Capítulo 8 "Terrible noticia"

30 18 0
                                    

Narra Irving:

Ha pasado ya un mes desde aquella “cita” maravillosa, durante ese periodo de tiempo pasaron un sin número de sucesos, trataré de relatar brevemente lo hechos:

Al día siguiera era domingo, lo que quiere decir que tenía que ir a la terapia.
Ése día, milagrosamente mi madre podía llegar un poco más tarde a su trabajo así que me pudo acompañar.

Acabando el desayuno, salimos hacia el lugar. Mientras caminábamos pudimos mantener una pequeña conversación donde pude soltar un poco del veneno que hay en mí y que no me deja avanzar.
Pero lamentablemente tengo que ser muy cuidadoso con las palabras que digo y los movimientos que hago pues no quiero ni imaginarme lo que pasaría sí de mi boca sale el secreto de mi homosexualidad, o peor aún, el secreto de mí enamoramiento con el profesor.
Llegamos, yo entro y mi madre se retira a su trabajo.

Discutíamos demasiados temas la psicóloga y yo, tantos que hacían un torbellino en mi mente y que no me dejaba pensar con claridad.

Oiga, ¿Qué se siente estar enamorado? Pregunté con voz tímida y baja.

¿Es enserio? ¿Estás enamorado de alguien? Has pasado de ser el chico tímido he inocente a uno bastante diferente, vaya que las terapias empiezan a dar frutos en tu vida.
Continuó diciendo:

Puedes llegar a experimentar así como nervios, la llamadas mariposas en el estómago se hacen presentes, la confusión y el estar pensando siempre en esa persona también llega a la mente.
Sensaciones que tarde o temprano toda persona va a sentir.
¿Tú has sentido ésto?

Pues, creo que sí.

Y así, entre muchas sensaciones, sentimientos que hacen ruido en lo más recóndito de mi mente la terapia llega a su fin.

Al regresar a mi casa, entro y en el suelo, al pie de la puerta yacía un sobre, lo levanto con confusión, leí que la mandaba mi abuelo el cual vive en un lejano pueblo, a muchísimos kilómetros de aquí, es absolutamente todo lo que sé de él pues nunca en mi vida me ha tocado convivir con él.
La carta iba dirigida a mi madre, no pude aguantar más la curiosidad y ansiedad que me producía el saber lo que dice, abrí el sobre, saqué la carta que venía en su interior y comencé a leer:

A la Sra. Martha, CDMX

Mi muy querida hija, hace mucho que no sé nada de ti, ni te he escrito, pero hoy me he visto en la necesidad de hacerlo pues ha sucedido un acontecimiento que me obliga a comunicartelo.

Para no dar muchas vueltas en el tema iré directo al grano, tu madre hace algunas semanas ha caído gravemente enferma, pues le han diagnosticado un cáncer maligno, yo quise avisar a toda la familia pero por petición de tu madre me detuve, por lo menos quise decírtelo a ti que eres la más cercana a ella.
Es algo que no quiero decirte pero lo tengo que hacer pues yo solo no puedo con todo el peso, tu madre a muerto.

Su enfermedad se complicó aún más y ahora ya está descansando en paz.

Esa es la primera razón por la que te escribo, la segunda es que te quiero proponer algo, tú me has dicho que desde que falleció tu esposo las cosas en tu vida se han puesto difíciles, tienes que trabajar todo el día para poder mantener a Irving y siempre te has preocupado por su futuro, teniendo eso en mente, te propongo que Irving se venga a vivir conmigo a mi casa, piénsalo, nos beneficiamos los dos, tú ya no tendrás que preocuparte nunca más por sus estudios o por sí come o no y yo no estaré solo.
Además, mi nieto nesesita a una figura paterna y quién mejor persona para dársela que yo.
Estaré esperando tu respuesta, te escribe tu padre que tanto te ama.

José Ramírez.

Estaba aterrado, quiere que me vaya a vivir con él, sí mi madre acepta me van a alejar de la persona que amo demasiado, sin pensarlo dos veces rompí aquella carta y la tiré a la basura.

Después de un día largo y cansado, llegó mi madre, yo no la escuché cuando llegó pues yo me encontraba arriba en mi habitación dormido.

Unos sollozos que provenían de abajo en la sala que me despertaron, sin dudarlo bajé y encontré a mi madre con el alma hecha pedazos y aquella maldita carta en sus manos, no sé cómo hizo para poder reconstruirla, yo me acerqué y la abracé para reconfortarla un poco.

Después de la cena, mi madre tomó una maleta llenándola de ropa y llendose esa misma noche hacia el pueblo en tren dejándome solo tres semanas.

El día de su regreso, el 9 de marzo, mi madre era otra, su semblante era diferente y dormía hasta altas horas de la noche, pero algo muy extraño pasó, después de un corto periodo de tiempo, curiosamente mi madre ya sonreía más.
Me sentía tan feliz pues no me gusta ver a mi madre así como estaba, pero también noté que salía durante las noches y regresaba hasta las doce, una o hasta tres de la madrugada, yo al cuestionarla por qué salía, ella se ponía nerviosa y decía que solo eran juntas importantes de su trabajo, pero la conozco y sé que eso no es verdad, yo creo que salía a pasear, no me importa lo que haga con tal de verla feliz.

Y en cuanto a mi amor por el profesor de matemáticas todo sigue igual, él me sigue tratando igual, como un alumno más y yo soñando con el día que me confiese que también me quiere.
Pero, cada día que pasa voy perdiendo la fé de que algún día podamos querernos.

Mi alma se quebra en mil pedazos con tan solo ese maldito pensamiento que me atormenta todas las noches y que lloro cuando nadie se da cuenta.
Los ojos comienzan a inundarse de lágrimas y el corazón comienza a sentirse débil y derrotado, simplemente ya no quiere seguir luchando en ésta batalla de amor.
Haciéndome undir más mi mente en éste oscuro y sin fondo abismo llamado depresión.

Enséñame a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora