35|Winter.

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   —Carl...
   —Un momento, pecas... van a tirar el penalti...
   Se inclinó hacia delante, expectante al tiro a portería que debía efectuar un jugador de fútbol.
    El corazón me latía en la garganta. Estaba nerviosa, muy nerviosa.
    —Carl... es importante.
    —Sí, lo sé, mis hermanos vienen a cenar y tenemos que prepararlo todo. No te preocupes, me pondré manos a la obra en cuanto termine.
   —No es eso...
   Nos habíamos comprado una casa con el dinero de mi tío y, además, le di bastante dinero a cada Gallagher, a Kev y Vero por ayudarme cuando llegué y a mi hermano y Leyre. También a Kayla. Ninguno quiso aceptarlo, pero no les dejé otra opción.
   Habíamos montado un restaurante con Vero y Kev, así que el dinero que conseguí gracias al juicio, seguía incrementando, pues no quería gastarlo a lo loco, sino invertir para seguir generando. Carl y yo seguíamos trabajando en la policía de Chicago.
   —Vamos... lánzalo a la derecha...
   —Carl...
   —¡Vamos!
   —Carl, por favor, escúchame...
   —¡Goooool! —exclamó, poniéndose en pie de un salto.
   —¡Carl, tengo un retraso!
   Se giró a mirarme, muy confundido.
   —¿Qué?
   —Tengo un retraso... de dos semanas...
   Caminó hacia mí, atónito. No entendía nada.
   —¿Estás segura?
   —Lo estoy... me he hecho la prueba y ha dado positivo.
   —¿Positivo? ¿Estás segura? Eso es imposible. Es cien por ciento imposible.
   —No lo es.
   —No me lo creo.
   —Yo tampoco y...
   —Quiero que sepas que no me creo que la prueba esa de que si tienes un retraso sea fiable, porque no lo eres.
   Fruncí el ceño, confundida.
   —¿Qué? ¿De qué hablas?
   —Que tú no eres eso... retrasada.
   —Espera, ¿qué? —Pestañeé sin entender nada, anonadada—. ¿Me estás tomando el pelo?
   —No, pero si crees que es verdad, quiero que sepas que yo te seguiré queriendo igual.
   —¡Oh, por Dios! ¿Crees que hablo de retraso mental? ¿Crees que te estoy diciendo que soy retrasada? Madre mía Carl...
    —¿No es eso?
    —¡Claro que no, idiota! ¿Cómo puedes pensar eso?
   —Sé más clara, entonces. Claro que no pensaba que eras retrasada, pero no sabía a lo que te referías.
   —¡Me refiero a que tengo un retraso porque estoy embarazada! ¡Un retraso en mi periodo!
   —¿¡Qué!? —Se acercó más a mí, en alerta—. ¿Es una broma? ¿Me estás tomando el pelo?
   —No... —Le enseñé el test positivo de embarazo—. No te enfades si...
   —¿Enfadarme? —Sus ojos se cristalizaron y la sonrisa de oreja a oreja en su rostro hizo que el corazón me diera un vuelco, aliviado—. ¡Vamos a ser padres! Bueno... si quieres. ¿Quieres tenerlo? ¿Quieres...?
   —Sí que quiero... ¿tú quieres?
   —¿Qué si quiero tener un bebé con el amor de mi vida? ¡Claro que sí!
   Me abrazó y me levantó del suelo, dándole vueltas mientras reía de alegría. Cuando mis pies rozaron el suelo, sus labios se unieron a los míos y me sentí la persona más afortunada del mundo.
   Aquella noche, la familia se reunió en nuestra cocina.
   —Chicos... quiero que sepáis que Franny y Freddie van a tener un nuevo primo... vais a volver a ser tíos —anunció Carl, con una sonrisa.
   —¿¡Qué!? —exclamaron todos a la vez.
   Reí, asintiendo.
   —¿Estás embarazada? —me preguntó Fiona, llevándose la mano a la boca, emocionada, llorando—. ¡Madre mía, enhorabuena, papás!
   Se levantó para abrazarnos a los dos.
   —¡Va a ser el bebé más bonito o bonita del mundo! —exclamó Debbie, dando palmaditas.
   —Me encantará contarle cómo os corté el rollo veinte veces cuando queríais comeros la boca —bromeó Mickey, riéndose.
   —Hijo de puta... no sabes las ganas que tenía de matarte en esos momentos —aseguró Carl.
   —Yo también, no fallaba una —respondí.
   —Enhorabuena, vais a ser unos padres geniales —aseguró Ian.
   —Y nos tendréis a nosotros si necesitáis ayuda —dijo Lip.
   —Otro Gallagher más en el mundo... somos una raza inmortal —bromeó Liam. Reímos.
   —¿Otro Gallagher? —preguntó Frank, entrando por la puerta.
   —Lo invité yo —les dije a todos, antes de que preguntaran qué hacía aquí.
   —¡La tía Mar está embarazada! —exclamó Franny—. ¡Tiene un bebé en la barriga!
   —¿Qué? ¡Eso es una buena noticia! ¡Celebremos con whiskey! ¡Que ronden los chupitos!
   —¿No les das la enhorabuena? —preguntó Fiona, rodando los ojos.
   —Sí, sí, enhorabuena. ¿Y el whisky?
    Reímos. También le había dado dinero a Frank, aunque no directamente. Le pagué las deudas y le compré ropa y cosas que necesitaba, aunque me gané su amor incondicional cuando le dije que podría tomar la cerveza gratis en nuestro restaurante, siempre y cuando se comprometiera a recoger a los niños del colegio cuando Debbie y Lip no pudiera, y le echase una mano a Kev de vez en cuando. Aceptó encantado y lo estaba haciendo todo, sorprendentemente bien. A Frank lo movía la cerveza, era su verdadero amor.
   Meses más tarde, descubrimos que sería una niña: Winter Gallagher Duarte.
   Carl besaba mi barriga cada vez que podía, decía que poner la mano sobre ella y sentir a Winter dar patadas, era su sensación favorita.
   Mi sensación favorita era sentir el cariño que nos tenía a mí y a nuestra hija, y eso que ni siquiera había nacido.
   Iba a ser un padre genial, el mejor. Qué suerte había tenido en encontrarlo, qué suerte tuve aquel día. Volvería a encerrarme entre rejas para volver a conocerlo.
  

PERDIDOS || Carl Gallagher (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora