosotros dos estábamos tumbados y somnolientos encima de la cama de Peter.

Al mero instante de oír esas palabras, nos miramos de lo más alarmados y nos levantamos inmediatamente. Debimos de habernos quedado dormidos tras el incendio que hubo durante la noche.

-Ehh... ¡No! Exclamó el castaño.

-Peter... el examen final empieza a las nueve y prometiste que me llevarías el coche al taller...

-¡Dame un segundo, tía May!

Ambos seguíamos vestidos con nuestros trajes y estábamos cubiertos de ceniza. Agarré algo de ropa que tenía en casa de Peter de la noche anterior y una de sus sudaderas de un color verde oscuro antes de ir corriendo al baño para esconderme y poder cambiarme.

En un intento de quitarse el traje a toda prisa, pude oír como Peter le daba sin querer al mecanismo del pestillo y su tía abría la puerta de la habitación en consecuencia.

-¿Estás bien? Oí como le preguntaba tía May.

-Sí... es solo que ahora mismo estoy muy, muy desnudo... Se inventó causando que llevara la mano a mi boca para evitar reírme.

-¿Qué te ha pasado en la cara? Está asquerosa. Volvió a preguntar su tía.

-Ah sí, sí... he... limpiado la chimenea.

-No tenemos chimenea. Contestó Tía May extrañada.

-¡¿Qué?! Exclamó Peter, intentando parecer sorprendido.

-¡Llegas tarde!

-¡Lo sé, llego tarde!

-¡Levántate!

-Pero...

-¡Ya!

-Puedes, puedes cerrar la puerta, por qué...

-Ya me voy, ya me voy... ¡Ah! Y no creas que no sé que Leah está en el baño. Señaló. -Ni se os ocurra iros sin desayunar.

-Buenos días, te quiero.

-Y yo ¡Date prisa!

Una vez cerró la puerta de la habitación, salí del baño riendo a carcajadas.

-Deja de reírte. Advirtió Peter, tirándome un cojín y uniéndose a mi risa.

-¿No has pensado en dedicarte a la improvisación? Le pregunté entre risas recibiendo otro cojín más que logré esquivar.

MIRADAS [THE AMAZING SPIDER-MAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora