Éxtasis // VMIN

Capítulo 27: Jealousy, Jealousy

Jimin sabía que tenía ciertos problemas respecto a su confianza e inseguridad, probablemente desencadenados por sus traumas a comienzos de su adolescencia. No lo sabía con certeza, pero sí sabía que todo aquello había provocado que fuera una persona algo celosa. Estaba consciente, también, que no era sano tener tal sentimiento de sobreprotección con las personas cercanas a él, ya sea con sus amistades o parejas, pero a veces simplemente no podía evitarlo.

Con Taehyung siempre había sido más sencillo ocultar todas aquellas inseguridades, pues su atención siempre estaba puesta de alguna forma sobre él. Se sentía tan querido siempre, que veía difícil perderlo, ya que, ante sus ojos, Taehyung era una contaste.

Sin embargo, después de aquella llamada, su seguridad no estaba tan sólida. Bastaron siete palabras para desquebrajarla hasta casi derrumbarla.

—Iré a dejar a Wheein al paradero—dijo el otro detrás de la línea, provocando que se formara un revoltijo en su estómago y que su pecho se sintiera gélido. No contestó de inmediato. No sabía exactamente qué decir, por lo que Taehyung tuvo que volver a hablar para sacarle las palabras y despertarlo de su especie de ensoñación—. ¿Jimin? ¿Estás ahí?

—¿Ah? —dijo y al darse cuenta de su silencio, quiso golpear su frente contra la pared— Sí, estoy aquí. Está bien, Tae. Te espero.

Tiró su teléfono sobre la cama una vez que la llamada terminó y llevó un dedo a su boca. ¿Hacía bien en dudar? Era Taehyung, después de todo. El chico expulsaba corazones de sus ojos cada vez que lo veía y escuchaba. Su amor por él era tan desbordante y grande, que había que ser ciego como para no notarlo. Jimin eso lo sabía, ¿pero era suficiente?

¿Ese amor que tanto le profesaba era suficiente como para no engañarlo?

Wheein era preciosa, eso no se podía negar y, además, ellos tuvieron algo. Jimin sabía, oh claro que sabía, que donde fuego hubo cenizas quedan y algo en él no podía dejar de decirle que aquel fuego seguía más vivo del que quería creer.

¿Tenía pruebas? No, pero le bastaba aquella voz tortuosa murmurándole demasiado fuerte en su cabeza que la situación era así y aunque no le gustara, él no podía hacer nada, puesto que, además de que Taehyung era libre de hacer lo que quisiera, ellos tampoco eran algo como para poder recriminarle.

La situación era así por mucho que le doliera.

Soltó un suspiro y dejando todos aquellos pensamientos quizás algo bastante desalentadores y exagerados detrás, decidió salir de su habitación en busca de algo que comer para así de una vez por todas comenzar a arreglarse un poco.

—Mamá —dijo el chico llamando la atención de la mujer que leía algo con suma atención en la pantalla de su portátil—, ¿cómo sabes que alguien te está engañando?

—No lo sé. A veces porque algo dentro de ti simplemente te lo dice y otras veces ni siquiera te enteras —contestó después de tomarse unos segundos para pensar—. ¿Por qué? ¿Algo de lo que me deba enterar?

—No exactamente —mordió su labio después de decir y soltó un suspiro—. Es que Taehyung es amigo y compañero en las reuniones de adicción con una chica con la que tuvo algo tiempo atrás. No tuvieron algo precisamente serio, pero existió una especie de relación y no puedo dejar de pensar en que ellos aún sientan algo por el otro.

—¿Dudas de Taehyung? —inquirió la mujer achicando sus ojos y Jimin no pudo evitar bufar por lo ridícula que sonaba incluso para él aquella pregunta.

Porque tanta duda era, en cierta parte, ridícula.

—Ay, mamá, no lo sé —sus manos cubrieron su rostro y un grito lleno de frustración se atascó en su garganta—. Es que, sé que no tiene sentido, pero no puedo evitar sentirme así. ¿Qué hago?