32|Dolía tanto, que dejé de sentir.

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Dos semanas. Dos semanas habían pasado desde que decidí un plan. Dos semanas desde que comencé a hablar a diario con Enzo por teléfono a escondidas. Dos semanas desde que poco a poco fuimos viéndonos en persona. Dos semanas actuando delante suya con una sonrisa y una actitud completamente falsa. Tenía que reírme de sus bromas cuando quería matarlo lentamente. Tenía que asegurarle que comprendía lo que había hecho cuando realmente quería hacerlo pagar por todo.

No me quedaba otra, tenía que acercarme a él, tenía que conseguir ganarme su confianza y entrar en su casa para buscar ese contrato que había firmado con mi tío. Era la prueba que debía presentar para denunciarlos. Era mi carta de libertad.

Estaba en el mejor momento de mi vida gracias a Carl y a sus hermanos y aún así, me sentía presa. Encerrada en una pesadilla que cada vez acechaba más con alcanzarme. No podía dejar que me atrapara.

Estaba asustada, mucho. Sabía que para acercarme a Enzo, debía mentirle a Carl. Debía hacer que Carl se creyera que de verdad lo había perdonado, debía alejarlo de mí. Era la única forma. Acercarme a Enzo suponía alejarme de él y estaba muerta de miedo. No quería hacerlo, pero no me quedaba otra. Si le contaba mi plan a Carl, no me dejaría llevarlo a cabo, me esposaría a cualquier sitio con tal de que no fuera a buscarlo.

Suponía también renunciar al cuerpo de policía y no estaba segura si volverían a readmitirme después de que consiguiera mi propósito, pero jamás podría ser policía estando encerrada.

Aquella mañana me desperté junto a Carl como siempre. Sus ojos cerrados, sus mejillas algo coloradas y su pelo despeinado me hicieron suspirar como una quinceañera enamorada. No tenía quince años, pero estaba enamorada de él, y mucho.

Me dolía el corazón solo de pensar que debía alejarlo de mí, que debía romper el suyo para que me dejara ir. Me sentía la peor persona del mundo, pero necesitaba hacer esto, no había otra opción.

Deseaba con todas mis fuerzas que cuando todo pasase, él lo entendiera, porque corría con el riego de que no quiera volver a saber nada de mí y eso sería peor que pasar el resto de mi vida encerrada. ¿Me quedaba a su lado esperando a ser encerrada, separándome así de él para siempre o me separa ahora de él para ser libre el resto de mi vida y rezaba para que me perdonase y lo entendiese? ¿Qué opciones tenía? Las dos parecían conducir a un mismo camino. Debía tomar uno y debía intentarlo.

—Te quiero mucho. Te quiero más que a nadie en el mundo. Por favor, perdóname —susurré mientras sentía las lágrimas resbalar por mis mejillas. Posé mis labios sobre su mejilla para depositarle un beso.

Eran las cuatro de la mañana, iba a irme. Iba a llamar a Enzo para decirle que me había peleado con Carl porque me había dado cuenta de que no sentía por él lo que debía sentir. Iba a lanzarle indirectas para que creyese que mis sentimientos eran recíprocos a los suyos. Si intentaba besarme o hacerme algo, me haría la dolida, le pediría tiempo. Si de verdad estaba tan enamorado de mí como me aseguraba, me acogerá en su casa, sino, todo habrá sido en vano.

Sin hacer ruido, agarré mi mochila y metí toda la ropa que pude. Debbie no estaba en la habitación, la escuché con Franny en el baño. La pequeña estaba enferma, así que debía sacar la ropa del armario con rapidez. Menos mal que no estaban, sino me tendría que ir sin ropa. Absorbí por la nariz, intentando no hacer ruido. Apenas venía nada debido a las lágrimas agrupadas en mis ojos, todo estaba borroso. El corazón me martilleaba en el pecho y las manos me temblaban como si acabase de cometer un crimen. Lo mismo estaba cometiendo un crimen al irme de aquella manera, no lo sabía. Me sentía perdida, desorientada, desolada.

Salí de la casa de los Gallagher, agradeciendo no haberme topado con nadie. En el momento en el que crucé la puerta del jardín, en el momento en el que mis pies pisaron la acera, caí de rodillas al suelo. Me rompí en llanto, me odié y aguanté las ganas de gritar por la rabia.

PERDIDOS || Carl Gallagher (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora