31|No me iré jamás.

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—¡Uno! —exclamé mientras le daba la vuelta a la carta y daba palmaditas de alegría.

—Estás haciendo trampas, es imposible que seas tan malditamente buena. —Car se quejó, frunciendo el ceño.

—Lanza y no pongas excusas. Simplemente soy la mejor.

—Pienso terminar nuestra relación después de esta noche.

Carl tiró su penúltima carta, yo lancé la mía. ¡Había ganado!

—¡Chúpate esa! —exclamé inclinándome hacia él con tono burlón.

—Chúpame tú esta —bromeó mientras se llevaba su mano a sus pantalones.

—Que te den, idiota —dije riendo.

—Te he dejado ganar.

—Ya quisieras..., pero estás muy mono cuando te enfadas.

Carl fingió una mueca de asco, yo a consecuencia de eso, reí y me incliné todavía más para besarlo. Él me siguió el beso, estaba sentado y yo de rodillas sobre aquella manta de picnic. Solo se escuchaba el chapoteo de los patos en el agua y la luz de la luna era la única que reflejaba su brillo sobre ambos junto a una farola. La noche estaba siendo mágica. Nuestra primera cita estaba siendo maravillosa.

—Te quiero —dije, rozando su nariz con la mía—. Te quiero mucho.

—Yo te quiero más —aseguró con los ojos cerrados, apoyando su frente con la mía—. Te amo.

—Entonces admite que soy la mejor al Uno —bromeé, logrando que él abriese los ojos y sonriese.

—No tengo que admitir eso, pecas —dijo, depositando un leve beso sobre mis labios y volviendo a unir nuestras frentes—. Eres la mejor en absolutamente todo.

Sonreí como una viva al sentir que el corazón se me derretía por sus palabras.

—Tú si que eres lo mejor del mundo. Lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Exagerada.

—Jamás —dije firme—. Cada segundo que paso contigo lo compruebo. Pase el tiempo que pase y pase lo que pase, siempre sabré con total certeza que eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Entonces prométeme que vas a quedarte siempre conmigo, que no te irás.

—¿Por qué me iría?

—Porque todos los que aseguran quererme, al final se acaban yendo.

Sabía que lo decía por su madre y Frank. Era cierto que Carl y los chicos aseguraban pasar de ambos y entendía que no quisieran saber nada de ellos, pero les ocurría lo mismo que a mí, siempre tendrían la espinita clavada del por qué fueron de aquella manera. Me ocurría lo mismo con mi madre, ¿por qué no me quiso nunca? ¿Hice algo mal? ¿Por qué solo quería utilizarme? Sabía que Carl y sus hermanos se habían preguntado lo mismo al menos un par de veces.

—Yo no me iré jamás, Carl —aseguré sin dudarlo ni un segundo. Él miró hacia abajo, hacia sus manos con un gesto de tristeza, así que agarré su cara con ambas manos, obligándole a levantar la mirada hacia mis ojos—. Quien asegura quererte y se va, es porque no lo hace realmente y no te merece, Carl. No tienes la culpa de nada y créeme, los que pierden son ellos. Todo el mundo debería tener a una persona como tú a su lado.

Carl sonrió un poco, logrando que yo sonriese nuevamente. Luego volví a besarlo y en ese momento, sentí sus dedos apretando mis costillas para hacerme cosquillas.

—¡No! ¡No empieces! —exclamé nerviosa mientras me separaba de él.

—¿Sigues queriéndome ahora? —preguntó entre risas mientras seguía haciéndome cosquillas.

PERDIDOS || Carl Gallagher (Shameless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora