Primer capítulo "El diario"

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Era una mañana de domingo, tres suaves rayitos de sol por la ventana entraban y finalmente pegaban en mi rostro despertándome del sueño en el que estaba, me levanté, estiré mi cuerpo y tallé mis ojos para aclarar la vista, en ese momento escuché a mi madre que me llamaba desde la cocina.

Hijo, baja a desayunar.

Al escucharla bajé rápidamente, llegué a la cocina y ví a mi madre que ponía un plato con comida sobre la mesa, me senté en la silla frente al plato cuando mi madre dijo:

¿Cómo amaneció mi niño?

Bien má, aunque un poco adolorido del cuerpo, creo que dormí mal. Contesté a su pregunta.

Ay hijo qué mal, más tarde veamos qué podemos hacer para solucionar eso, por el momento me tengo que ir al trabajo y tú a tu terapia de psicología.

Como ya leyeron, sí, voy a terapias de psicología para poder superar la muerte de mi padre, quien falleció en un accidente automovilístico, es algo que aún no he podido olvidar y pienso que no importa cuantas terapias tenga, jamás éste dolor se irá de mi ser, pero frente a los ojos de mi madre actuó como sí ya lo he superado, me gusta ver como sus ojos brillan de felicidad al ver que ya nada me afecta pero me derrumbo y deseo ya no seguir existiendo cuando ella no ve.

Al terminar mi comida subí a mi habitación para arreglarme y poder empezar un nuevo día.
Me puse un pantalón de mezclilla azúl, una playera roja y mis tenis de siempre, la verdad no me importa qué ponerme, siempre uso lo que sea.

Bajé y ya no se encontraba mi madre, desde que mi padre falleció mi madre trabaja todos los días desde la mañana hasta muy altas horas de la noche por lo que no hay tiempo para platicarle mis problemas, cómo me siento y esas cosas, pero entendido que lo hace para que no me falte nada.
Sentí que como las lágrimas querían escapar de mis ojos al recordar esos malos momentos, rápido limpié las pocas lágrimas que alcanzaron a salir. Apresuradamente tomé las llaves y salí de la casa.

Llegué a la terapia, como siempre la psicóloga, una señora de avanzada edad y muy amable me atendía. Estábamos conversando, debatiendo sobre los problemas que me atormentaban para tratar de llegar a una solución hasta que ella dijo:

Mira Irving, he estado checando y analizando tus problemas y he pensado que el tener un diario puede ser de mucha ayuda.

¿Un diario? Pero yo no sé lo que es eso. Dije sin estar muy convencido con la idea.

Es muy fácil, solo tienes que escribir los acontecimientos que sucedan en tu día a día, así podrás liberarte de una gran carga emocional al desahogarte en el papel.

Bueno, lo intentaré.

Me despedí de ella y salí devuelta a casa, llegué a mi casa, subí a mi recámara, tomé un cuaderno y empecé a escribir.

Hoy empiezo a escribir este diario por que...

La verdad no sabía ni siquiera cómo empezar a sí que mejor guardé el cuaderno, de lo cansado que estaba mis ojos empezaban a pesar, me costaba cada vez más mantenerlos abiertos y en eso es cuando sucumbí al sueño.

Bueno éste es el primer capítulo de mi historia, espero que les haya gustado, éste primer capítulo solo fue como una introducción, el segundo capítulo ya empezará lo mejor, una disculpa por las faltas de ortografía
Los quiero 😁

Enséñame a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora