Narra Emilio:
Le había dejado aquella pequeña nota en su mochila, confesándole lo mucho que me gusta, me pregunto cómo habrá reaccionado al leerla, espero que no se haya enojado o que piense que soy un acosador, pero nada de eso es verdad, lo único que quiero es que esté a mi lado para quererlo y amarlo toda la vida.
Me despertaba aquella mañana de jueves, después de un sueño del que no descansé muy bien por estar pensando tanto, pero ese no es un problema, pues apesar de no haber dormido bien me levanto con alegría por que sé que llegando al trabajo hay alguien que me alegra el día, y ese alguien es Irving.
Narra Irving:
Iba llegando a la escuela, volteaba hacia todas partes para confirmar sí no hay alguna persona mirándome pero no había nadie, entré al salón, la primera clase es inglés, la maestra de inglés es una de las más estrictas que hay y a mí desgraciadamente no se me da bien el idioma así que tengo problemas con ella, empezando el día con un problema.
Cuando llegué ya había comenzado la clase, me quedé quieto en la entrada del salón, toqué la puerta y dije:
¿puedo pasar?
Pase. Dijo con un tono de voz fuerte.
Disculpe, se me hizo un poco tarde.
Pues levantese más temprano.
Todos en ese momento comenzaron a reírse y yo solo me senté apenado, saqué papel y lápiz y traté de poner atención cosa que no logré pues mi mente estaba tratando de adivinar quién podría haber puesto eso en mi mochila.
Me perdí totalmente en mis pensamientos, solo miraba hacia la nada, cosa que notó la maestra y me dijo:¡Joven Irving, ponga atención! Dijo con tono de voz enojado.
Sí, sí maestra perdón. Contesté algo asustado.
¿En qué tanto piensa?
No, en nada.
Pasaban las clases hasta que llegó el receso, me acerque a Álex y le dije:
Oye Álex, tengo algo que decirte.
Después me lo dices, es que tengo algo que hacer. Y sin más que decir se fue corriendo.
Yo me quedé confundido, me senté en una banca para comer mi desayuno, un poco triste por la reacción de Álex.
Ya había acabado de desayunar, no tenía nada que hacer así que decidí irme al salón a esperar la siguiente clase que es matemáticas.Al entrar miré que ya había llegado el profe, cuando lo ví sentí un poco de nervios en el estómago, solo entré y me senté.
Narra Emilio:
Ví entrar a Irving con una expresión de tristeza en su rostro. Me pregunté, ¿Qué le habrá pasado? Decidí empezar a hablarle.
Hola peque, ¿Cómo estás?
Bien profe. Respondió con vergüenza.
¿Estás seguro? Te noto un poco triste. Se lo dije con un tono de voz amable.
Sí profe, estoy seguro.
Bueno, recuerda que sí tienes algún problema puedes contarmelo y te puede apoyar en todo lo que se pueda, yo, yo te quiero mucho. Dije con algo de pena y acercándome a él un cálido abrazo, uno de esos abrazos que una persona nesesita en un momento de acongojo y hace transformar nuestro estado de ánimo.
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Enséñame a amar
RomanceIrving, un chico de dieciséis años, introvertido, serio y depresivo empieza a florecer en él el sentimiento romántico al ver a la persona equivocada, o tal vez no. Una historia llena de sorpresas, dolor, traiciones y finalmente después de la tempest...